La chinchilla desdeñada

La chinchilla es un roedor típico de Bolivia. Aunque su piel es muy apreciada en la peletería, y se la considera uno de los animales simbólicos del país, no está presente en los hogares bolivianos, ni siquiera en sus variedades domésticas y apenas se las puede apreciar en los cada vez más reducidos zoológicos. ¿Y qué pasaba en 1825? El animalito había llamado tanto la atención que algunos de los diputados que formaron parte de la mal llamada “asamblea deliberante” propusieron que sea incorporado nada menos que en el primer escudo y en la moneda que tendría que haberse acuñado desde ese año. Sin embargo, la propuesta se quedó en los papeles.

La propuesta fue presentada por la Comisión encargada de presentar los proyectos de decretos sobre las banderas de la República, su Escudo de armas y el diseño de la moneda. A diferencia de lo que se cree, el tema no fue discutido el 17 de agosto, sino el 5 de ese mes, en la misma sesión secreta en la que se acordó previamente cómo iba a ser el decreto de premios al ejército libertador. Eso quiere decir que un día antes de la declaración de independencia, ya se había asumido decisiones de Estado, como fijar el nombre de la nueva República, de su capital, además del diseño de su bandera, escudo de armas y su moneda.

Las decisiones asumidas en las sesiones secretas confirman que los diputados no asistieron a la asamblea a deliberar nada. Las decisiones fueron asumidas a puerta cerrada y las sesiones públicas fueron simples ejecutoras de lo que se había decidido previamente, aunque muchas cosas fueron cambiadas entre las sesiones secretas y las públicas, como la exclusión de la chinchilla del escudo y la moneda.

Temas delicados

Los diputados fueron convocados a sesión secreta ya que debía tratarse un tema que incomodaba a la opinión pública: el de los premios que se iba a otorgar a los libertadores y al Ejército Libertador Unido del Sur, que había ingresado al país en febrero, encabezado por Antonio José de Sucre. El conflicto era económico ya que se proponía otorgar un premio de un millón de pesos para ese ejército.

Los pocos ciudadanos informados no entendían por qué iba a premiarse a un ejército que no había combatido en territorio altoperuano ya que la última batalla, en la que fue aniquilado el realista Pedro Antonio de Olañeta, se libró en Tumusla y estuvo liderada por Carlos Medinaceli Lizarazu, que era lugarteniente de aquel y se había pasado al bando patriota el 29 de marzo.

Esa incomodidad pudo ser la razón para que en el mismo decreto de premios se incluyera decisiones de Estado, como el nombre del nuevo país –República Bolívar– y de su capital –Sucre– y la otorgación de ciudadanía a quienes hubieran combatido en las batallas de Junín y Ayacucho. 

Y había un tema todavía más complicado: la decisión de qué ciudad iba a ser la capital, puesto que se había decidido el nombre, pero no el lugar. Por su origen, los denominados “doctores de Charcas”, liderados por Casimiro Olañeta, pretendían que, al haber sido la capital de la Audiencia colonial, y era sede de la asamblea de diputados, Chuquisaca sea nombrada como tal, pero Sucre ya había identificado a Cochabamba como un mejor emplazamiento, tanto por su ubicación, al centro del país, como por sus fértiles tierras, aptas para la ganadería y agricultura.

El asunto fue tratado en la sesión pública del 17 de agosto, pero no se llegó a un acuerdo y lo que figura en el acta es lo siguiente: “Hízose luego moción por el señor Méndez, sobre que se declare cual debía ser la capital del Estado que llevase la denominación de Sucre. La sala votó no deber aún discutirse el punto. Cerróse la sesión y se convocó para cuando regresase la legación”. 

Dicha legación es la que debía viajar a alcanzar al libertador Bolívar a expresar el reconocimiento del Alto Perú por sus servicios y a consultarle, en privado, si podía dejar sin efecto el decreto del 16 de mayo que sujetada las determinaciones de la Asamblea de Diputados del alto Perú a la aprobación del Congreso del (bajo) Perú. 

El rojo desdeñado

Como ya publiqué anteriormente, los colores de la primera bandera no fueron verde-rojo-verde sino punzó-rojo-verde, puesto que el rojo, como tal, apareció por primera vez en el decreto del 14 de julio de 1888 promulgado por Gregorio Pacheco.

No obstante, esas fueron las decisiones oficiales ya que, en el proyecto para la bandera, sí aparecía el color rojo, como se puede ver en el recuadro. Por razones que se desconoce, puesto que no están documentadas, se cambió el rojo por punzó en el decreto aprobado finalmente.

Otro detalle que debe tomarse en cuenta es que esa primera y efímera bandera no era con franjas horizontales, como suele representarse, quizás por la influencia de las cintas de las medallas en los cuadros de la época, sino verticales.

El diseño del escudo fue el último en discutirse en la sesión secreta del 5 de agosto, puesto que así aparece en el acta: “Informada la sala, suspendió su discusión por ser adelantada la hora. Se cerró la sesión, quedando señalado para la otra que será pública el día de mañana y la firmaron”.

Escudo con chinchilla

En el proyecto presentado por la comisión, el primer escudo era diferente del que fue finalmente aprobado. No aparecían los dos genios de los laterales y el árbol propuesto no era del pan, sino un árbol ananás (Ananas comosus), o de piña. No obstante, la mayor diferencia está en el animal, puesto que la comisión había propuesto poner “a la izquierda dos chinchillas en campo verde” y el que fue aprobado finalmente fue la alpaca.

Igual que con la bandera, y la moneda, tampoco hay documentos que expliquen por qué se cambió las decisiones asumidas en la sesión secreta del 5 de agosto.  

Un detalle interesante es que a la sesión secreta del 5 concurrieron prácticamente todos los diputados, 40 en total, con excepción de los dos de Santa Cruz, que no llegaron sino hasta el final de las sesiones, y de José Ramón Loayza, de La Paz, quien se encontraba enfermo. A la sesión pública del 17 de agosto asistieron 30 diputados.

La moneda que no fue

El informe de la comisión también debía referirse al diseño de la moneda que tendría que usar la nueva República, pero la propuesta original, la del 5 de agosto de 1825, difiere bastante de la que se aprobó en la sesión pública del 17 de agosto: 

“La Asamblea del Alto Perú para arreglar su moneda nacional decreta: 

 “La ley de la moneda será la misma que hasta aquí, mas para distinguirla se pondrá en el anverso el cerro de Potosí con el sol encima y en la circunferencia estas palabras, República de Bolívar, con más el lugar donde se acuña él y las iniciales de los ensayadores. En el reverso se presentarán el árbol de la libertad, coronado de cinco estrellas y dos chinchillas al pie y en la circunferencia estas palabras, comunión, firmeza, orden y ley.

“La moneda de oro llevará además en el reverso trofeos militares”.

El decreto aprobado finalmente no incluye a las chinchillas ya que, en los artículos que describen su diseño, señalaba lo siguiente:

“2º La moneda de plata, en su anverso, llevará grabado el Cerro de Potosí y un sol nacido sobre su cima y a los costados del Cerro irá expresado en un número y una letra mayúscula el valor de la moneda. 

“3º En la circunferencia se verá por el costado izquierdo la palabra República, y en el derecho Bolívar.

“4º En la parte superior e inferior en los lugares intermedios entre las mencionadas palabras se verán en abreviatura, el lugar de la amonedación y nombre del ensayador, y en números el año en que fuese acuñada la moneda.

“5º En el reverso se grabará en el centro el Árbol de la libertad y cinco estrellas, coronándole. Al pie del Árbol de la libertad aparecerán dos alpacas, sentadas, y enfrentadas, pero con el cuello levantado y la vista fija en la copa del Árbol.

“6º En la circunferencia, se leerá con unión, firmeza, orden y ley”. 

Pero este decreto no se cumplió en 1825, ni siquiera en todo 1826, puesto que los funcionarios de la Casa de Moneda de Potosí se dieron modos para retrasar el cambio de cuños. Incluso hasta septiembre de 1827, se siguió acuñando la moneda española, con las armas reales de España y la efigie de Fernando VII. Solo en ese mes, y por insistencia del prefecto de Potosí, León Galindo, que también era superintendente de la Casa de Moneda, se procedió a acuñar las primeras monedas republicanas, pero sin chinchillas ni el Cerro Rico de Potosí. En lugar de la efigie de Fernando VII se puso la de Bolívar •

La bandera

Propuesta de la comisión:

La Asamblea del Alto Perú para fixar el pabellón y bandera que sirvan de divisa a la República de Creta. El pabellón y bandera de la República de Bolívar se compondrán de cinco estrellas verdes en campo rojo, llevando las mayores las armas designadas. La escarapela será de color rojo y verde interpolado.

El decreto aprobado:

La Asamblea General de la República Bolívar, deseando fijar las banderas de este nuevo Estado, ha decretado y decreta lo que sigue:

Artículo primero.- La bandera nacional será bicolor, verde y punzó, el campo principal será punzó y a uno y otro costado irán colocadas dos fajas verdes del ancho de un pié: sobre el campo punzó se colocarán cinco óvalos verdes formados de ramas de olivo y laurel, uno en el centro y cuatro en los costados, y dentro de cada uno de estos óvalos se colocará una estrella color oro.

Artículo segundo.- La bandera menor solo llevará en el centro del campo punzó, uno de los óvalos mencionados en el artículo anterior con una estrella en el medio.

El escudo

Propuesta de la comisión:

La Asamblea del Perú queriendo designar las armas que distingan la República de Bolívar de las otras sus vecinas decreta: 

Las armas de la República constarán de un escudo dividido en cuatro cuarteles y un óvalo en medio. En este irá el sol en campo celeste.

A la derecha del cuartel superior cinco estrellas en campo rojo que denoten las cinco provincias unidas y a la izquierda el cerro de Potosí en campo blanco. A la derecha del cuartel inferior el árbol ananás en campo pajizo y a la izquierda dos chinchillas en campo verde. El escudo tendrá a la cabeza por timbre la gorra de la libertad.

El decreto aprobado:

La Asamblea General de la República Bolívar, deseando fijar el Escudo de armas de este Estado, ha venido en decretar y decreta lo que sigue:

Artículo primero.- El Escudo de armas de la República Bolívar, estará dividida en cuatro cuarteles, dos de ellos grandes; a saber el de la parte superior y el del pié; y el del medio dividido por la mitad formarán los otros dos.

Artículo segundo.- En el cuartel superior, se verán cinco estrellas de plata, sobre esmalte, o campo azul, y estas serán significativas de los cinco departamentos que forman la República.

Artículo tercero. En el cuartel del pié del Escudo, se verá el cerro de Potosí, sobre campo de oro, y esto denotará la riqueza de la República en el reino mineral.

Artículo cuarto.- En el cuartel del medio en el costado derecho, irá grabado sobre campo blanco el árbol prodigioso denominado del pan que se encuentra en varias de las montañas de la República, significándose por él, la riqueza del Estado en el reino vegetal,

Artículo quinto.- Al costado izquierdo de dicho cuartel, se verá sobre campo o esmalte verde una alpaca, y esto significará la riqueza del Estado en el reino animal.

Artículo sexto.- A la cabeza del Escudo se verá la gorra de la Libertad, y dos genios a los lados de ella teniendo por los extremos una cinta en que se lea República Bolívar.

Artículo séptimo.- La escarapela que han de llevar los ciudadanos de la República será bicolor, como sus banderas, es decir entre verde y punzó y una estrella color oro en el centro.

Fuentes consultadas:

Libro Mayor de Sesiones de la Asamblea de Representantes del Alto Perú.

Libro Menor de Sesiones Secretas de los señores diputados que componen la Asamblea General del Alto Perú.

Colección oficial de leyes, decretos y órdenes de la República Boliviana. Años 1826 y 1826. Imprenta Artística. La Paz.

 

* Juan José Toro es fundador de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP).