El secuestro del mariscal de Ayacucho

El gobierno de Antonio José de Sucre comenzó a caerse el 18 de abril de 1828, cuando se produjo un motín en Chuquisaca en el que resultó herido en el brazo.

Cuadro del motín del 18 de abril de 1828.

Cuadro del motín del 18 de abril de 1828. Foto: SIHP

La silla de montar del gran mariscal.

La silla de montar del gran mariscal. Foto: SIHP

Retrato de Sucre en la Casa de la Libertad.

Retrato de Sucre en la Casa de la Libertad. Foto: SIHP

Retrato de Sucre en la Casa de la Libertad.

Retrato de Sucre en la Casa de la Libertad. Foto: SIHP

Retrato y armas de Sucre, en la casa museo Manuela Sáenz. Foto: Ámbar Toro.

Retrato y armas de Sucre, en la casa museo Manuela Sáenz. Foto: Ámbar Toro. Foto: SIHP


    Juan José Toro Montoya
    Ecos / 08/08/2024 02:23

    El gobierno de Antonio José de Sucre comenzó a caerse el 18 de abril de 1828, cuando se produjo un motín en Chuquisaca en el que resultó herido en el brazo. Este hecho coincidió con la primera invasión peruana, liderada por Agustín Gamarra, pero poco o nada hay sobre ella en los libros de historia. Lo que se sabe es que el mariscal de Ayacucho se restableció de sus heridas en Ñucchu y, a partir de ahí, hay un salto temporal hasta que presentó su renuncia y emitió su famoso mensaje a la Nación, en agosto. ¿Qué sucedió durante casi cuatro meses? Publicaciones del siglo XIX presentan una inquietante versión: Sucre estuvo secuestrado y en manos de Gamarra hasta la firma del acuerdo o ajuste de Piquiza.

    Llama la atención que los historiadores no hayan reparado en los vacíos que se puede advertir con claridad en la cronología de los hechos. Si el acuerdo, o ajuste, fue firmado el 6 de julio de 1828, ¿qué pasó entre Ñucchu y Piquiza? ¿Por qué hay prácticamente nada de lo sucedido durante por lo menos dos meses? Y, la pregunta más obvia: si el motín ocurrió en Chuquisaca, hoy Sucre, ¿por qué se firma el tratado en un lugar tan remoto como Piquiza que, aun hoy, no es más que un remoto caserío en el límite interdepartamental entre Potosí y La Paz? 

    Los datos comenzaron a surgir a partir del hallazgo de la copia fotostática del “Copiador de la correspondencia oficial del Jefe del estado Mayor General León Galindo.- 32 págs. - Puna - Potosí - 1828” (BC UMSA Mss. 542). ¿Qué tenía que ver Puna en esta historia? Por los sellos, no fue difícil ubicar el original en el Archivo Histórico de la Biblioteca Central de la UMSA: se trata de la correspondencia entre Galindo; el prefecto de Potosí, Francisco López, y los gobernadores de cantones como Chaquí, Quivincha, Siporo, Miculpaya, Esquiri, Caiza, Toropalca y Vilcaya como parte de una campaña militar: la defensa de Bolivia frente a la invasión peruana encabezada por Agustín Gamarra.

    Para entender lo que había sucedido, hay que recordar que, a fines de diciembre de 1827, Galindo había dejado la Prefectura de Potosí a Francisco López y se fue a La Paz como Jefe de Estado Mayor, cargo que estaba desempeñando al 18 de abril de 1828.

    Tras el estallido del motín, López salió de Potosí para mitigarlo mientras que Galindo se movilizó desde La Paz. Por todo lo que se sabía, y los documentos confirman, el Jefe de Estado Mayor —que, lógicamente, tenía tropas a su mando— no se dirigió a Chuquisaca ni hay registro de que haya estado ahí después de los hechos del 18 de abril. ¿Por qué?

    Los vacíos fueron creados por la existencia de por lo menos dos narrativas diferentes acerca de esos sucesos: por una parte estaban Sucre y sus partidarios; es decir, el gobierno legalmente constituido, que calificaron a lo sucedido de una invasión, con todo y lo que eso conlleva. Por otra parte estaban los alzados para quienes lo sucedido en abril de 1828 fue una revolución que estalló para liberar a Bolivia de la ocupación colombiana de la que se consideraba a Sucre como el principal cabecilla. Casimiro Olañeta formaba parte de esta última tendencia, así que hizo lo que estaba a su alcance para imponer esta versión. 

    En 1877, Gabriel René Moreno publicó sus “Documentos sobre el primer atentado del militarismo en Bolivia”, pero no en Bolivia, sino en Chile, advirtiendo que “el crimen frustráneo del 18 de abril permanece todavía para la posteridad envuelto en sombras. En Bolivia mismo es conocido apenas de bulto; porque también el bulto del suceso fue lo único que pudieron diseñar los documentos oficiales coetáneos…” (BNCH MC0049069, 247).  

    No era un simple artículo, sino que estaba acompañado de transcripciones de documentos que hacían varias revelaciones, desde uno que habla de la solidaridad demostrada por Tomás Frías y  doña Josefa de Lizarazu con el ilustre herido (Ídem, 260), hasta la afirmación, todavía discutida hasta hoy, de que Sucre fue secuestrado en Ñucchu y permaneció en esa condición hasta la firma del tratado de Piquiza.

    ¿Cómo ocurrió esto? Detrás de la conspiración estaba Gamarra, que ya tenía listo un ejército de 6.000 hombres en Puno, seis meses antes de los sucesos de abril en Chuquisaca (Ídem, 269). Transcurridos 12 días del motín, Gamarra invadió Bolivia (Ídem, 271) y pasó hasta Oruro de donde siguió de largo con rumbo a Potosí, pero estableció su campamento en Siporo, hoy provincia Cornelio Saavedra. 

    Mientras eso ocurría, según esta versión, el coronel Pedro Blanco defeccionaba del ejército boliviano y se reunió en Macha con Gamarra:

    “El coronel Blanco vino de Chichas, tanto por huir de una fuerza mayor que salió en su persecución de Potosí, cuanto por el designio de incorporarse con Gamarra, que ya se hallaba en Macha. Pasó por las orillas de esta ciudad (Potosí) sin entrar en ella, estando guarnecida con una pequeña fuerza de infantería. Después de unos 20 días volvió acompañado de un escuadrón más de peruanos, con banderolas peruanas; estos pasaron inmediatamente a Ñuccho y se llevaron preso al Gran Mariscal, hasta el campamento de Gamarra (en Siporo)” (MALLO, 1877: 272). 

    Ese testimonio está reforzado por lo que apareció en una publicación de la época: 

    “El coronel Blanco, dijo aquel Sr., á principios de mayo, desprendiéndose de Cotagaita, se dirigió á Chuquisaca. Hizo prisionero al Gran Mariscal presidente, en Ñuccho, donde se medicinaba; siguió su marcha hasta Macha. Allí recibió un refuerzo de un escuadrón peruano. Volvió con dirección a Potosí, y se hallaba hay en Puna, cuando pasaban las conferencias de Piquiza, reteniendo siempre a su prisionero” (AGUIRRE, 1871: 5).    

    Mediante una publicación de 50 páginas, los hijos de Pedro Blanco, Cleómedes y Federico, refutaron la publicación de Moreno y, pese a las pruebas exhibidas, rechazaron la versión de que su padre haya tomado prisionero a Sucre para retenerlo por espacio de dos meses. “El movimiento del 18 de abril (de 1828) fue una grande y verdadera revolución” (BC-F-01743, 1878: 2), publicaron.

    Los Blanco señalan que hay pruebas de que Sucre preparó su mensaje a la nación en Chuquisaca y en este mismo dice que “se me arrancó bruscamente, el cuatro de julio, del retiro en que me curaba mis heridas” (Ídem, 15). A eso hay que agregar una publicación del Cóndor de Bolivia que dice que “el Presidente de la República salió desde el primero del corriente á una casa de campo distante cinco leguas de esta capital. Sus amigos se alegrarán de saber que va restableciéndose. El día once le han extraído del brazo la décima cuarta astilla de hueso, y aún creen los cirujanos que existe alguna más. Sin embargo opinan que dentro de un mes sanarán las heridas” (CÓNDOR, 1828: 2).    

    La polémica duró hasta 2024, cuando se encontró la copia de la correspondencia de Galindo en el archivo, biblioteca y museo que está en Colcapirhua, Cochabamba, bajo la curaduría de su descendiente Arturo Galindo Grandchandt. Lo que demuestran estas cartas es que por lo menos en el periodo comprendido entre el 17 de junio y el 5 de julio de 1828 hubo intenso movimiento de tropas en Bartolo (hoy Betanzos) y Chaquí, que están próximos a Siporo, así como en Puna y Potosí. La fecha de 17 de junio corresponde a la primera carta que aparece en el folder que se conserva en la UMSA ya que las cartas están numeradas y la que aparece primero tiene el número 323, lo que permite presumir que faltan 321. En su contenido se da cuenta de asentamientos de tropas en los lugares referidos, además del reclutamiento de voluntarios, asignación de vestuario y otro tipo de movimientos que son normales en tiempo de guerra. Hay referencias explícitas a Pedro Blanco, considerándolo responsable del motín del 18 de abril de 1828 y, por lo tanto, un objetivo a destruir. En otras palabras, estos documentos refuerzan la versión de que Sucre fue secuestrado en Ñucchu y llevado a Siporo, donde se firmó el tratado de Piquiza el 6 de julio de 1828. Es necesario hacer notar que Piquiza está a muy corta distancia de Siporo. Si Antonio José de Sucre estuvo retenido en ese lugar, esa parece la razón por la que se haya elegido a Piquiza como lugar para la firma del tratado.

    Ahora bien, si Sucre estuvo secuestrado en Siporo, eso justifica la presencia del Jefe de Estado Mayor, León Galindo, con sus tropas en la zona. Allí fue donde ejecutó la resistencia a la primera invasión peruana. Por razones que todavía deben estudiarse, Gamarra no pudo terminar la ocupación del territorio invadido y terminó firmando el tratado de Piquiza que, finalmente, fue humillante para Bolivia. A sabiendas de esto, encabezando sus tropas, Galindo optó por salir hacia Salta, a donde llegó el 24 de julio de 1828 •

    Referencias:

    AGUIRRE, Miguel María. 1871. AJUSTE DE PIQUIZA EN 1828. Imprenta del Siglo. Cochabamba. 

    BC-F-01743, Biblioteca Central de la UMSA. BLANCO, Federico y Cleómedes. Rectificaciones para la historia de Bolivia. Imprenta del Siglo. Cochabamba. 

    BNCH MC0049069. MORENO del Rivero, Gabriel René. “Documentos sobre el primer atentado del militarismo en Bolivia”. En REVISTA CHILENA. Tomo IX. Jacinto Núñez, editor. Imprenta de la República. Santiago. 1877. pp. 246-288.

    MALLO, Jorge. “Apuntes sobre la connivencia del general Blanco y los demás incidentes al mismo respecto”. En BNCH MC0049069.

     

    * Juan José Toro es fundador y socio de número de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP). 

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