Saavedra: ¿un protomártir?
Cornelio Saavedra nació el 15 de septiembre de 1759 en una de las haciendas rurales de la entonces Intendencia de Potosí, cerca de la parroquia de Otuyo. Su padre, Santiago Felipe de Saavedra y Palma, era de Buenos Aires y allí se fue con su familia en 1767.
Cornelio Saavedra nació el 15 de septiembre de 1759 en una de las haciendas rurales de la entonces Intendencia de Potosí, cerca de la parroquia de Otuyo. Su padre, Santiago Felipe de Saavedra y Palma, era de Buenos Aires y allí se fue con su familia en 1767.
Con apenas 14 años, Cornelio fue uno de los 18 primeros alumnos del Real Colegio de San Carlos. Aunque tenía una situación privilegiada, estaba lejos de imaginar que se convertiría en uno de los personajes más influyentes en la historia de Sudamérica.
A Saavedra se lo llama, con frecuencia, “el primer presidente de Argentina”, una designación que acepta una pequeña parte de los historiadores de ese país, ya que la mayoría lo rechaza por considerar que su independencia fue declarada recién en el Congreso de Tucumán, el 9 de julio de 1816. No obstante, recientes estudios sobre la vida de quien fuera el primer presidente de la Junta de Buenos Aires, formada el 25 de Mayo de 1810, no solo confirman la primera apreciación, sino que demuestran que este personaje se introdujo en la historia incluso antes, en las invasiones inglesas.
Estuvo entre los porteños que reconquistaron Buenos Aires, en la primera invasión inglesa, en 1806, pero la historia argentina no recoge su participación. Algo tuvo que haber hecho bien, puesto que, tras la expulsión de los ingleses y la formación de la milicia de criollos denominada Patricios de Buenos Aires, estos lo nombraron su comandante, cargo que ejerció hasta que lo obligaron a dejarlo, pero eso fue mucho después de que el Virreinato del Río de la Plata se independizara de España.
En la segunda invasión inglesa, de 1807, Saavedra ya era comandante de los patricios, así que jugó un papel importante, puesto que estuvo al mando de una fuerza de 600 hombres que se pusieron a la orden de Santiago Liniers, quien ya había asumido la dignidad de virrey del Río de la Plata.
Un texto prácticamente desconocido es el texto de un elogio fúnebre que no solo habla de los méritos de Saavedra, sino de su participación en la segunda invasión inglesa:
“Sólo cuatro meses iban corridos de la formación de estos cuerpos, y el tesón infatigable con que oficiales y soldados concurrían á los ejercicios doctrinales apenas bastó para ponerlos en un regular órden de disciplina, cuando el virrey Liniers se vió precisado á salir á campaña con dos mil quinientos voluntarios de esta milicia entre ellos seiscientos Patricios con (Cornelio) Saavedra á la cabeza en auxilio de la plaza de Montevideo, que el general inglés sir Samuel Achmuty estrechaba y con brecha abierta amenazaba ocupar bien pronto.
“El marqués de Sobremonte no quiso dar las órdenes para que se aprontasen en la Banda Oriental los caballos y carretas que se pidieron; y este entorpecimiento y la celeridad con que el general inglés continuaba sus operaciones, dieron el resultado de que hallándose nuestra fuerza en la Colonia del Sacramento, les llegase la noticia de estar ya Montevideo ocupado por los enemigos. Le ordenó, entonces, la retirada de nuestro ejército á la capital.
“(Cornelio) Saavedra, siempre en vela por los intereses de la patria, hizo en esta ocasión un señalado servicio. Propuso y salvó con cien hombres de su regimiento el valor de novecientos mil pesos en cañones, armamento y municiones que se hallaban depositados en la Colonia, efecto de que absolutamente carecíamos y que para remediar su falta, se habian mandado traer de Chile y Lima. El bloqueo que inmediatamente pusieron los ingleses á los puertos de de la Colonia y el Sauce, no fué suficiente obstáculo al infatigable desvelo de este jefe que hizo las últimas remesas por el de las Higueras. A su regreso, las autoridades respectivas le dieron las gracias por su eficaz desempeño” (OLAVARRIETA: 7).
Inicio de la gueraa
La vorágine de acontecimientos prosiguió en 1808, cuando las tropas de Napoleón Bonaparte invadieron España y tomaron preso al rey Fernando VII. En su lugar, nombraron al hermano de Napoleón, José Bonaparte. Ese hecho provocó reacciones en América, donde se rechazó al rey francés y se proclamó la reivindicación de los derechos del rey cautivo. Eso explica que en la mayoría de los alzamientos posteriores se haya gritado “¡Viva Fernando VII!”.
En el Virreinato del Río de la Plata, el gobernador de Montevideo, Francisco Javier de Elío, se sublevó el 7 de septiembre de 1808 en contra del gobierno de Bonaparte y a favor de la restauración de Fernando VII en el trono de España.
La siguiente sublevación se produjo el 1 de enero de 1809, también reivindicando los derechos de Fernando VII, pero en Buenos Aires y los cabecillas del movimiento fueron Martín de Álzaga y Cornelio Saavedra. La diferencia entre este movimiento y el encabezado por Elío es que este fue enteramente realista mientras que el de Buenos Aires buscaba la destitución de Santiago Linieres como virrey del Río de la Plata con un argumento nada desdeñable: el ex líder de la resistencia contra los ingleses era francés de nacimiento.
Entonces, no se trataba simplemente de reclamar por los derechos del rey cautivo ya que se estaba intentando deponer al representante directo del gobierno colonial, al mismísimo virrey. Eso no era una asonada, sino algo más: un intento de independencia. Por tanto, la revolución comenzó el 1 de enero de 1809, en Buenos Aires. “Entretanto las intrigas de Elío, Álzaga y sus secuaces fueron adelante, consiguiendo con chismes y calumnias la destitución injusta de Liniers”, se quejó Luis Subieta Sagárnaga en un artículo publicado en 1945 (SUBIETA: 267). Y aunque el protagonismo de este movimiento es atribuido a Álzaga, la figura de Cornelio Saavedra se le sobrepone. El mismo Subieta añade, a continuación, que, tras reemplazar Cisneros a Liniers, “fue muy mal recibido por el elemento criollo, y a quien le dijo Saavedra con franca energía en una entrevista que tuvieron en la Fortaleza: ‘no cuente V.E. conmigo ni con los Patricios: el gobierno que dio autoridad a V.E. para mandarnos ya no existe; se trata de asegurar nuestra suerte y la de América y por eso el pueblo quiere reasumir sus derechos y conservarse por sí mismo” (ÍDEM: 268).
Aquí está, entonces, una prueba irrefutable del carácter revolucionario del alzamiento de enero de 1809. Es también Subieta quien lo advierte: “Esto fue proclamar la revolución que no tardó en estallar sucesivamente en Chuquisaca y La Paz en aquel mismo año” (ÍDEM).
El protagonismo de Álzaga no se advierte, por lo menos en los documentos consultados para este trabajo. Así, la Bibliografía Histórica del Río de La Plata, lo menciona, pero, con el obvio fin de resaltar la participación de un segundo, Miguel Marín, señala lo que sigue:
“El 1º de enero de este año, estalló, como todos saben, una revolución encabezada por don Martin de Álzaga y entre los ciudadanos que aquel día se distinguieron, se cuenta el capitán don Miguel Marín, como lo prueba el siguiente documento:
‘Don Cornelio Saavedra, coronel del regimiento de patricios, etc.
‘Certifico que el capitán de infantería don Miguel Marín, ayudante de órdenes del exmo. señor virrey don Santiago Liniers, en el día 1º de enero de 1809, reunidos los cuerpos de Cataluña, Vizcaya y Galicia con las armas para deponer la autoridad del señor virrey y desarmar al cuerpo de patricios, se me presentó cuando yo marchaba al fuerte á la cabeza de mi regimiento expresándome que habiéndome impedido por las tropas que sitiaban aquella fortaleza, el ponerse a las órdenes del exmo. señor virrey, lo hacía el ponerse á las mías, como hijo del país y jefe de aquel regimiento, admití su oferta, y me acompañó en mi marcha, hasta introducirme en el fuerte; posteriormente, retirado al cuartel con mi regimiento, quedó este oficial, como era regular á las órdenes de S.E.
‘En este mismo día, como á las cuatro de la tarde, resolví ponerme en marcha con la tropa de mi mando para oponerme a las pretensiones que con mayor ardor sostenían los cuerpos europeos, y este oficial, encargado por el señor virrey de ordenarme mi retirada se expresó en esta forma:
‘El señor virrey está rodeado de hombres a quienes interesará que sucumban los patricios, es mi sentir entre ustedes en la plaza sin darle obediencia en este momento; este pensamiento muy singular en este oportunidad y se acordaban muy bien al mío, produjo los resultados más felices al honor del cuerpo que mando.—Su conducta en estos momentos y posteriores sucesos le hacen recomendable; y para su satisfacción le doy este documento hoy 16 de enero de 1809.
‘(firmado) Cornelio de Saavedra” (ZINNY: 33 y 34).
El certificado no lo expide Álzaga, sino Saavedra, por la obvia razón de que él fue el líder de aquel movimiento, pero hay algo más a tomar en cuenta: tras la primera invasión inglesa fueron conformadas varias milicias, para defender a Buenos Aires, y la mejor manera de organizarlas fue mediante naciones, o la procedencia de sus integrantes. Así, hubo una milicia de gallegos, otra de extremeños, una de andaluces, portugueses, etc. así como una de pardos, o africanos, y otra de indios y mestizos. Tras el alzamiento del 1 de enero de 1809, Saavedra ordenó la disolución de todas las milicias, menos la de criollos; es decir, la de Patricios, que comandaba él. Debido a ello, cuando estalló la Revolución de Mayo, en 1810, la única fuerza armada importante fue la de los Patricios y esta fue la que consiguió la primera declaración de independencia del Virreinato del Río de la Plata, que se convirtió en las Provincias Unidas del Río de la Plata y no volvió a perder el control de ese territorio. Por tanto, la independencia del Río de la Plata, que en aquel momento abarcaba a lo que hoy son Argentina, Bolivia, Uruguay y Paraguay, fue lograda el 25 de Mayo de 1820 y no el 9 de Julio de 1816, que fue cuando se declaró, formalmente, dicha independencia •
Un hombre muy peligroso
Según su partida bautismal, Saavedra nació en la hacienda “La Fombera”, Santa Ana Mataca la Baja, en las proximidades de la parroquia Santa Ana de Otuyo, el 15 de septiembre de 1759. Eso significa que vino al mundo bajo jurisdicción del Virreinato del Perú ya que el de las provincias del Río de la Plata todavía no había sido creado. Este último data de 1776 así que tampoco existía en 1768, cuando el entonces niño Cornelio fue enviado a Buenos Aires donde residiría hasta el fin de sus días.
En Buenos Aires estudió, se licenció en Teología y Filosofía, se casó dos veces y formó parte de la Revolución de Mayo. En su condición de presidente de la primera junta de gobierno, que después pasó a llamarse “la Gran Junta”, Saavedra llegó a ser identificado como uno de los elementos subversivos más peligrosos. Fue Pedro Vicente Cañete quien, utilizando eufemismos, llegó a proponer que se lo asesine.
En su escrito número 39, Cañete señala que los discursos y proclamas emitidos por los revolucionarios eran escritos o por lo menos motivados por Saavedra y, por ello, propuso “proscribirlo del catálogo de los vivos”.
Fuentes
MENDOZA Loza, Gunnar. 2016
“El doctor don Pedro Vicente Cañete y su Historia Físico y Política de Potosí”. Estudio introductorio a CAÑETE y Domínguez, Vicente. 1787. GUÍA HISTÓRICA, GEOGRÁFICA, FÍSICA, POLÍTICA, CIVIL Y LEGAL DEL GOBIERNO E INTENDENCIA DE LA PROVINCIA DE POTOSÍ. Reedición de la Casa Nacional de Moneda (Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia). Imprenta Rayo del Sur. Sucre.
OLAVARRIETA, Ramón Eugenio. 1864
ELOJIO FÚNEBRE que en honor del brigadier y primer presidente de la República Argentina, don Cornelio Saavedra, dijo el 13 de enero de 1830, en la iglesia de nuestra señora de Mercedes, el doctor don Ramón Olavarrieta, cura vicario del partido de Lobos. Imprenta del Ferrocarril. Santiago.
SUBIETA Sagárnaga, Luis. 1945
“Un hijo de reyes”. Artículo en Boletín de la Sociedad Geográfica “Sucre”. Tomo XLI. Nos. 414-416. Imprenta Charcas.
ZINNY, Antonio (comp.) 1875.
BIBLIOGRAFÍA HISTÓRICA DE LAS PROVINCIAS UNIDAS DEL RÍO DE LA PLATA desde el año 1780 hasta el de 1821. Apéndice a la GACETA DE BUENOS AIRES. Imprenta Americana. Buenos Aires.
* Juan José Toro es fundador de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP).