El mirador de la Catedral

La Catedral enamora a los visitantes y más desde que se abrió la Torre, para acceder a las vistas maravillosas de la ciudad de Sucre. El número de visitantes se ha incrementado notablemente

El mirador de la Catedral

El mirador de la Catedral Foto: Carlos Rodríguez

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El mirador de la Catedral Foto: Carlos Rodríguez

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El mirador de la Catedral Foto: Carlos Rodríguez

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    Mónica Calabi
    Ecos / 18/01/2024 04:00

    La majestuosa Catedral Metropolitana - Primada de Bolivia se convierte en un imán para los visitantes, especialmente desde la apertura de la Torre de la Catedral. Esta nueva perspectiva ofrece vistas deslumbrantes de la ciudad de Sucre, elevando la experiencia de los turistas. En consecuencia, el número de visitantes ha experimentado un notable aumento en tan solo dos semanas desde que se expandió la oferta del Museo de la Catedral a la torre y el mirador. Se espera que el mes de enero de 2024 vea duplicarse la afluencia de turistas en comparación con diciembre del año pasado, según las proyecciones de Andrea Collazos, guía del Museo de La Catedral

    Desde el suelo a las cúpulas del cielo

    El equipo de periodistas invitado a la apertura se encontró frente a la imponente Torre de la Catedral Metropolitana, una estructura que data de 1650 y se completó en 1776. Con sus 20 campanas y coronada por un antiguo reloj inglés, la torre sigue marcando el tiempo desde el siglo XVIII. La apertura de la torre ha permitido a los visitantes explorar tres cubículos llenos de historia mientras ascienden por las escaleras de piedra. Esos paradizos cotidianos para los campaneros, revelan la vida que alguna vez albergaron como lo atestigua el hollín de la superficie de uno de sus cubículos, donde seguramente cocinaba y hasta se alumbraba con lámparas de kerosén.

    Caminar por las cúpulas de la Catedral es toda una experiencia desde donde no solo se puede apreciar la ciudad, realizar videos y sacar fotos únicas, sino también admirar la llamada cordillera de los frailes donde, mirando con atención se puede ver a un arzobispo recostado y a otro sentado, con su mitra y toda su indumentaria.

    El reloj de la Torre 

    En la cima del campanario se alza un reloj inglés que ha estado en funcionamiento durante 251 años. Ha sido testigo de generaciones y conserva el 90% de sus piezas originales. Desde el fraile franciscano Donato Pascual hasta la familia Taborga, los encargados del reloj han mantenido viva su antigua tradición. El reloj no solo marca las horas, sino que también representa una conexión tangible con el pasado de Sucre, desde su transporte a través del océano hasta su llegada a la ciudad. 

    Fue adquirido el 20 de septiembre de año 1765 por el entonces Arzobispo de la Arquidiócesis de Plata Mons. Pedro Miguel de Argandoña Pasten y Salazar que tuvo un costo de 568 libras esterlinas. El reloj fue embarcado en navío “El Nazareno” y consignado a Pedro Membrilla en Cádiz, el capitán del barco fue Silvestre Bernewall. La carga estaba en seis cajones y tres barricas bien empacadas para aguantar el viaje por alta mar hasta América donde llegó dos meses después, al puerto de Buenos Aires. Sin embargo, demoró siete años hasta llegar a Sucre por causas que muy bien, no se conocen.

    El campanario

    Como explica el padre Bernardo Gantier, las torres son campanarios que resguardan campanas con nombres como "la gorda", "la consentida", "Santa María" o « la chica » que fueron fundidas en el atrio mismo y a los pies de la torre. Cada una lleva la inscripción de los fundidores o las familias que las encargaron. Cada una tenía un propósito específico, desde llamar a la oración hasta celebrar eventos importantes. 

    Las campanas eran  izadas hasta la torre por niños que representaban la pureza y santidad que tienen las campanas de una iglesia, construidas con bronce y oro para garantizar su sonoridad. 

    Queda el registro de que un 5 de agosto de 1688 se mandó fundir una campana para la torre de la Catedral por orden del arzobispo don Bartolomé Gonzales y Poveda con un costó de 2100 pesos.

    La última restauración de La Catedral, incluida la torre, estuvo a cargo de la Escuela Taller Sucre (ETS) hace tres años con un proyecto concurrente de la Gobernación de Chuquisaca y de la Cooperación Francesa que entre otras tareas, iluminó la torre que es ahora visible en las noches de Sucre. 

    El lenguaje de las campanas

    La vida de las ciudades se regía por las campanas que llamaban a la oración, expresaban alegría o llamaban arrebato a la población. También expresaban un nacimiento, matrimonio y las penas de los funerales. En la mañana se escuchaba el llamado a la primera, segunda y tercera misa; al medio día el Angelus; al anochecer la oración. La población sabía ese lenguaje y los distintos toques de las campanas. Avisaban cuando moría un Rey, el Papa, el Arzobispo, toques distintos para cada uno. “Cuando moría una wawa, un niñito…tin tin tin tocaba la campanita del laudate, un toque alegre. Cuando había difunto era tan tan taaaan tan ... había que pagarle al campanero para que toque”, tararea Gantier, como si se tratara de una canción.

    La torre tiene 18 campanas que siguen repicando cada domingo para llamar a Misa y en las festividades importantes de nuestra ciudad.

    Estatuas y esculturas

    La torre alberga no solo campanas sino también 16 estatuas de arcilla esmaltada que representan a los 12 apóstoles y cuatro evangelistas. Estas esculturas, elaboradas en el taller de los Barrenechea, han sido testigos de los estragos del tiempo y la restauración tras el terremoto de 1948. 

    Pedro Querejazu, experto en restauración, destaca la presencia de esculturas de maguey, una técnica que fusiona tradiciones prehispánicas e hispánicas. El maguey por su suavidad, ha sido esculpido y revestido con tela y pasta para crear impresionantes piezas que narran la fusión de culturas que se pueden apreciar al visitar la torre. Los indígenas se sumaron a los españoles en ese cuerpo de artistas desde principios del siglo XVI para producir imágenes para el culto religioso y la devoción católica. 

    Eran expertos en todos los pasos, incluida la policromía, el estofado en pan de oro o la aplicación de cabello natural, entre otras técnicas que fueron evolucionando en el transcurrir de los siglos con el objetivo de lograr mayor realismo en la producción de imaginería que en La Plata (Sucre) data desde 1580.

    Dos circuitos 

    El museo comprende dos circuitos

    Circuito 1: Visita guiada por ocho salas, además de la Capilla Virgen de Guadalupe, la Catedral y la cripta. Costo: Bs. nacionales – Bs. 30 extranjeros y Bs. 5 niños.

    Circuito 2: Visita guiada por tres salas, subida al campanario e ingreso al mirador. Costo: Bs. 15 entrada general para adultos y Bs. 5 para niños. 

    (Con lo recaudado del circuito del mirador se realizará el mantenimiento de las bóvedas)

    Horarios: Son los mismos horarios de visita al Museo de la Catedral, de lunes a viernes de Hrs. 9:00 a 12:00 y en la tarde de 15:00 a 18:30, accediendo por la Calle Nicolás Ortíz N° 61 •

    Reflexión sobre el patrimonio

    A tiempo de abrir oficialmente la torre y mirador de la Catedral, el P. Bernardo Gantier, responsable de la Comisión de Arte Sacro del Museo Arquidiocesano, expresó a la prensa su preocupación por el deterioro del Centro Histórico: “Lamentamos que nuestro Patrimonio esté siendo muy atacado por las construcciones ilegales que están afeando a nuestra ciudad que recibió el título de Patrimonio de la Humanidad por la armonía de sus edificios en su conjunto, pero en medio de los manzanos estás surgiendo edificaciones de ladrillo visto, de muy mal gusto y que están creciendo como tumores de un cáncer que afean a nuestra ciudad. Sin embargo, lo que tenemos para presentar es de gran orgullo para los chuquisaqueños y de gran demanda de los turistas nacionales e internacionales”. Palabras necesarias cuando se hacen grandes esfuerzos por preservar y poner en valor el patrimonio de la ciudad mientras otros lo destruyen impunemente, afectando un bien que es de Sucre y de la humanidad.

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