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El coplero mayor de la Virgen

En estas líneas se pretender recoger algo del sentir de las voces que desde el fondo del anonimato y el tiempo cantan coplas en quechua y castellano a nuestra querida Walala, Virgen de Guadalupe, durante las pre novenas y novenas de la santísima protectora de Chuquisaca, madre de la hispanidad.

Producción de una copla por la reconocida cantante Mariana Bellota T.

Producción de una copla por la reconocida cantante Mariana Bellota T. Foto: Marco A. Moya Porcel

Pascual documentado - Entrevista y documentación de biografía-cantos. en Inti Records

Pascual documentado - Entrevista y documentación de biografía-cantos. en Inti Records Foto: Marco A. Moya Porcel

Producción de una copla por la reconocida cantante Mariana Bellota T.

Producción de una copla por la reconocida cantante Mariana Bellota T. Foto: Marco A. Moya Porcel

Gonzalo del Carpio-Pascual Rojas U.-Marco Moya, despues de documentar biografía y cantos del coplero mayor Pascual Rojas U.

Gonzalo del Carpio-Pascual Rojas U.-Marco Moya, despues de documentar biografía y cantos del coplero mayor Pascual Rojas U. Foto: Marco A. Moya Porcel

El coplero mayor de la Virgen

El coplero mayor de la Virgen Foto: Marco A. Moya Porcel

Ima sumaj couyllur (Que gran estrella)- copla del cancionero de Pascual Rojas

Ima sumaj couyllur (Que gran estrella)- copla del cancionero de Pascual Rojas Foto: Marco A. Moya Porcel

Copla de entrada (Saludo)- Cancionero Pascual Rojas U.

Copla de entrada (Saludo)- Cancionero Pascual Rojas U. Foto: Marco A. Moya Porcel


    Marco A. Moya Porcel
    Ecos / 11/09/2023 00:51

    En estas líneas se pretender recoger algo del sentir de las voces que desde el fondo del anonimato y el tiempo cantan coplas en quechua y castellano a nuestra querida Walala, Virgen de Guadalupe, durante las pre novenas y novenas de la santísima protectora de Chuquisaca, madre de la hispanidad.

    Es menester aclarar que hasta el momento ningún autor ha podido explicar el denominativo Walala - Gualala - Hualala, lo único que se conoce y sin entrar a polémica es que la devoción popular ha querido llamarla cariñosamente así, “Mamita Walala”.

    La copla

    Es definida como una composición poética de arte menor, es decir, consiste en un tipo de estrofa de tres o cuatro versos en octosílabos y está asociada con la canción. Ahora bien, es mucho lo escrito sobre su origen e importancia en cuanto se la concibe como imagen extremeña, así como de su creador Fray Diego de Ocaña. Igualmente es ampulosa la investigación minuciosa del repertorio mariano celosamente resguardado en la Catedral Metropolitana, en el Archivo y Bibliotecas Arquidiocesanos Monseñor Miguel de los Santos Taborga y en el Archivo y Bibliotecas Nacionales de Bolivia (ABNB).

    Lo cierto es que a lo largo de los años, este cofre musical ha ido nutriéndose significativamente.

    El legado del coplero

    ‘’La piedad pone lágrimas en el canto que semeja un lamento y el sollozo se arpegia en melodías. Terminan las coplas con originales ‘mezcladas’ en español y quechua, de singular sabor chuquisaqueño’’. 

    Dolores Rück de Mendoza

    Don Pascual Rojas Urquizu es originario de Wasacancha, un pequeño cantón perteneciente a Yamparaez; actualmente con sus 86 primaveras, vive en el barrio Santa Ana y es un querido vecino en la popular zona de la Recoleta. 

    Este entrañable personaje, a quien la vida le ha permitido ejercer el noble oficio de sastre y costurero tradicional de polleras, hoy es inundado por los recuerdos de más de 30 años cantando coplas en quechua y castellano en honor a la Virgen de Guadalupe de nuestra ciudad; aunque muchos cantores devotos aseguran que sobrepasa los 40 años oficiando como coplero mayor.

    Según nos cuenta, desde los ocho años interpreta este repertorio en distintos santuarios e iglesias y para distintos patronos como: Tata Exaltación (14 de Septiembre) , Virgen del Carmen (16 de Julio), San Pedro (9 de septiembre), Tata Maica (6 de Octubre), Tata Huayllas (6 de agosto), Tata Espíritu (3 de mayo), Santa Bárbara (5 de diciembre), Loternas de pascua ( 9 de abril), Virgen del Rosario (7 de octubre), Tata Cuasimodo (2 de enero); y, Tata Santiaguitu (22 de julio), entre otros; pero sobre todo con mucho cariño y devoción para la Virgen de Guadalupe (8 de septiembre), argumentando que cuando copleaba para otros santos solo se remplazaba el nombre del santo o virgen en cuestión, dicho repertorio está poblado de sus propias composiciones y las interpretaba con o sin acompañamiento.

    Transmisión oral de tesoros

    Don Pascual aprendió las coplas de su padre Bernardino Rojas y éste a su vez también del suyo Don Juan Urquizu, abuelo de Don Pascual, manteniendo así el legado familiar que es una de las principales características de la oralidad en la transmisión de los tesoros del acervo popular. 

    Trabajó durante muchos años en el hacendado llamado Sorojchi, perteneciente a la familia de José Felipe Costas Arguedas, destacado escritor, novelista, antropólogo y tradicionalista boliviano; oportunidad en la que conoció, aprendió y copió a pulso los cantos de antiguos devocionarios familiares. De hecho, algunos lugareños corroboran que dicha familia fue promotora del culto a la Virgen de Guadalupe y al Tata Exaltación en la zona.

    Durante un tiempo, la mayor parte de los copleros provenían de Yamparez; sin embargo, se desconoce de dónde estos pudieron acceder a las coplas, aunque se cree que podrían haber estudiado el legado familiar Rojas Urquizu.

    Escuchando copleros

    Don Pascual recuerda que cuando tenía ocho o diez años escuchó coplear a su hermano, Don Fermín Rojas; Pedro Arancibia de la localidad de Lavadero; Gregorio Enríquez de K’ucho Sonco y los yampareños Julio y Heriberto Porcel; ello sin duda marcó su vida y el sueño de obsequiar su voz a la Virgen.

    Entre los músicos que acompañaban a los copleros nuestro maestro recuerda a los acordeonistas Carmelo Moscoso y Juancito Ortiz; a los armonistas don  Francisco Villagómez, armonista de la iglesia de San Lázaro y antiguo sastre de la zona la recoleta; el “cieguito” Felipe Flores, reconocido armonista tarabuqueño; y, su actual armonista acompañante, el profesor Marcial Flores, hijo del ya mencionado Felipe Flores.

    La costumbre de “takir”

    En nuestra ciudad se celebra a la Walala con mucha antelación; es decir desde la pre novena (17 al 28 de agosto) en su capilla. Posteriormente, durante la novena (29 de agosto al 8 de septiembre), se traslada la imagen a la Catedral Metropolitana hasta el 8 de septiembre, día de Guadalupe; pasada esa fecha el viernes siguiente se suele ir a celebrar y coplear en la iglesia del Abra o Wasacancha, paralelamente también en el santuario de Chelq’e mayu.

    La costumbre de “takir” (cantar) se extiende también a domicilios particulares donde arman altares parecidos a los nacimientos de navidad, donde se reverencia a la Walala con una misa, canto de coplas y baile de th’anta morenos o lebreras (libería), donde los sikureros tocan varios huayños e incluso coplas asimiladas a ese instrumento, estos al percatarse de la presencia de algún maestro coplero, le dan el pie melódico para que este pueda alternar con ellos, como muestra de respeto. 

    Oficio que es cuestión de fe

    Lo que caracteriza a un coplero es  la intensidad de sus emociones al cantar, siendo una de las habilidades el hacer llorar a la gente cantando, debido a que se canta a la Virgen para pedir perdón por los pecados; para solicitar el cobijo de su bendición, así como su cuidado e intersección a su amado hijo; de ahí que, las coplas son ruegos y súplicas que deben nacer de lo más profundo del corazón para florecer en la voz. Se decía que los copleros con las voces más agudas eran los más requeridos porque se tenía la creencia de que cuanto más aguda era la voz, el pedido llegaba más lejos y alto; es decir, hasta donde mora la “Mamita Walala”.

    Notamos así que el oficio de cantor coplero es un proceso largo y que tiene ciertas complejidades propias del rigor de la experiencia. En el caso de don Pascual este aprendió de sus antecesores, pero también ha sido parte del coro responsante. La función del maestro coplero mayor es la de guiar el canto e intención emocional de la copla y su estructura podría representarse de la siguiente manera: 

     

    Maestro Coplero: Primera estrofa o tono principal.

    Responsantes: Tono principal, ahora en adelante denominado estribillo.

    Maestro coplero: Solista. 

    Responsantes: Estribillo.

    Copleras responsantes: Coro’

    Este ‘’coro’’ está conformado predominantemente por mujeres de la tercera edad de distintas procedencias (campo – ciudad) y de distintos rubros laborales: amas de casa, comerciantes, cocineras, matanceras, llanth’eras y otros. La riqueza de la participación de estas voces femeninas reside en que al ser muchas ellas provenientes de zonas rurales o de provincia aportan con los estilos de canto propios de su cultura. 

    Lastimosamente, tan meritorio grupo de señoras cantantes va mermando cada año por la edad de sus integrantes y, las hijas, nueras o nietas asisten de manera esporádica.

    Este grupo se ubica justo al frente del altar mayor, en tanto que el coplero mayor y su músico acompañante se emplazan al lado derecho del altar mayor; también existe otro grupo de responsantes de apoyo mixto que se coloca detrás del coplero mayor, debido a que pueden ser amigos del principal, o bien, se trata de devotos aprendices del oficio.

    La rigurosidad del argot musical nos diría que este singular grupo de acompañantes debería denominarse coro, lo cierto es que desde lo popular la designación es: copleadores o taquidores (cantantes – cantores) responsantes, es decir ‘’los que responden’’.

    A través del unísono y el salto de octavas -como se dijo antes- utilizan consciente o inconscientemente distintas técnicas de canto: voz de cabeza, voz de pecho, voz mixta, passagios vocales, falsete, trino vocal y diversos tipos de vibratos; lo que sumado a las distintas coloraturas de voz, le dan un singular sonido. Ellas aprenden este repertorio desde la escucha, la asimilación y la reproducción; es decir desde la imitación como parte de procesos de la tradición oral a través de la memoria grupal. De tal modo, este grupo logra reproducir el tono principal brindado por el maestro coplero y cíclicamente intercala con él, e imitan la intención interpretativa del coplero.

    - “La devoción no va a valer nada si no le pagamos” – dice la gente

    ‘’La mamita me paga con salud para mí y mi familia, 

    no nos deja pasar hambre y enfermedad por eso le pago cantando’’ – dice el coplero

    La primera es una frase con la que la gente suele retribuir al maestro cantor, como muestra de gratitud a su actividad o cuando canta por encargo durante alguna de las novenas. Entre sus muchas vivencias nos cuenta que algunos devotos llevaban a su casa algunos productos para “kutichear” (acto de reciprocidad) por el canto de sus coplas o trueque por dedicar el canto a personas que estén pidiendo algún favor a la madre redentora.

    En el pasado, la labor de coplero llegó a ser un oficio muy requerido en nuestra ciudad, ya que, se dice que la gente disputaba tener la preferencia al momento de contratar a los buenos copleros, hecho que nos hace suponer que esta actividad fue muy competitiva e, incluso lucrativa.

    El cancionero del coplero 

    Este registro escrito es personal, no es de dominio público, es más bien muy íntimo del coplero. Don Pascual tuvo la fortuna de heredar el cancionero de su abuelo, pero debido a lo antiguo de este ejemplar, tuvo que reemplazarlo por una copia a mano cuya antigüedad data de 1948; del mismo sólo existen cuatro o cinco copias en nuestra ciudad.

    Este devocionario contiene 24 yaravíes de los cuales seis mantienen la misma melodía, empero varían en texto. Cada yaraví o copla tiene melodía propia y sencilla. Los textos, por su parte, son variadísimos, algunos utilizan elementos del antiguo testamento; en tanto que otros, entre líneas hablan de ciertos fragmentos de la Biblia, además de rogativas a la Virgen  de Guadalupe.

    Ocho son las coplas más populares y conocidas entre los devotos asistentes, pero después de varias reuniones con el coplero mayor se ha podido registrar y clasificar el resto de coplas del cancionero familiar Rojas, llegando a obtener 30 coplas divididas en cantos de Llegada – Saludo – Despedida y un Alabado con los siguientes géneros musicales: Yaraví – Pasacalle-Cacharpaya; además de otras seis coplas interpretadas en sikuri, propias de la danza de los th’anta morenos y que son también del repertorio de la Virgen de Guadalupe.

    El pedido de un monseñor

    Durante sus últimos años de vida, su amigo el arzobispo emérito de Sucre, Monseñor Jesús Pérez Rodríguez, le encargó a don Pascual Rojas que enseñe este repertorio a toda persona que se lo pida, misión que es cumplida por nuestro coplero con mucha abnegación de servicio.

    En próximos días, gracias al apoyo del honorable Ing. Edwin Gonzales A. y gestión de quien escribe este artículo, el Honorable Consejo Municipal de Sucre otorgará la máxima condecoración al mérito a Don Pascual Rojas Urquizu por su aporte cultural a nuestro municipio con la Medalla Juana Azurduy de Padilla •

     

    Nota: La información aquí referida ha sido extraída de la Tesis ‘’Coplas en quechua en honor a la Virgen de Guadalupe (Walala) de La Plata”, perteneciente a Marco A. Moya Porcel (Músico e investigador sucrense). Dicha investigación fue desarrollada dentro del Programa de Licenciatura en Música de la Universidad Pública del Alto (UPEA), el año 2022.

    Etiquetas:
  • Virgen de Guadalupe
  • coplero
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