Jaime Mendoza, el Gorki americano
En la ciudad de Potosí, Campamento Minero de Pailaviri, fue fundada una Escuela con el nombre de Jaime Mendoza
En la ciudad de Potosí, Campamento Minero de Pailaviri, fue fundada una Escuela con el nombre de Jaime Mendoza; que, en los tiempos de auge minero de la COMIBOL, albergó a hijos de los mineros de la Empresa Minera Unificada del Cerro de Potosí. También en Llallagua, Potosí, existe otra Unidad Educativa Jaime Mendoza.
A Jaime Mendoza es necesario tomarlo en cuenta como una figura consagrada a escritor, darle un juicio de valor, pues el mejor libro del señor Mendoza y el que le ha valido su notoriedad está inspirado en motivos genuinamente locales, la referencia es el título: EN LAS TIERRAS DEL POTOSÍ.
El testimonio que expresa otro escritor, el señor Carlos Medinaceli dice así: “Conocí al Señor Mendoza en Uyuni, creo que fue por 1.908 o 1.907. Él pasaba por allí de viaje a Europa. No tenía aún ningún nombre en las letras, pero en el ambiente familiar donde le conocí, disfrutaba del prestigio intelectual. Poco tiempo después en 1.909, publicó el Señor Mendoza ‘En las tierras del Potosí’. Júzguese el efecto que me haría cuando en el ‘Mundial’, la célebre revista del Maestro, leí sobre un escritor boliviano: Jaime Mendoza, decía Rubén Darío, es un hombre admirable; es el Gorki Americano. Leí el libro y desde entonces nadie ha podido hacerme dudar de que VIDA CRIOLLA, EN LAS TIERRAS DEL POTOSI Y LA CANDIDATURA DE ROJAS son las tres mejores novelas que se han escrito en Bolivia”.
Se recuerda 150 años del nacimiento de Jaime Mendoza González. Nació el 25 de julio de 1874 en la ciudad de Sucre, fue un médico, poeta, filántropo, escritor y geógrafo boliviano que tuvo una personalidad intelectual reconocida, no tanto en su patria misma, siempre tardía en reconocer un mérito de sus propios hijos, sino por el extranjero.
Es necesario recalcar, sintéticamente, otra faz de la personalidad del señor Mendoza: es chuquisaqueño, pero tanto en su obra como en su carácter, ha resultado ser el novelista del altiplano.
El señor Jaime Mendoza G., fue homenajeado por el magisterio y la Federación de Estudiantes para el Rectorado de la Universidad Autónoma Tomás Frías. Era médico de la Empresa Patiño, en los campamentos mineros de Uncía y Llallagua; Mendoza viajó a Europa, luego al poco tiempo resonó brillantemente su nombre en Bolivia y en gran parte de América y España. Publicó su libro “En las tierras del Potosí”, su mejor libro y uno de los más valiosos entre los mejores nacionales. Esta novela ha revelado al hombre veraz y observador y al escritor sencillo y vigoroso que es Mendoza. No se vaya a pensar que escribir una novela es hacer obra de amena literatura y que es más difícil; la novela es género parejo a la labor científica por las cualidades de paciencia y laboriosidad que demanda y obra de arte por la imaginación creadora que en ella hay que poner, de tal manera que es diez veces más fácil escribir un libro de historia o un tratado de Sociología que un romance novelesco. (Es la opinión de Guillermo Ferrero, el famoso historiador de los Césares).
Es necesario ponderar los méritos de literato que tiene el señor Mendoza, puede darse el caso de que sea un excelente escritor y un pésimo Rector. Lo importante es señalar que el doctor Mendoza, a más de tener aquellas virtudes, posee otras que le hacen particularmente estimable como hombre trabajador y laborioso como el que más; prueba de ello son sus libros escritos que hasta ahora ha publicado, entre los cuales se puede citar algunos: “Los Malos pensamientos” (1916), “Páginas Bárbaras” (1917), “Memorias de un estudiante” (1918), “Figuras del pasado” (1925), “El macizo andino”, “La tragedia del Chaco”, “El factor geográfico en la creación de la nacionalidad”, libro publicado para el Centenario; “El Mar del Sur” y la “Biografía de don Gregorio Pacheco”.
Man Césped, amigo de la infancia
Desde que se separaron en Sucre, antes de cumplir los 20 años, Manuel Céspedes (Man Césped) y Jaime Mendoza, apenas se encontraron fugazmente en diversos sitios, pero a tal punto llegó la identidad espiritual que es posible trazar -entre ambos- líneas paralelas de pensamiento, sin que se pueda hablar de influencias o imitaciones. Cada cual desarrolló parecida temática, lo que más les impresionó en los años formativos de acuerdo a un estilo muy personal e intransferible. Algunos temas de los libros de Man Césped, encontrándolos con la poesía de Jaime Mendoza, reunida en volumen recién en 1938, se pudo publicar, gracias a la amorosa dedicación de su hijo Gunnar Mendoza. (Voces de antaño. Sucre); el prólogo de Gunnar está firmado con el seudónimo de “Plácido Supay”. Son poemas de diversas épocas de la vida de Jaime, sin cuidado por la escuela que podían pertenecer. Man Césped canta a la abeja, al gusano de seda y a las hermanas golondrinas y al hermano perro, mientras Jaime Mendoza exalta a la llama, “fiel compañera del aimara”, poniendo de relieve sus grandes virtudes que el humilde auquénido tuvo en la nacionalidad boliviana. Es impresionante constatar cómo los dos amigos a la distancia de los años y la geografía, reflejan el mismo sentimiento sobre la pequeñez y labilidad del ser humano ante el misterio insondable de la Creación.
El 28 de marzo de 1932, Man Césped moría en Cochabamba y Mendoza le sobreviviría seis años más. Pero resulta curioso anotar cómo ambos persiguieron, hasta el último día, parejo ideal de belleza y bondad, identificándose en un mismo canto de amor a la naturaleza. Man Césped le escribió una carta a Mendoza que expresaba: “Las estrellas enseñan. Son también maestras nobles y buenas para los niños. El cielo es una escuela. Los niños indígenas no pisarían jamás alguna de las escuelas de las ciudades. No tenían quien les abriese el libro de figuras iluminadas para enseñarles lo útil y lo bueno y lo bello; pero tenían por aula sus montañas y por libro el cielo... otros tantos grupos de niños, jugando deleitosamente en las praderas del cielo” en las praderas en las que ya estaba el espíritu de su amigo de infancia.
Lastimosamente no se dispone ni del tiempo ni del espacio suficiente para detenernos en analizar la faz de la personalidad del señor Jaime Mendoza. Es necesario apuntar que se le considera como novelista de la puna boliviana. Su manera de escribir es ruda, sobria y rotunda como un panorama potosino o una llanura del altiplano •
* Cristóbal Corso Cruz es miembro de la Sociedad Geográfica y de historia “Potosí”