La moneda perfecta
Convención internacional realza los dos siglos y medio de fundación de la fábrica
Esta es la historia de la construcción de la segunda Casa de Moneda de Potosí que marcó un hito en la economía virreinal por la fabricación de monedas de oro y de plata, además de medallas alegóricas, juras de proclamación, botones para uniformes militares, además de sellos para la administración pública y papel sellado para la administración de justicia.
Todo comenzó en 1773 cuando el superintendente de la Casa Real de Moneda y también oidor de la Real Audiencia de Charcas, Dr. Pedro Tagle y Bracho, inauguró formalmente el colosal edificio de la segunda Casa de Moneda de Potosí. Esta segunda ceca fue construida con la finalidad de incorporar en Potosí la acuñación industrial de moneda circular de cordoncillo, es decir la moneda perfecta, acuñada con la misma tecnología mecanizada de las cecas del Imperio Español.
Corazón industrial
La ceca o el establecimiento oficial donde se fabricaban las monedas, se constituyó en el corazón industrial de Potosí, y por muchos años fue una de las pocas fábricas industrializadas con altos niveles de calidad reconocidos en el mundo. Por ello se convirtió en una industria codiciada por patriotas y realistas durante las Guerras de la Independencia.
En la República
Luego de la fundación de Bolivia, la Casa de Moneda fabricó el circulante de oro y plata de nuestro país, además de las medallas y condecoraciones oficiales del estado hasta 1909, año en que cerró definitivamente sus labores industriales, quedando abandonada y reducida a depósito del ejército, galpones y sus patios convertidos en corrales.
El rescate
Sin embargo, a partir de 1929 la sociedad civil y actores culturales locales como Armando Alba, Cecilio Guzmán de Rojas, la Sociedad Geográfica e Historia Potosí, Domingo Flores, entre otros emprendieron una ardua labor de rescatar el edifico de su destrucción y convertirlo en un gran repositorio cultural. Justamente las labores de restauración se completaron en 1973, cuando Alba encabezó la celebración del bicentenario de la ceca 1773 – 1973.
La convención
Por todas estas consideraciones el Comité Internacional de Historiadores y Numismáticos ha celebrado una convención de homenaje a la segunda Casa de Monea de Potosí desarrollada del 18 al 21 de octubre pasados.
Fue la ocasión perfecta para el reencuentro con nuestra historia, para recordar el prestigio que Potosí se ganó en el comercio global por la grandeza de su Cerro Rico, cuando se fabricaba en su ceca una divisa de circulación mundial. Para admirar el encanto arquitectónico de una casa de moneda que además de fábrica es por sí misma una obra de arte, fortaleza de sueños, bastión de la identidad potosina, corazón cultural de los bolivianos y orgullo para todos los numismáticos.
Escenas de la historia
Más de cincuenta historiadores numismáticos participaron de la convención, en la que se presentaron ponencias, conferencias magistrales, se efectuó un desfile teatralizado con escenas importantes de la historia de Casa de Moneda como la acuñación de la medalla para el Libertador Bolívar en la que participaron Pedro Venavides, el propio Bolívar y María Costas. Otra escena que representó la compra de maquinaria a vapor por parte del gobierno del general Melgarejo con la participación de Clemente Torretti, Corsino Balsa y el propio Melgarejo. Y otra que ponía en escena la restauración de Casa de Moneda y la conformación del museo con la participación de Armando Alba, Cecilio Guzmán de Rojas y el arquitecto Mario Bucchiazzo.
También se desarrollaron actividades de turismo cultural y gastronómico y acto central efectuado en el segundo patio de la monumental Casa de Moneda, contó con la participación de delegados de seis países que llegaron a tributar su homenaje. El marco festivo estuvo a cargo de un ensamble de coros dirigidos por el talentoso maestro Jorge Villarroel, quien tuvo a su cargo a los elencos de la Universidad Autónoma Tomás Frías, Universidad Privada Domingo Savio, Normal Superior Eduardo Avaroa y Anima Volta, que interpretaron piezas selectas del repertorio universal como el Brindisi de la Traviata de Verdi y cerraron el concierto con el fox trot incaico Potosino Soy, de Iporre Salinas.
Acuñación de Medalla
Durante el acto de homenaje efectuado el pasado 20 de octubre, el Comité presentó una medalla acuñada en plata pura de 999,9 milésimo de fino, con un peso de 31.1 gramos, es decir una onza troy de acuerdo al estándar internacional. Esta pieza acuñada con la mayor calidad tiene un diámetro de 40 milímetros y un espesor de 3 milímetros, lo que la convierte en una medalla de alta gama, con 100 ejemplares acuñados en plata y 250 en bronce, uno por cada año de la ceca homenajeada.
En su anverso la medalla ostenta el frontis de Casa de Moneda, con todos los detalles apreciables, como ser el pórtico decorado con columnas diseñado por Tagle y Bracho, las ventanas de las duenderas, los balcones laterales con sus farolas y las ventanas inferiores resguardadas por rejas forjadas. El cuidadoso grabado de la pieza no ha pasado por alto el cuidado de representar los dos mundos que se encuentran esculpidos en el remate central del frontón de la fachada de la ceca, que son una alegoría a la acuñación de las primeras columnarias potosinas en 1767, seis años antes de la inauguración formal.
El fondo espejo de la pieza permite que el grabado de la fachada de la Casa de Moneda luzca resplandeciente, en su máximo esplendor representando la marca de la segunda ceca de Potosí en exergo. Alrededor la leyenda dice: “COMITÉ INTERNACIONAL DE HISTORIADORES Y NUMISMÁTICOS” por ser la entidad emisora. Luego se aprecia la palabra “HOMENAJE”, entre dos curiosas rosetas recuperadas de la rica epigrafía numismática potosina, que representan la acuñación de la primera columnaria de 1767 durante el reinado de Carlos III, por una parte, y la otra roseta rememora el primer sistema monetario independiente acuñado para las Provincias Unidas del Rio de la Plata 1813, durante la ocupación de Belgrano.
El reverso de la pieza está dedicado al rostro más famoso de Potosí, al Mascarón de la Casa de Moneda que representa al dios Baco, al que podemos apreciar con total perfección al centro de la medalla, luciendo su característica sonrisa burlona, coronado con racimos de uva, nos recuerda que la minería del Potosí le debe mucho a la vid, que en forma de vino y singani fue fundamental para la ritualidad y consumo en las jornadas laborales y festivas. Este rostro jocundo está emplazado sobre una alegoría del eje principal de los molinos de laminación, únicos en su género que han sobrevivido hasta nuestros días en fábricas de moneda, como testigos de la revolución industrial del siglo XVIII. Este engranaje evoca la vocación industrial con que fue construida la segunda ceca y al mismo tiempo es una metáfora a la rueda de la fortuna que gira sin cesar. Raúl Jaimes Freyre escribió en un verso sobre el Mascarón que “mientras que la bola rueda, haz que tu locura ceda al examen un segundo, Mascarón sabio y jocundo”.
La leyenda de reverso dice: “A LA SEGUNDA CASA DE MONEDA DE POTOSÍ EN SUS 250 AÑOS DE INAUGURACIÓN. 1773 – 2023”.
El canto de la pieza es estriado y dentro del lenguaje oculto de la medalla podemos apreciar marca del talentoso grabador el Licenciado Carlos Alva Escate y la marca del diseñador Daniel Oropeza Alba. Completan los símbolos históricos dos estrellas, la primera de seis puntas en alusión a la primera acuñación de soles bolivianos en 1827 y otra estrella de cinco puntas que hace referencia a la acuñación de los primeros bolivianos de 100 centavos en 1864 •