Víctimas de prostitución
Un estudio revela el "ciclo de la crueldad" en el que viven las niñas y adolescentes en situación de calle en las principales ciudades de Bolivia, que escapan de familias disfuncionales y pasan a las calles a ser captadas por proxenetas y se convierten en víctimas de violencia sexual comercial.
Un estudio revela el "ciclo de la crueldad" en el que viven las niñas y adolescentes en situación de calle en las principales ciudades de Bolivia, que escapan de familias disfuncionales y pasan a las calles a ser captadas por proxenetas y se convierten en víctimas de violencia sexual comercial.
El estudio "violencia sexual y violencia sexual comercial en contra de niñas y adolescentes mujeres en situación de calle" fue realizado por las investigadoras Gladys Quisbert y María Soledad Fernández para la Asociación de Ayuda y Apoyo a Niños y Adolescentes en y de la Calle Maya, Paya, Kimsa en el que realizaron 18 entrevistas a niñas y adolescentes de la calle en 2022.
La investigación se realizó en las ciudades de La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz, utilizando un "enfoque feminista", manifestó a EFE Quisbert.
El estudio evidenció "el ciclo de la crueldad" en el que viven las menores. Muchas escapan o deciden irse de sus hogares donde sufren de violencia, abuso sexual, ausencia de alguno de los padres o que están vinculados al alcoholismo o algún tipo de droga, el abandono, entre otras causas, comentó a EFE Fernández.
Las menores ven la calle como una opción de vida en el que encuentran a otras mujeres e incluso adolescentes que les ofrecen comida y refugio, por lo que establecen una relación de amistad, luego de obtener su confianza, usualmente en menos de un mes, las jóvenes ya ingresan a la dinámica de la violencia sexual comercial "haciendo pieza", como ellas lo llaman, explicó Fernández.
Los victimarios
Las adolescentes pasan por situaciones con los victimarios, que son los clientes. Los diferencian como los "malos", que son los que les obligan a hacer cosas que ellas no quieren, que las golpean o que no se niegan a utilizar condón, y los "buenos", que son los que se van rápido.
"Dentro de esta forma de clasificación se esconde una naturalización de la violencia" para "ellas no es el victimizador, es el cliente porque tienen que sobrevivir en el mundo de la calle", expresó Quisbert.
La mayoría de los clientes son hombres mayores de 40 años que usualmente son parte del mercado informal, es decir son vendedores de ropa, transportistas, entre otros.
"Hemos visto que los que buscan a las chicas son los albañiles, taxistas, chóferes de micros, que antes de retirarse a su casa pasan por ahí", señala uno de los testimonios con una de las víctimas entrevistadas para el estudio.
Las adolescentes están expuestas a enfermedades de transmisión sexual, problemas físicos, también crean una dependencia a las drogas y el alcohol, que tienen efectos psicosociales que deterioran su autoestima.
Cuando las niñas y adolescentes ya ingresan a ese mundo, en algún punto ellas mismas se vuelven captoras de otras mujeres más jóvenes a las que de igual manera les ofrecen comida y refugio para que sean parte de esa "dinámica".
Las investigadoras recomiendan que a partir de este estudio se pueda realizar un censo de la población en situación de calle, ya que el último fue realizado en 2014, además que se cuente con datos actualizados para que se genere un trabajo en conjunto.
Asimismo, que se comprenda que la violencia que viven estas adolescentes inicia en sus casas, por lo que la solución no es la reintegración familiar, como en algunas ocasiones se hace, comentaron las investigadoras.
De acuerdo al último censo que se realizó en 2014, la niñez en situación de calle representa el 31,6 % del total de la población en la misma condición •