Del auge minero al campamento olvidado

Entre las laderas de los ríos Atocha y Chocaya yace olvidado un campamento que en el último tercio del siglo XIX y primer tercio del siglo XX se convirtió en uno de los sitios más referentes de la economía nacional.

La zona gerencial de la ciudadela de Quechisla.

La zona gerencial de la ciudadela de Quechisla. Foto: Ivert Elvis Fuertes Callapino

Las cubiertas nativas de la ciudadela de Quechisla.

Las cubiertas nativas de la ciudadela de Quechisla. Foto: Ivert Elvis Fuertes Callapino

Las viviendas construidas por Aramayo.

Las viviendas construidas por Aramayo. Foto: Ivert Elvis Fuertes Callapino

Una de las calles de Quechisla.

Una de las calles de Quechisla. Foto: Ivert Elvis Fuertes Callapino


    Ivert Elvis Fuertes Callapino
    Ecos / 18/03/2024 23:21

    Entre las laderas de los ríos Atocha y Chocaya yace olvidado un campamento que en el último tercio del siglo XIX y primer tercio del siglo XX se convirtió en uno de los sitios más referentes de la economía nacional. La segunda generación de la familia Aramayo consolidaba una empresa muy próspera que se encargó de cimentar las bases laborales entre obrero y empleador y los principales monumentos del área urbana de Quechisla.

    Caminar por sus calles causa nostalgia. Apenas se puede creer que hasta los años 80 esta población era una urbe que contaba con todos los servicios básicos, incluso la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) se encargó de construir el segundo teatro que fue escenario de estreno de varias películas referenciales de ese periodo, como el film de Star Wars. Don Noel Claure, oriundo de esta localidad, menciona que, después del estreno de esta película en uno de los cines cochabambinos, al día siguiente se estrenaba en Quechisla; posteriormente, las cintas se trasladaban a La Paz. 

    Como ese ejemplo se puede destacar muchos otros que resaltan la importancia de esta población para la región, pero ahora es un campamento abandonado. Ya no están los asalariados que un día radicaron en esta ciudadela construida para empleados europeos que recibían los mejores salarios del país, pues Félix Avelino Aramayo Vega (París, 1846) se encargaba de brindar los más confortables servicios a todos sus empleados extranjeros que ocupaban cargos gerenciales, mientras que en la clase obrera predominaba la población boliviana. La realidad es esa: todos sus habitantes provenían de diferentes lugares del país; de hecho, algunas de estas familias tuvieron el privilegio de que sus primogénitos o alguno de los hijos tengan la dicha de nacer en esta tierra, hecho que los convierte en los primeros hijos legítimos de Quechisla, hombres y mujeres que decidieron quedarse en este campamento y han decidido forjar el destino de este pueblo.

    Legado patrimonial

    El centro poblado de Quechisla presenta interesantes trazos de construcción que resaltan técnicas constructivas de la región de los Chichas, cuyos criterios se emparejan con el desarrollo empresarial forjado por la segunda generación del industrial minero Félix Avelino Aramayo Vega. El área urbana de Quechisla no muestra una estructura morfológica de sus construcciones que parezcan ser propias del área rural debido a que este asentamiento ha sido emplazado de forma ordenada, lo que demuestra que este campamento contaba con todos los servicios básicos. La distribución de todas sus construcciones demuestra la instalación de esta ciudadela en la que sus habitantes lograban tener accesos a todos los servicios, debido a que en ella residían ciudadanos extranjeros de distintas profesiones, pues Quechisla era el principal campamento de todo el complejo minero que se encontraba al mando de la “Company Aramayo the Mines” (Siete Suyos, Santa Bárbara, Telamayu y otros); las viviendas estaban aptas para la convivencia de familias enteras que migraban con la intención de mejorar la productividad de las minas de Aramayo, el principal industrial minero de la época.

    Los inmuebles que se encuentran en toda el área de asentamiento permiten mostrar una urbanización en la que predominaba la diferenciación de los estratos o clases sociales, un fenómeno muy característico de los siglos XIX y XX, en el que la diferencia de las clases sociales estaba muy marcada. En este caso, este rango se demuestra en las zonas o sectores en las que está dividida la ciudadela, en la que se identifican barrios como el de la Gerencia, al que sólo podía acceder la familia Aramayo y otros que ocupan cargos gerenciales. Los espacios públicos como campos deportivos de diferentes disciplinas como futbol, futsal, tenis, bolos y otros demuestra que la empresa de la familia Aramayo permitía brindar amplia recreación a los trabajadores extranjeros; también demuestra este accionar el Teatro Antiguo de Quechisla, el Club Social, el vivero, la capilla, el hospital y las sedes sociales, puesto que muchos trabajadores lograron establecer asociaciones deportivas, que lograron repercutir en dos periodos, durante el funcionamiento de la “Company Aramayo the Mines” y durante la nacionalización de las minas hasta la relocalización de los mineros.

    Olvidada y desolada

    Debido a la cesación de la actividad minera en las secciones mineras de la región, producido por las reformas del D.S. 21060, la ciudadela de Quechisla ha quedado deshabitada, razón por la que, desde el año de 1986, la migración ha dejado en abandono a los centenares de inmuebles, hecho que ha derivado en la falta de mantenimiento y el saqueo indiscriminado de todos los bienes con los que contaban estos inmuebles. Los testimonios recogidos indican que tanto los muebles, maquinaria y documentación, a falta de habitantes en la región, en los años 90, la Comibol optó por trasladar todos esos bienes a las oficinas regionales de la ciudad de El Alto, dejando totalmente en el abandono a esta yacente población. En la actualidad, los inmuebles en torno a la parte inferior de la Plaza Principal han colapsado producto de la alta densidad de la humedad, muchas cubiertas han cedido por la falta de mantenimiento, entre ellos el Teatro antiguo de Quechisla, que está al borde de desplomarse. En el hospital aún existen equipos médicos abandonados, las viviendas están todavía equipadas con mesones, inodoros, muros tapizados, pisos entablados y chimeneas.

    La población de Quechisla se encuentra en el municipio de Cotagaita, provincia Nor Chichas del Departamento de Potosí, distante a 25 kilómetros de Atocha. El tramo carretero es de ripio y relativamente accesible. No existe transporte público hasta esta zona; sin embargo, se prevé la prestación de servicio de transporte público entre Cotagaita y Atocha, hecho que puede beneficiar a esta población, debido a que Quechisla será un paso obligatorio •

     

    * Elvis Fuerte es socio de número de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP).

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