El “Acta de los doctores”

Si revisamos los alzamientos que se produjeron en Sudamérica entre 1808 y 1812 encontraremos un denominador común: en todos se reivindicaba el nombre del rey español Fernando VII.

Página 425 del boletín en el que se puede leer los nombres de los doctores.

Página 425 del boletín en el que se puede leer los nombres de los doctores. Foto: ABNB

Página 426 del boletín en el que se puede leer los nombres de los doctores.

Página 426 del boletín en el que se puede leer los nombres de los doctores. Foto: ABNB


    Juan José Toro Montoya
    Ecos / 29/05/2023 01:38

    Si revisamos los alzamientos que se produjeron en Sudamérica entre 1808 y 1812 encontraremos un denominador común: en todos se reivindicaba el nombre del rey español Fernando VII. A partir de ahí, basándose solo en las apariencias, cualquiera diría que esas sublevaciones no buscaban la libertad; sin embargo, lo que no dicen los documentos puede leerse en los hechos de esos años, que quedaron registrados para la historia.

    “¡Viva el rey Fernando VII!”, era el grito más común debido a que el monarca español había sido hecho prisionero por el ejército de Napoleón, luego de que Francia invadió España. El corso puso a su hermano, José Bonaparte, como rey de España y eso provocó una grave crisis institucional ya que todo el imperio español, incluidos sus territorios en América, no reconocieron la autoridad establecida por los invasores.

    Se reivindicó, entonces, el derecho a la corona de Fernando VII y en los alzamientos se proclamaba su nombre. Por ello, en esos tiempos fue llamado “el deseado”. Sin embargo, aunque algunos alzamientos, como el de Montevideo, proclamaban sinceramente los derechos del rey preso, otros lo hacían solo por apariencia pues su verdadera intención era otra: conseguir la libertad para los territorios americanos.

    Arnade afirma e interpreta en ese sentido las acciones planificadas por algunos doctores de Chuquisaca a los que denomina “radicales de la careta” (ARNADE: 34) debido a que, por una parte, llegan a conducir los sucesos de esa ciudad hacia el terreno de la rebelión y, por otra, a que usaron la reivindicación de los derechos de Fernando VII solo como un disfraz de sus verdaderas intenciones. “Estrictamente hablando, los radicales no tenían un dirigente reconocido; ellos sumaban no más de cinco personas, pero se destacaban tres hombres: Jaime Zudáñez”, su hermano Manuel y Bernardo Monteagudo (Ídem: 36).

    Manuel era miembro de la Audiencia y, por esa vía, los radicales lograron influir en ese importante colectivo que terminó por enfrentarse a los más prominentes representantes de la corona: el presidente de la Audiencia, Ramón García Pizarro, y el arzobispo Benito María de Moxó y Francolí, a quienes, incluso, llegaron a pedirles sus renuncias.

    Roca le asigna gran importancia a las reuniones que se realizaron el 19 y 22 de enero en el claustro de la Universidad San Francisco Xavier debido a que en estas se aprobaron unas actas que, pese a expresar su respaldo a Fernando VII, marcaron la línea de lo que sería, a partir de entonces, la conducta de la Audiencia de La Plata: el apoyo a la Junta Central que se había constituido en Sevilla y cuyo funcionamiento sería imitado, después, en varias ciudades de la América española.

    En esas reuniones no solo participaron los oidores, sino también otros abogados, “cerca de 90 letrados que constituían el claustro de la Universidad Pontificia de San Francisco Xavier, y cuyos máximos exponentes eran los hermanos Manuel y Jaime Zudáñez” (ROCA: 230). Tenemos, entonces, a los Zudáñez cumpliendo una clara labor conspirativa cuya finalidad no era, precisamente, proteger los derechos de Fernando VII. Ellos, y los otros “radicales”, pensaban aprovechar la oportunidad que daba la crisis en el trono de España para algo más: “los doctores rebeldes decidieron usar la careta en la oportunidad apropiada” (ARNADE: 29)

    Al virrey del Río de la Plata, Santiago Liniers, debieron caerle muy mal las decisiones de aquellas reuniones porque mandó a destruir las actas:

    “Entre los documentos que contiene el Tomo XVIII de manuscritos del Archivo y Biblioteca ‘Pedro Blanco Acevedo’ hay un resumen de expedientes, entre los que figuran los siguientes relativos a lo anterior:

    “1.- Oficio del Virrey Señor Liniers de fecha 27 de febrero al Presidente de la Real Audiencia de Charcas, con carácter de reservado, en el que dice:

    “Resultando de la Acta testimoniada que aquel Gremio, y Claustro se ha abanzado a tomar acuerdos sobre materias muy graves de estado que no son de su incumbencia que devía reservarlas a la desision de la Superioridad.- Recoja originales de los papeles del Brasil y los remita a fin de tomar en vista las providencias que convengan al mejor servicio.- y bórrese la Acta con la mejor reserva para cortar instancias y Recursos que en ningún caso se admitirán” (ABNB: 426 y 427). 

    Y aunque la instrucción fue cumplida, las líneas que reproduzco demuestran que algunas copias de esos documentos se salvaron de la destrucción.

    “La importancia del Acta ya fue destacada por René Moreno en el siglo XIX, aunque por entonces no había sido localizada. Se la encontró solo un siglo después en unos archivos uruguayos, entre los papeles que llevó consigo Jaime Zudáñez. En 1955 el Acta fue publicada por primera vez en: Boletín de la Sociedad Geográfica Sucre, número XLV, vol. 442” (ROCA: 232).

    Gracias al dato de Roca, pude encontrar el texto de la famosa acta, en el boletín señalado, y de él extraigo algunas líneas, que reproduzco con la ortografía que aparece en el texto impreso, ya que el documento completo es demasiado extenso como para reproducirlo en esta revista:

    “En la ciudad de La Plata, a los doce días del mes de enero del presente año, de 1809, juntos y congregados en la Gral. de la Rl. Universidad cuarenta y ocho Doctores pa ver y conferir un Pliego dirigido en el Correo del Diciembre del año próximo pasado al Iltmo Claustro p.r el Sor. Ministro de Estado el Sor. Príncipe Reg te de Portugal Dn Rodrigo de Sousa Coutiño a nombre de la Sra Da. Carlota Joaquina de Borbón Princesa de Portugal: precedida licencia verbal q.e para la celebración de este claustro concedió al Exmo Sor Preci.te Vice-Patron R. Dn Ramón García Pizarro, en vista del oficio que le pasó el Sor Rector interino Dr. Don Man.l Gil acompañado de todos los papeles remitidos p.r el citado Sor Minist.o de Estado de Portugal. Se leyeron con particular atención, y cuidado la reclamación de la Sora Princesa Da. Carlota Joaquina, y del Sor Infante Dn. Pedro Carlos de Borbon y Bragansa fechada en el Palacio del Río Geneiro a 16 de agosto de 1808, hecha a S.A.R. el Sor Principe Regente de Portugal p.a q.e se digne atender, proteger y concordar los sagrados derechos q.e su Augusta Hna. tiene al Trono de España, e Indias

    (…)

    “Que la iniqua retención de la Sagrada persona de nuestro Augusto Fer.o 7o., en Franc.a, no impide el q.e sus Vasallos de ambos Emisferios, reconoscan inflexiblemente su soberana autoridad, adoren su persona, cumplan con la observancia de las LL., obedezcan sus autoridades, Tribun.es y Gefes respectivos q.e los gobiernan, y conservan en paz, y quietud; y sobre todo, a la Suprema Junta Central establecida últimamente q.e manda a nombre de Fern.o 7o., sin que la América necesite el q.e una Portencia Extranjera quiera tomar las riendas del Gov.no. como la Sora Princesa Da, Carlota Joaquina a pretexto de considerarse suficientemente atorizada y obligada a exercer las veces de su Augusto Padre el Sor Dn Carlos 4o. (que ya dejó de ser Rey), y Real Familia de España existentes en Eurapa, expresiones de su Manifiesto. Que la Rl. Universidad faltaría a sus deberes, y estrictas obligaciones de Fidelidad y Vasallage, si reconociese a la Sora Princesa Da. Carlota Joaquina p.r depositaria de estos Documentos como se declara en su indicado Manifiesto, ejerciendo al mismo t.po actos positivos de verdadera Soberaía, ya cuando anuncia, y ofrece despachar a estos Dominios a su Primo el Sor Infante Dn Pedro Carlos, u otra persona autorizada interinamente para arreglar los asuntos de Gov.o ya cuando mando a los Gefes de la América Española q.e este su Manifiesto guarden, y cumplan, y hagan guardar, y amplía a todos los Súbditos de su respectiva Juridi.n, circulándolo del modo, y forma q.e hasta aquí se han circulado las ordenes de nuestros legítimos Reyes”.

    El texto es, desde luego, muy valioso porque no solo permite formarse una idea de cómo estaban las cosas en enero de 1809, cuatro meses antes del alzamiento de Chuquisaca, sino también porque incluye la lista de los letrados que participaron en el claustro y reproducimos aquí, en las hojas de la publicación del boletín de la Sociedad Geográfica Sucre. Entre los nombres están los de los hermanos Zudáñez, Mariano Michel y José Bernardo Monteagudo.

    En los papeles, la reivindicación de los derechos del rey preso se prolongó hasta por lo menos 1812, pero a los gritos de “Viva Fernando VII”, pronto se sumó otro: “¡Muera el mal gobierno!” y eso ya era una muestra de que se estaba buscando la libertad •

    Fuentes:

    ABNB RB-147. 1955. Boletín de la Sociedad Geográfica Sucre. No. 442. Sucre.

    ARNADE, Charles. 1964 [1982]. La dramática insurgencia de Bolivia. Librería Editorial “Juventud”. La Paz.

    ROCA, José Luis. 2006 [2017]. Ni con Lima ni con Buenos Aires. Tercera edición. Biblioteca del Bicentenario de Bolivia. Plural Editores. La Paz.

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