Alimentación y hambre en los escolares

La importancia de un tema clave para el desarrollo de los países. Un vistazo a la situación de América Latina y el Caribe

Alimentación y hambre en los escolares

Alimentación y hambre en los escolares Foto: EFE

FOTO: Esteban Barrera / WFP / BID / PMA

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    Redacción ECOS
    Ecos / 21/02/2024 02:12

    “Solo hacen falta unas pocas horas para que los niños y las niñas empiecen a sentir hambre. Los profesores saben cómo se siente el hambre en el aula: inquietud, disminución de la atención, rugido de estómago... tanto enseñar como aprender se vuelve más difícil. Para los niños y las niñas que llegan a la escuela con hambre, es aún más difícil concentrarse y aprender”.

    ¿Cuál es la verdadera importancia y valor de la alimentación escolar para la sociedad? El estudio “Estado de la Alimentación Escolar en América Latina y el Caribe (ALC)”, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), aborda este tema a profundidad.

    En el prólogo, destaca que los programas de alimentación escolar, junto con otras iniciativas de protección social, brindan acceso a una mejor alimentación a los escolares, apoyan el bienestar de los niños y las niñas a largo plazo y les ayudan a aprender y prosperar. Los programas desempeñan un papel fundamental a la hora de motivar a los niños y las niñas a ir a la escuela. Una vez en el aula, las comidas escolares garantizan que estén bien alimentados y preparados para aprender.

    Luego, comparte el dato de que la pandemia del covid-19 interrumpió la educación de 165 millones de estudiantes en ALC. “El cierre prolongado de las escuelas afectó el capital humano de la región de forma muy significativa, al privar a los niños y las niñas de las comidas escolares y de las intervenciones en materia de salud y nutrición. Asimismo, alteró el aprendizaje y el rendimiento académico, lo que provocó una crisis educativa, que ahora continúa en un contexto de desafíos agravados en la región, incluidos los efectos económicos y sociales a largo plazo de la pandemia”, agrega el estudio, del año 2022.

    Aun así, enfatiza en que “los programas nacionales de alimentación escolar de ALC son los que más han progresado a nivel mundial (sin dejar de reconocer los avances de algunos países en otros lugares)”.

    Tras la pandemia, el reto ahora es tener enfoques integrados de apoyo a la salud, la nutrición y el bienestar de los niños y las niñas para salvaguardar su desarrollo y reintegrar su participación en el sistema educativo, según el documento del BID y el PMA.ç

    Un poco de historia

    En ALC, hay una larga tradición de programas de alimentación escolar, que se remonta a mediados del siglo XX. Los programas de alimentación escolar en Bolivia, por ejemplo, se iniciaron en la década de 1930 con la distribución gratuita de leche y un primer programa de desayuno escolar se estableció formalmente en 1951, según menciona el documento consultado por ECOS, que también señala que el Programa Nacional de Alimentación Escolar de Brasil se estableció en la década de 1950.

    En algunos países, la alimentación escolar está incluso incorporada en la Constitución, a través del derecho a la alimentación, como es el caso, por ejemplo, de Brasil, Bolivia, Cuba, Ecuador y Panamá.

    Al menos 19 de los países de la región cuentan con una política o ley específica de alimentación o nutrición escolar.

    En tal sentido, el estudio del BID y del PMA dice que los presupuestos nacionales son de vital importancia para los programas de alimentación escolar en la región. Y cita el caso de Bolivia, donde “los municipios movilizan y gestionan recursos para la alimentación escolar, provenientes del impuesto directo a los hidrocarburos, recursos departamentales y financiamiento externo”.

    También menciona a Ecuador, que financia la alimentación escolar como un gasto permanente en la Ley Orgánica de Alimentación Escolar; la Autoridad Nacional de Educación proporciona los recursos necesarios, y la asignación presupuestaria no puede reducirse durante el año fiscal para garantizar el derecho a la alimentación, la salud y la nutrición de los niños en edad escolar. Y al Gobierno de Haití que, aun tratándose de un país de bajos ingresos, asignó más de $us 8 millones durante el año escolar 2020-2021 para financiar la alimentación escolar.

    Con estos y los antecedentes antes indicados, el desafío para los gobiernos de la región hoy en día es mantener comidas saludables para los estudiantes, en medio del aumento de los costos administrativos y de alimentos, como parte de estrategias más amplias para volver a encarrilar a los niños después de pérdidas de aprendizaje sin precedentes durante la pandemia de covid-19.

    Educación y agricultura

    El estudio analiza también efectos multiplicadores de este tema, por ejemplo, en la agricultura. “Entre 2012 y 2016, las compras de las escuelas para el departamento de Chuquisaca, Bolivia, totalizaron $us 2,8 millones, de los cuales $us 1.1 millones, casi el 40 por ciento, se utilizaron para comprar alimentos directamente a los agricultores familiares”, se puede leer en el documento.

    Asimismo señala que “después de Brasil, países como Bolivia, Ecuador, Honduras, Guatemala y Panamá, entre otros, han emitido leyes nacionales de alimentación escolar con recomendaciones claras a favor del aumento de las compras locales a los pequeños agricultores”. Y, más adelante: “Aunque países como Brasil, Bolivia, Guatemala o Jamaica, entre otros, históricamente han adoptado modelos descentralizados, comprando alimentos para comidas escolares localmente, estos enfoques no necesariamente llevaron a adquirir alimentos frescos de los agricultores locales”.

    Así, concluye que “junto con los efectos sobre mejores oportunidades de ingresos para los pequeños agricultores, la evidencia disponible sugiere que la alimentación escolar vinculada a la agricultura local puede mejorar la resiliencia de los agricultores, impulsar las economías locales, aumentar las fuentes de empleo y reducir el tiempo de transporte de alimentos mediante la promoción de cadenas de suministro más cortas, entre otros” •  

    INTERCULTURALIDAD

    En el Informe Especial se destaca que en ALC, los programas de alimentación escolar están logrando cada vez más cumplir su papel en la creación de sociedades interculturales. Los principios clave para un enfoque intercultural de las comidas escolares incluyen proporcionar alimentos saludables y nutritivos producidos localmente, fomentar sistemas alimentarios sostenibles para la economía local y garantizar la participación en la toma de decisiones.

    Fortalecer los programas de alimentación escolar después de la pandemia

    Entre las conclusiones del Estudio “Estado de la Alimentación Escolar en América Latina y el Caribe (ALC)”, del BID y el Programa Mundial de Alimentos, destaca la necesidad de fortalecer los programas de alimentación escolar después de la pandemia.

    “A medida que la región enfrenta crisis complejas, incluyendo el aumento de los precios de los alimentos, así como crisis climáticas y de migración masiva, los administradores de los programas de alimentación escolar y los formuladores de políticas deben diseñar estrategias de preparación y respuesta de acuerdo con los objetivos, las capacidades y los escenarios de riesgo, entre ellos, el financiamiento del riesgo”, se lee en el documento.

    “…se requiere invertir ahora en una programación de calidad que aborde las necesidades holísticas del estudiante y se integre con iniciativas que apoyen la salud y la nutrición para garantizar el mayor rendimiento académico y el bienestar. Los programas de alimentación escolar generan principalmente beneficios educativos, con una relación costo-beneficio excepcional de 14.8. Estos resultados demuestran el impacto positivo que la alimentación escolar tienen en el desarrollo académico y el bienestar de los estudiantes”.

    Llegar a los más necesitados

    Otra de las conclusiones de este estudio es que, en la actual crisis educativa en América Latina y el Caribe (ALC), resulta una acción prioritaria clave alcanzar la cobertura total. El documento sugiere que muchos programas de alimentación escolar en la región no alcanzan esa cobertura total.

    Incluso destaca que “en ALC, la experiencia educativa de más de 118 millones de niños y niñas entre las edades de cuatro y 17 años está en peligro. Su acceso a una educación de calidad es incierto y esto representa una amenaza significativa para su progreso académico y oportunidades futuras. Es esencial garantizar que especialmente las zonas más vulnerables reciban programas integrados de alimentación escolar de calidad. Para ello, será necesario abordar las desigualdades regionales, con un gasto por niño que permita una programación de calidad, especialmente en los países de ingresos bajos y medianos bajos, donde el costo por niño es mucho menor”.

    “Pocos países invierten adecuadamente en programas integrados de salud y nutrición, con inversiones multisectoriales, para garantizar el bienestar y el rendimiento académico, lo que es aún más necesario ahora, después de la pandemia de la covid-19”, según las conclusiones del estudio del BID y el PMA.

    Llegar a los más necesitados a través de un programa integrado de intervenciones de salud y nutrición escolar en las escuelas contribuye al rendimiento escolar.

    Aprender de otros países, regiones y evidencia y ofrecer la experiencia de ALC

    Entre las conclusiones del “Estado de la Alimentación Escolar en América Latina y el Caribe (ALC)” también se menciona que la larga tradición de intercambio entre gobiernos y socios en la región ofrece la oportunidad para compartir evidencia, construir sobre las mejores prácticas y compartir soluciones a problemas comunes.

    Además, capitalizar el vibrante ecosistema de cooperación en la región para fortalecer los programas de comidas escolares; aprovechar las redes regionales como la Red de Alimentación Escolar Sostenible (RedRAES) para intercambiar lecciones aprendidas y mejores prácticas; utilizar las herramientas y conexiones de la Coalición Global de Alimentación Escolar para articular compromisos nacionales claros y ambiciosos en el marco de la propia coalición y para acelerar el progreso hacia programas de alimentación escolar más grandes, mejores y más fuertes.

    Finalmente, invertir en evidencia, estudiar lo que funciona para abordar la doble carga de la malnutrición, cuantificar y comprender mejor los efectos de la compra local en los sistemas alimentarios locales e investigar áreas poco exploradas, tales como los enfoques interculturales de la alimentación escolar.

    Fortalecer los sistemas alimentarios locales en toda su diversidad

    El documento base de la información contenida en estas páginas hace hincapié en la necesidad de obtener más alimentos a nivel local, diversificando el menú para los escolares y apoyando a los productores a pequeña escala y agricultores familiares, con miras a fortalecer el sistema alimentario local y hacer que los entornos alimentarios escolares sean más saludables.

    También, entre otras cosas, “demuestran el potencial de los enfoques que promueven específicamente la participación de mujeres agricultoras, jóvenes, grupos Indígenas y afrodescendientes en la cadena de valor escolar. Para fortalecer eficazmente los sistemas alimentarios locales a través de la alimentación escolar, las partes interesadas en la región deben acumular pruebas sólidas que mejoren la calidad de este enfoque de la programación. Las inversiones en sistemas más sólidos de monitoreo, evaluación y presentación de informes que comprendan indicadores que sean específicos para la compra local y estén integrados dentro de los sistemas nacionales, como los que rastrean las compras locales de mujeres agricultoras, jóvenes, grupos indígenas y afrodescendientes ayudarán a medir los impactos, identificar barreras e informar los procesos de toma de decisiones”.

    Además, “será esencial fomentar la coordinación multisectorial e integrar aún más las compras de comidas escolares en las políticas más amplias de los sistemas alimentarios nacionales”.

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