El verdadero primer periódico de Bolivia
Entre los primeros redactores de impresos bolivianos figuran Bernardo Monteagudo y Casimiro Olañeta.
Textos: Juan José Toro Montoya (*)
Fotos: ABNB
En la creencia popular y la historia oficial, el primer periódico boliviano fue “El Cóndor de Bolivia”; no obstante, los escasos investigadores del periodismo boliviano, entre ellos Gustavo Adolfo Otero, Eduardo Ocampo Moscoso y Carlos Montenegro, advirtieron, ya en la primera mitad del siglo XX, que hubo otros impresos anteriores a ese.
Otero refiere que el primer periódico que se publicó en Bolivia fue "El Telégrafo", que se habría editado en la imprenta que Juan José Castelli introdujo a estas tierras comandando el primer ejército auxiliar argentino. Se habría tratado de un "boletín oficial de los sucesos de la campaña. (y) Don Bernardo Monteagudo (que) se incorporó en La Paz al Ejército libertador de la Argentina, (estuvo) actuando como redactor principal de dicho periódico y como autor de los boletines que llegaron a publicarse.
Citando la biblioteca de Gabriel René Moreno, Ocampo menciona el “Boletín No. 1 del Ejército Expedicionario del Perú Libertador del Sur” como un impreso anterior a los primeros periódicos bolivianos. En el prólogo de la edición facsimilar de "El Cóndor de Bolivia", Alberto Crespo menciona a una "Gaceta del Ejército del Perú Libertador del Sud" que habría sido impresa por José Rodríguez en la imprenta que portaban las tropas del general Andrés de Santa Cruz. Ese equipo habría sido capturado por los realistas en "un choque con los patriotas en el pueblo de Calamarca y utilizado después para imprimir el "Boletín" que las fuerzas de Pedro Antonio de Olañeta pusieron en circulación con esta advertencia: "Imprenta tomada al traidor Santa Cruz. Crespo agrega que "los nuevos dueños le pusieron el nombre de Imprenta Volante de Vanguardia e Imprenta del Ejército Real del Perú. En ella se imprimieron dos proclamas dirigidas contra la acción guerrillera de José Miguel Lanza, el jefe del grupo que operaba en Inquisivi y Ayopaya, una de ataque el virrey del Perú y dos que explican los motivos que impulsaron al general Olañeta a desconocer la autoridad de Lima. Gunnar Mendoza atribuye la redacción de estos documentos a asesores letrados como Manuel Asin, Manuel María Urcullu y Casimiro Olañeta".
El Telégrafo de Olañeta
Esos son los antecedentes de "El Telégrafo" que, como se ve, tenía tareas eminentemente militares.
Además del “Boletín No. 1 del Ejército Expedicionario del Perú Libertador del Sur” como impreso anterior, Ocampo también acepta a "El Telégrafo" como el pionero en estas lides al señalar que fue un "periódico realista publicado en una sola hoja. por una pequeña imprenta que se denominaba 'Vanguardia', la única que existía entonces en el Alto Perú. El director del periódico era el general español D. Pedro Antonio de Olañeta, el mismo jefe de operaciones contra los insurgentes argentinos". El número 1 de este periódico está fechado en Cochabamba el 30 de octubre de 1823 y uno de los pocos ejemplares subsistentes, si no el único, se halla bajo custodia del Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (ABNB). En el libro "Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia: Una historia en común (1825-1943)”, se lo presenta como "primer periódico publicado en territorio boliviano. De propaganda realista, en el ejército del general Pedro Antonio de Olañeta. Presumiblemente fundado y dirigido por Casimiro Olañeta".
El otro Telégrafo
Citando a Gunnar Mendoza, Ocampo afirmó que, antes del ejemplar fechado en Cochabamba, hubo otro "El Telégrafo" uno que habría sido impreso en Mojo, actual provincia Sud Chichas de Potosí. Gregorio Beeche habría afirmado poseer un ejemplar del número 10 de ese periódico que llevaba la fecha del 10 de julio de 1822. También es digno de mencionar el apunte de Nicolás Acosta quien señaló haber visto en la biblioteca de José Rosendo Gutiérrez los números 1 y 2 de un "boletín de noticias" impreso en Mojo con fechas 15 y 30 de marzo de 1822. La existencia de publicaciones previas al número 1 de "El Telégrafo" se prueba con las primeras líneas publicadas en ese ejemplar: "La necesidad que tuvo la División situada en Tupiza de obrar contra los rebeldes que desembarcaron al mando de Alvarado en Iquique, suspendió la continuación del TELEGRAFO”. Entonces, pese a ser presentado como el número 1, se está hablando de publicaciones anteriores, como si la gente tuviera amplio conocimiento de ellas.
Existe un detalle más a ser tomado en cuenta: al parecer, la imprenta en la que se editó "El Telégrafo" no fue la única que estaba en poder de las fuerzas de Pedro Antonio de Olañeta.
Tras la victoria de Tumusla, el 1 de abril de 1825, el coronel José María Pérez de Urdininea refrendó los documentos emergentes de esa acción militar, como la capitulación entre Carlos Medinaceli, por las fuerzas patriotas, y Gregorio Michel, por las realistas, y se levantó inventarios tanto de lo embargado a las tropas como del equipaje de Pedro Antonio de Olañeta, que murió como consecuencia de las heridas que recibió en la batalla.
Pero lo que interesa a efectos de la imprenta (o las imprentas, como se verá enseguida) es esta carta que Pérez de Urdininea le dirigió al mariscal Antonio José de Sucre:
“Cotagaita, 10 de abril de 1825
“Al General en jefe del Ejército Libertador
“Señor General:
“Hallándome en exacta averiguación del paradero de la imprenta que tuvo el general Olañeta, por cuanto se conocía el interés que había en su ocultación, tuve denuncia de su paradero en la jurisdicción de Tupiza junto a unos barriles de pólvora y otros intereses peculiares a Olañeta. Para su descubrimiento y aprehensión, comisioné a mi primer ayudante Sargento Mayor D. Melchor Daza, quien procedió a dicho pueblo con las instrucciones correspondientes. En efecto ha encontrado ésa Y OTRA MÁS (el destacado es mío), veinte barriles de pólvora y unas piezas de plata labrada con la marca de dicho general y otros muebles conocidamente suyos y los ha embargado y conducido a mi presencia.
“Esta diligencia se ha practicado ante testigos y con las formalidades como lo verá V. E por el documento que incluyo. Sobre su intervención se gestionan diligencias ordinarias y extraordinarias y yo me he denegado a convenir con las solicitudes porque me ha parecido conveniente pasarlo previamente al superior conocimiento de V. E
“V. E. se servirá prevenirme lo que le parezca más arreglado en cuanto a su devolución.
“Dios guie a V. E muchos años.
“J. Ma. Pérez de Urdininea”
Una tarea pendiente como resultado de estos apuntes es determinar qué pasó con esas dos Imprentas y, desde luego, encontrar los números de "El Telégrafo" editados en Mojo, si es que queda algún ejemplar.
En cuanto al "Boletín de Noticias" impreso en Mojo, José Pradel ha buscado en los papeles que quedan de José Rosendo Gutiérrez y están custodiados en el Archivo y Biblioteca de la UMSA, sin haberlos encontrado •
El misterioso “El Chuquisaqueño”
Otro periódico que se cita como anterior a “El Cóndor de Bolivia” es “El Chuquisaqueño” que, según Rodolfo Salamanca, fue impreso en la imprenta volante del ejército colombiano auxiliador del Perú, pero solo alcanzó a dos números.
Según Ocampo, este periódico comentó el decreto del 9 de febrero de 1825, que convocó a la asamblea para decidir los destinos de las provincias del Alto Perú, antes de que se promulgue.
Por otra parte, este periódico también habría registrado “datos relativos a la actitud de don Casimiro Olañeta cuando abandonó a su tío el general”.
Debido a esas dos inclusiones, Casimiro Olañeta habría destruido los ejemplares existentes de “El Chuquisaqueño”, aunque Salamanca reportó ser poseedor de un ejemplar del número 2.
Al presente, no se conoce de la existencia de por lo menos un ejemplar de este periódico en ningún repositorio público de Bolivia.
(*) Juan José Toro es fundador y vicepresidente de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP).
(**) Este trabajo es una actualización del que fue publicado en 2010 en el libro “Calumnias, calumniadores y calumniados”, ganador el Premio Nacional de Periodismo.