La procesión del Santo Sepulcro en Sucre
La procesión del Santo Sepulcro es una de las actividades que congrega a más personas como participantes y como espectadores a lo largo del recorrido.
La procesión del Santo Sepulcro es una de las actividades que congrega a más personas como participantes y como espectadores a lo largo del recorrido. Está inserta en la Agenda de Semana Santa que se presenta cada año como resultado de la alianza estratégica entre Gobierno Autónomo Departamental de Chuquisaca, Gobierno Municipal, Federación de Empresarios Privados, Arquidiócesis de Sucre y vecinos de Sucre, la cual convoca cada año a miles de visitantes que participan de las actividades litúrgicas, culturales y turísticas.
Mi abuela, Gueisa Castedo de Salinas, cruceña de profundas raíces religiosas arraigada en Sucre desde su tierna juventud, vivía la Semana Santa con devoción, evocando la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Dentro de todas las actividades de esta festividad que envuelven el ambiente de la ciudad blanca en un singular misticismo, está la Procesión del Santo Sepulcro que en los últimos años ha ido recobrando la solemnidad de antaño, constituyéndose en un evento atractivo para los habitantes y visitantes como para los creyentes y los no creyentes que eligen estas fechas a Sucre como destino turístico y vacacional, impulsando así el motor de la economía de esta ciudad capital de Bolivia.
Gueisa no tenía balcones en su casa como sus vecinos quienes los adornaban con aguayos y telas blancas y de color carmesí para evocar la sangre que derramó el Salvador por toda la humanidad en el Gólgota. Gueisa no tenía balcones para "vestirlos" y esperar la procesión que desde hace más de 480 años pasa por su cuadra, pero sí tenía ventanas y abría las de su habitación que daban a la calle, donde armaba un altar que representaba su fe. Colocaba la imagen de una Virgen Dolorosa y un crucifijo, ponía manteles, velas y flores. Su esposo colocaba la bandera de Bolivia con un crespón negro. Cuando se escuchaba la banda de la policía avanzando por la calle Audiencia para continuar por la Grau, Gueisa pedía que se apaguen las luces y prendan las velas, porque la procesión pasa al final de la tarde, de subida para retornar a su punto de partida, el templo de San Lázaro en la calle Calvo.
Rodeada de sus nietos y acompañada de sus hijas y esposo, hace más de 25 años, ella se encargaba del “storytelling” o relato del contenido de aquella larga procesión católica con imágenes como la del Cristo crucificado, de la virgen María, de María Magdalena y de San José. Participaba en ese entonces, como hasta ahora, gente de todos los barrios de la ciudad, de diferentes gremios y agrupaciones. Su paso era al ritmo de la marcha fúnebre, vestían de negro y las mujeres llevaban velo sobre el rostro. Hasta ese punto, los últimos rayos de la luz del Sol ya se habían extinguido y la habitación quedaba en completa oscuridad, bajo el resplandor de las velas del altar. El paso de los sacerdotes y autoridades, vestidos con sus mejores galas, anunciaba la proximidad del Santo Sepulcro, un cofre de cristal con una imagen que representa a Jesús muerto en la cruz, recostado y con los ojos cerrados, con el cuerpo magullado por las heridas y su cabeza coronada con espinas. Lo llevan en andas varios hombres, se trata de los cofrades del Santo Sepulcro que existe desde 1540 y tiene entre sus fundadores a Pedro Anzúrez de Camporredondo, el conquistador y explorador español que fundó primero la Villa de La Plata, ahora ciudad de Sucre. El paso el Santo Sepulcro representaba un momento sobrecogedor, un tránsito necesario entre el dolor y la muerte que da paso al gozo por la Resurrección de Jesús que trajo gracia y reconciliación a toda la humanidad, junto a la promesa de la vida eterna.
Fundación de la cofradía
“Según documentos, la Cofradía del Santo Sepulcro, es una de las primeras cofradías que se funda en La Plata en torno al 1540-1541, al mismo tiempo que la Virgen de Dolores, por el mismísimo Pedro Anzúrez quien llegó para la repartición de solares, luego de la fundación de La Plata (primer nombre de la ciudad)”, dijo a ECOS Iván Alfredo Gutiérrez Achá, miembro de la directiva del Santo Sepulcro que tiene su asiento en el Templo de San Lázaro.
Desde hace algunos años la Cofradía del Santo Sepulcro se ha reorganizado con el objetivo de congregar a sus cófrades en torno a los preparativos de la procesión en particular. “Es una tradición que desde 1540-1541 persiste hasta el día de hoy”, enfatiza Gutiérrez Achá.
Las imágenes antes eran otras, presumiblemente pinturas que representaban los momentos y personajes que relataban la historia. En el museo Charcas existe un óleo de doble faz donde en el anverso se ve el rostro y pecho de Cristo flagelado y en el reverso, su espalda y sus heridas.
La Cofradía del Santo Sepulcro siempre tuvo en sus filas a varones y mujeres. “En otros documentos se lee que se une la cofradía de la Virgen de Dolores donde eran las esposas de los españoles quienes llevaban a la virgen dolorosa con ritual y protocolo con brazos cruzados en el pecho y velos. Después se crean las (cofradías) de Magdalena y San Juan que acompañan al cuadro de la pasión. Los varones llevan al Señor y las mujeres a la Virgen”, aclara.
Las mujeres del pueblo organizaron la Cofradía de la Magdalena y los artesanos la de San Juan, como parte del cuadro de la pasión que se relata en la Procesión.
¿Qué es una cofradía?
Es una asociación cristiana que inició en Europa en el siglo VIII y tuvo su auge entre los siglos XIII y XV donde se conformaban cofradías laicas, clericales y mixtas con el objetivo de intensificar la vida de piedad de miembros y contribuir a la solemnidad del culto, según el Diccionario de Historia de Bolivia que registra la fundación de la primera en América, en 1540.
Desde el periodo virreinal, continuaron durante la República teniendo como sede parroquias o conventos y dependiendo del impulso de la religiosidad popular o del pueblo. Desde 1601 su funcionamiento fue regulado por los Papas Clemente VII y por Paulo V.
El p. Bernardo Gantier S.J., explicó a ECOS que el pertenecer a una cofradía, hermandad o congregación tenía un profundo sentido e importancia para las personas que trascendían a su individualidad para ser parte de algo más grande: “Significaba tener pertenencia. Se trataban todos de ´hermanos´, porque se cuidan, tienen como un fondo de salud, están presentes en los entierros de sus miembros. Era una manera de vivir en comunidad además de la parte devocional”.
Además de la seguridad espiritual y sentido de pertenencia, los miembros de las cofradías se dedicaban a la filantropía y beneficencia social de los más necesitados como los enfermos, los más pobres, los ancianos necesitados, los niños huérfanos y la hospitalidad a los peregrinos.
Los cófrades
La relación entre los gremios de artesanos y las cofradías que se suscitó en Europa, se replicó en América con características propias de la idiosincrasia de la cultura mestiza. En ocasiones eran los agremiados quienes elegían a un santo como patrono de su devoción para erigir su cofradía. En el caso de los miembros de la Cofradía del Santo Sepulcro del Templo de San Lázaro, sus miembros son laicos y vienen de los más diferentes estratos, oficios y edades. Para ingresar se tiene que ser invitado o hacer llegar una solicitud a la directiva de la Cofradía.
“Es propio tratarse de ´hermanos´ entre los miembros de las cofradías que son de distintas clases sociales y todos son iguales, cómo pasa aquí en Sucre en San Lázaro donde tenemos la Cofradía del Santo Sepulcro”, dice el padre Bernardo Gantier.
Por su parte el cófrade y miembro de la Directiva del Santo Sepulcro, Iván Gutiérrez, indicó que sus actividades se intensifican después del Miércoles de Ceniza, cuando comienza la Cuaresma para organizar la procesión del Viernes Santo, lo que implica limpiar las imágenes, restaurarlas, realizar ensayos y reuniones periódicas para hacer mejoras que se hacen notorias cada año. “Como cristianos en Semana Santa vivimos y acompañamos el sufrimiento de Jesús con la esperanza de la resurrección y evocamos ese momento para reflexionar, arrepentirse, reencaminarse y el momento de la Resurrección hace que todo haya valido la pena”, reflexiona •
Evaluación positiva de la procesión
El orden, solemnidad y organización de la última procesión del Santo Sepulcro en 2024, es digno de destacar gracias a la participación de las autoridades, del pueblo y del pilar que representa la Cofradía del Santo Sepulcro que ha recobrado vigor en los últimos años. Estos algunos de los elementos que contribuyen a mejorar este acontecimiento:
Los cófrades tienen uniformes, estandartes y jerarquías donde los hermanos mayores custodian al Señor como faroleros y los más fuertes llevan el Santo Sepulcro (mínimo por 14 hombres e idealmente por 16).
A las 5 de la tarde, cuando se saca del templo de San Lázaro el Santo Sepulcro, la Banda de la Policía toca el Himno Nacional, dándole solemnidad a este momento que evoca la muerte de Jesús.
Los colegios se suman a la procesión custodiando imágenes que no tienen cofradías organizadas. Están uniformados y llevan teas o faroles. Mantienen una marcha acompasada y sostenida, incluso en los momentos en que la procesión se detiene.
Los clérigos participan con indumentarias confeccionadas para la ocasión.
Las autoridades se encargan del corte de las calles y retiro de los autos parqueados para dar paso a la procesión por las vías despejadas desde la calle Calvo (altura Templo de San Lázaro), Pza. 25 de Mayo donde se celebra la homilía para luego ascender por las calles Audiencia, Grau y dar la vuelta por la calle Padilla hasta retornar al punto de partida.
Una Ordenanza Municipal contempla, entre otros aspectos, manda izar la bandera con crespón negro el Viernes Santo.
El pueblo participa masivamente de la Procesión y Homilía en la Plaza 25 de Mayo.
Los vecinos se involucran en recuperar las tradiciones montando altares en la ruta, adornando sus balcones e izando banderas con crespón negro.
Las mujeres que llevan la imagen de la Virgen de Dolores, usan atuendos negros, velos y cofias.
La urna del Santo Sepulcro
Antes la imagen del Señor se llevaba dentro de un cofre de listones de madera y vidrios simple. En 1986 los “Esposos Trujillo”, tal como reza una placa de plata, encargaron al maestro René Carrasco (+Dic 2023) la elaboración de la actual urna tallada en madera y con vidrios gruesos. Es tan pesada que muchos de los cófrades que la llevan en andas, se tienen que poner una almohadilla en el hombro para que no resulte amoratado.
* FOTOGRAFÍA: Augusto Ballivián y Junta Vecinal "Santa Clara"