Violines y charangos

Explorando el legado de Antonio Stradivari y las innovaciones de Juan Achá en la luthería, este artículo destaca la perdurable magia de los violines Stradivarius, cuya fórmula, aunque envuelta en misterio

Detalle del taller del Luthier Juan Achá Campos.

Detalle del taller del Luthier Juan Achá Campos.

Antonio Stradivari, un luthier legendario.

Antonio Stradivari, un luthier legendario.

El Luthier Juan Achá Campos construyendo un charango en su taller.

El Luthier Juan Achá Campos construyendo un charango en su taller.

Stradivarius de la colección del Palacio Real de Madrid.

Stradivarius de la colección del Palacio Real de Madrid.


    Cristóbal Corso Cruz
    Ecos / 12/12/2023 03:54

    Explorando el legado de Antonio Stradivari y las innovaciones de Juan Achá en la luthería, este artículo destaca la perdurable magia de los violines Stradivarius, cuya fórmula, aunque envuelta en misterio, se revela a través de investigaciones modernas para encontrar las claves de sus cualidades sonoras únicas. En paralelo, en Bolivia, Juan Achá, reconocido como el "Stradivarius de la música folklórica" y como auténtico investigador de los instrumentos de Stradivari, redefine la luthería con la innovación en sus charangos que se pasean por el mundo, demostrando que la construcción de instrumentos excepcionales no se limita al pasado, sino que evoluciona en manos de artesanos contemporáneos bolivianos, que fusionan la tradición con la vanguardia.

    Antonio Stradivari, el gran Luthier (la partícula US, de origen latín era en esta época sinónimo de señorío o de respeto) es el mayor exponente de la Escuela Cremona y quien le ha dado fama mundial a través de los siglos. Se piensa que haya nacido en la propia ciudad de Cremona en 1644 y murió en 1747. Así, Stradivari llegó al taller de Nicola Amati a los 12 años y permaneció hasta 1680 o 1684, época de la muerte de su maestro.

    La calidad de un Stradivarius

    Mucho se ha hablado de la calidad de los violines Stradivarius (de Stradivari); en este sentido, se han hecho múltiples investigaciones. Así, el bioquímico Joseph Nagyvary, de la Universidad de Texas, explica que las cualidades sonoras de un violín Stradivarius son el resultado de la combinación de dos factores: la degradación micróbica de la madera y la naturaleza del barniz. La madera utilizada para la construcción de los violines era cortada en los bosques de los Alpes Tiroleses y bajaban flotando por la corriente del río. Así es que la materia arbórea se poblaba de enormes colonias de bacterias y hongos. Esta agua era rica en sodio, calcio y potasio. Los hongos corroían partes de los troncos, dando como resultado una madera más hueca y con cierta separación entre las paredes celulares. Nagyvary detectó en el microscopio electrónico agujeros en la madera de los violines. Esto hace que se disminuyan las tensiones internas del material y aumente su rigidez, que se traduce en un sonido más intenso y brillante.

    El desafío y la pregunta para el mundo es si ¿En este siglo XXI se podría construir un violín, similar al del gran luthier Antonio Stradivari del siglo XVII? La respuesta es, no sería posible. Ciertamente pasaron más de cinco siglos y las condiciones atmosféricas son diferentes. Ha cambiado la altura de la afinación, pues la nota LA, pasó de 406-412 Hertz usado en el año l700 S. XVIII a los 432 y a los 440, utilizados hoy en día.

    Todos estos factores han llevado a que el secreto de los violines Stradivarius se convierta en una leyenda, pero se ha hecho tentativas por descubrirlo empleando las mismas maderas de arce de Dalmacia o de Croacia, el abeto y el sauce, inclusive se logró la fórmula de los barnices compuestos por ámbar blanco, copel blanco y sandracca diluidos a fuego fuerte hasta lograr el punto, adicionando colorante vegetal y todo resultó inútil. Stradivari no sólo construyó violines, sino que de sus manos salieron violas, violoncellos, guitarras, mandolinas, laúdes, arpas y pochetes (En subastas de renombre o ventas privadas, los Stradivarius auténticos han alcanzado cifras de varios millones de dólares, dependiendo del modelo del instrumento, del año de fabricación, de la procedencia y la trayectoria del instrumento).

    Luthieres del charango en Bolivia 

    Si hablamos de la fama del violín Stradivarius, en Europa; fenómeno similar acontece en Bolivia, donde se enaltece el Instrumento “cordófono” que es el charango. Varios son los constructores dedicados desde el siglo XVIII hasta el presente y entre los más excepcionales está el maestro chuquisaqueños Mauro Núñez Cáceres, quien nació en Villa Serrano (1902- 1973) y fabricó charangos de distintos tamaños y tomó un cuarteto clásico de cuerdas para crear charangos de distintos timbres y dimensiones, exactamente igual como ocurre con los violines. En la familia de los charangos está el c’hili, mediano, el machu charango (ronroco) y el requinto. Mauro Núñez enseñó la técnica del manejo, innovaciones que él mismo denominó como “charangología”. De Mauro Núñez, como los violines de Stradivari, sus charangos fueron imitados, pero nunca igualados.

    El Stradivarius de Bolivia

    Juan Achá Campos, el maestro potosino del charango, nació en Tomoyo de la provincia Chayanta, en 1947 y viajó por el mundo participando en festivales internacionales en Islas Canarias, Alemania, Puerto Rico, Argentina, Gran Bretaña y otros países. El maestro Achá es un estudioso e investigador del charango, pero también de los Stradivarius. Actualmente, los charangos Achá gozan de fama y son utilizados por una buena parte de “charanguistas” en el mundo. En 2011, Achá fue galardonado como el mejor constructor de charangos por el Gobierno Municipal de La Paz. 

    Su investigación sobre la construcción de los violines Stradivarius le dio fama mundial. La prensa nacional, concretamente el periódico Presencia (1995) se refería al maestro Juan Achá como el “Stradivarius de la música folklórica: Los charangos que fabrica Juan Achá son obras maestras que pasean por el mundo, artistas de fama en Bolivia actúan con sus charangos. Él asume su oficio ´como una enfermedad que no me puedo quitar de encima desde hace 24 años´”. 

    Explicaba Achá que su pasión se trata de una pequeña “ingeniería” en la que entran desde las matemáticas, la física, la química y, por supuesto, la creatividad y ese saber darle el punto mágico que distingue a un artesano entre mil •

    * Cristóbal Corso Cruz es Presidente de la Sociedad Geográfica y de historia “Potosí”.

    Innovaciones del Luthier Achá

    El éxito del Maestro Achá se debe a las muchas innovaciones en la construcción del charango que logran su timbre se caracterice por bajos profundos y agudos muy brillantes, como si de un Stradivarius se tratara. 

    Mejora en la preparación de la caja de resonancia mediante la uniformización del grosor de acuerdo a las características de la dureza de la madera.

    Uso exclusivo de piezas certificadas de especies de pino abeto y plicata (cedro rojo de la costa).

    Innovación en el cordal implantando con hueso de compensación.

    Construcción de una teoría de distribución de la escala del diapasón.

    Mástil y paleta de una sola pieza.

    Estandarización de las escalas 36; 36,5 y 37 centímetros.

    Construcción de los primeros charangos en Bolivia con sistema electroacústico.

    Empleo de materiales de primera calidad, sobre todo en maderas exóticas de “jacarandá, pino, ébano”. 

    Fino acabado de sus charangos se complementa con incrustaciones de nácar Pauna Abalone Gold Mop y perla.

     Uso de gama de barnices.

    Uso de diferentes tipos de cuerdas (fluorocarbono, polipropileno, nylon enriquecido) en correlación al balanceo de la armonización correcta del instrumento.

    CREACIÓN DE ESTILOS DE CHARANGO- 1.- PRIMAVERA.- 2006, 2.- ANTORCHA.- 2008- 2010.  3.-WIRACOCHA.- 2010 2011. 4.- PICAFLOR.-  2012,  5.- CONDOR, 2014.  6.- CHARANGO ELÉCTRICO.- 2013.

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