Barberos y sangradores en Corpus Christi
Junto a los principios de evangelización, los españoles trajeron a América las fiestas religiosas como la de Corpus Christi que, en la jurisdicción de la Audiencia de Charcas, llegó a cobrar gran solemnidad, especialmente en las ciudades de La Plata y de la Villa Imperial de Potosí y esta última tuvo que pagar tributo muy elevado a la Santa Sede para que el Santísimo fuese paseado en procesión de andas de plata artísticamente labradas.
En la ciudad de La Plata
La exaltación religiosa era completa. Se adherían todos los feligreses participando en los actos litúrgicos en homenaje al Santísimo Sacramento. Después de la procesión, desde entonces es tradición servirse un estirado o picante de conejo rociado con chicha, la bebida elaborada con el maíz de la mejor calidad, siguiendo los procedimientos y técnicas heredadas de generaciones pasadas. Por su parte, la familia reunida consumía naranjas, ajipa, achira, tablitas de Mojocoya y sobre todo, maní.
El gremio de los barberos y sangradores
Tanto el barbero como el sangrador o flebótomo, eran los infaltables colaboradores del médico por estar encomendadas a ellos, la ejecución de las sangrías y las ventosas. Existía gran número de ellos en el Siglo XVII y XVIII que no siempre dependían de un médico y trabajaban por su cuenta asistiendo a domicilio a los pacientes que precisaban un sangrado o un buen corte de barba, recibiendo buena remuneración por su trabajo.
Esplendor y grandeza
Para dar grandeza y esplendor a la festividad de Corpus Christi, barberos y sangradores levantaban en la plaza principal de la ciudad de La Plata, hoy Sucre, un arco triunfal de gran tamaño, debajo del cual pasaba el Palio conducido por el Presidente de la Audiencia y sus Oidores, custodiando al Ilustrísimo Señor Arzobispo quien, con la mayor unción, conducía a su Divina Majestad, seguido de autoridades eclesiásticas y la feligresía.
Fuera de haber sido levantado el arco triunfal que ostentaba profusión de objetos de plata labrada y otros arreglos costosos que le daban singular categoría, barberos y sangradores presentaban comparsas de baile que lucían vistoso vestuario de costo elevado.
Una vez finalizada la actuación de las mismas, sus integrantes eran agasajados con abundante comilona acompañada de sabrosa chicha.
Tiempo de decadencia
El número de barberos y sangradores fue disminuyendo con el paso de los años y a finales del Siglo XVIII, quedaban solo seis. A pesar de ser pocos y de los altos costos de la festividad (500 a 700 pesos), se tiene registros de que, en 1772, se dieron modos para cumplir con su obligación y devoción de solemnizar la fiesta de Corpus Christi y mantener la honra y prestigio de tan mentado gremio, así sea por última vez. Se reunieron en la casa del Maestro Mayor del Gremio, Don Gregorio Avendaño y resolvieron hacer un esfuerzo sobrehumano para dar realce a la festividad, en la forma acostumbrada.
Concluidas las deliberaciones, encomendaron al Maestro Mayor presentar un memorial a la Real Audiencia, exponiendo que por razones de escaso número de agremiados y su calamitosa situación económica, se les exonere de la obligación de contribuir a la festividad con un arco triunfal, bailarines u otros gastos, manifestando que por su fe religiosa cumplirían con su deber asignado por última vez, ese año.
Los miembros de la Real Audiencia
La Real Audiencia tenía como Presidente a José Giraldez y como Oidores a José López, Antonio Sanz Merino y Ramón Rivera. Después de larga deliberación, desechando la opinión en contra del Señor Fiscal, resolvieron por Auto de 20 de marzo de 1772, exonerar a barberos y sangradores de la obligación que de erigir el arco triunfal y presentar el conjunto de bailarines. La población sintió pesar por esta decisión, manteniéndose, sin embargo, el brillo y solemnidad de la festividad de Corpus Christi, con la devoción católica de todo el vecindario de la ciudad de La Plata.
Memoria documental colonial
Es digno de valorar el extraordinario trabajo realizado por medio siglo del célebre historiador, archivero y documentalista Don Gunnar Mendoza Loza, de grata memoria, cuyo patrimonio documental se custodia en el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (ABNB), entre ellos el Catálogo de los recursos documentales sobre la minería en el distrito de la Audiencia de La Plata (1548 - 1826) y Libros de Acuerdos del Cabildo Secular de Potosí (1675 - 1746).
Nombramientos de barberos
Tanto en la Villa Imperial como en La Plata se registraban los nombramientos de los barberos en los hospitales. Es el caso del título emitido por el Cabildo Secular de Potosí (15 de enero de 1586) del Barbero del Hospital de Indios de minas, parroquias de indios y ranchería de indios de Potosí, expedido por el Virrey Conde del Villar, en favor de Alonso Hernández Melgarejo, como barbero y cirujano.
Juan de Castillo y a Gonzalo Pérez Zamorano, en cambio fueron nombrados como barberos del Hospital de Indios de la Villa de Potosí, por un acuerdo del Cabildo de Potosí para reemplazar a Alonso Hernández Melgarejo, quien fungía anteriormente en el oficio. (28 de mayo de 1586).
Por su parte, el Cabildo de Potosí, nombra barbero del Hospital y rancherías de indios de Potosí, a Luis de Aguilera, cirujano barbero, con carta de examen aprobada por los Protomédicos de Su Majestad, conforme al título inserto del Virrey Conde del Villar en Lima, el 9 de diciembre de 1587.
El 6 de agosto de 1597, una Real Cédula dirigida a la Audiencia de La Plata, solicita informe si conviene que el Cabildo de Potosí, como patrón del Hospital de Vera Cruz donde se curan los indios del cerro y los españoles, nombre a los que han de servir como médicos, boticarios y barberos •
Antecedentes
La festividad de Corpus Christi, según refieren las crónicas eclesiásticas, tuvo su origen en Lieja (Bélgica) alrededor de 1246 a raíz de que la beata Juliana de Cordellon, que tenía mística devoción al Santísimo Sacramento, tuvo varias revelaciones en la que la Santa Eucaristía le pedía que todos los años se celebrase una gran fiesta en honor y devoción del Santísimo Sacramento.
Juliana comunicó estos extraordinarios sucesos al Obispo de Lieja Roberto de Tarote quien convocó a un Sínodo para que estudiase y debatiese esas revelaciones; habiéndolas encontrado admisibles, el Sínodo aprobó la celebración con carácter local el primer jueves después de pasados sesenta días del domingo de la Pascua de Resurrección.
El Papa Urbano IV, en Bula expedida el 8 de septiembre de 1246, aprobó la celebración del Corpus Christi con carácter mundial.
La fiesta se propagó de Lieja a otros países europeos. En España se celebró por primera vez el año 1319 en Barcelona.
Tal era la solemnidad con la que se festejaba el Corpus Christi en España, que las varas del Palio eran sostenidas por los soberanos, como ocurrió en 1535 con Carlos V y el Rey de Aragón.
* Guillermo Calvo es docente de la Carrera de Historia de la Universidad San Francisco Xavier
*Cuadros: Museos del Louvre y Nacional del Prado