Queriendo con querer
Con un error garrafal en el diseño de la bandera de Bolivia, la actriz Florinda Meza agradeció las muestras de apoyo que derivaron en el reinicio de las emisiones del exitoso programa televisivo “El Chavo del 8”
Con un error garrafal en el diseño de la bandera de Bolivia, la actriz Florinda Meza agradeció las muestras de apoyo que derivaron en el reinicio de las emisiones del exitoso programa televisivo “El Chavo del 8”: “Mis amados bolivianos, cuando nos veamos, tomaremos juntos un singani y una tacita de café para festejar. Ustedes han hecho desfiles en honor al Chavo del Ocho y por eso, gracias a su cariño, ¡Chespirito sigue vivo!”.
No fue el único mensaje en ese sentido. Hay otros de gratitud para Argentina, Brasil, Belice, Colombia, Chile, Costa Rica y, por supuesto, México. En el caso de los dos primeros países, también errores en sus banderas, puesto que en el de Argentina los colores son blanco-celeste-blanco y en el de Brasil se introduce injustificadamente el rojo. Pero la falla más notoria es la del diseño del pabellón boliviano, que aparece con los colores rojo-verde-amarillo-verde y, al centro, algún tipo de emblema que es cualquier cosa menos nuestro escudo.
¿Por qué hay mensajes para estos países? La primera interpretación de los medios fue que es un anuncio de que el programa se volverá a transmitir en canales de señal abierto de esos países, pero la razón podría ser otra: en estos hubo marchas y manifestaciones populares exigiendo su reposición. Al parecer, ese fue uno de los muchos elementos de negociación entre los herederos de Roberto Gómez Bolaños y el “megaconglomerado” TelevisaUnivisión para volver a emitir “El Chavo del 8”.
Para entendernos mejor, hay que apuntar que TelevisaUnivision es el resultado de la fusión que operó el 31 de enero de 2022 entre dos grandes empresas que, para entonces, ya eran conglomerados de medios: el Grupo Televisa y Univision Communications. Este conglomerado de conglomerados es dueño de la plataforma de streaming ViX, que desde el 18 de septiembre ofrece los 273 episodios para verlos a elección, como cualquier otra plataforma digital, mientras que en señal abierta se verá por Las Estrellas, que reestrenará dos episodios por día, y Univisión. Todos estos medios son de TelevisaUnivision así que, por lo difundido hasta ahora, el nuevo acuerdo llegaría hasta ahí y no se sabe si es que se renovará contratos con teledifusoras de países como Bolivia.
“El Chavo del 8” dejó de emitirse en 2020, luego de que el Grupo Televisa y los herederos de Gómez Bolaños, que se hizo famoso con su nombre artístico Chespirito, no se pusieran de acuerdo respecto a los dividendos que arrojaba el programa. Es obvio que el nuevo acuerdo debió contentar a todos y por eso es que se desbloquea la repetición de los episodios de la popular serie televisiva.
Y es que uno de los motivos que provocaron controversia en torno a Chespirito fue, precisamente, el de los dividendos que generan sus derechos de autor.
Los millones
Al igual que “El Chapulín Colorado”, “El Chavo del Ocho” era un segmento del programa “Chespirito” que se difundía mediante el canal 8 de la Televisión Independiente de México (TIM). Alcanzó popularidad rápidamente así que se transformó en un programa autónomo que debutó como tal el 26 de febrero de 1973 en el canal 2, que por entonces se conocía más como Telesistema Mexicano; luego se llamó Televisa y posteriormente El canal de las Estrellas, nombre que actualmente se ha acortado simplemente a Las Estrellas, que es de propiedad de TelevisaUnivision. El dato de la propiedad es importante porque las referencias a este tema apuntan a señalar que Televisa consiguió un acuerdo favorable a sus intereses por la producción del programa, primero, y por las retransmisiones, después.
De inicio, cuando Chespirito se había convertido en un famoso comediante con un programa que llevaba su nombre artístico, pudo darse el lujo de desdeñar una oferta que le hizo Emilio Azcárraga Milmo, por entonces dueño del canal 2, Telesistema. En su biografía, titulada “Sin querer queriendo”, Gómez cuenta que Azcárraga le ofreció doblarle el sueldo que ganaba en el canal 8 (TIM), además de pagarle una bonificación de 300.000 pesos en efectivo. Él aceptó, pero con la condición de que se cambiaría de canal cuando se cumplan las ocho semanas que faltaban para que culmine su contrato con el 8. Al día siguiente, recibió una llamada en la que le hacían conocer que debía pasarse al canal 2 de inmediato, así que él declinó la oferta. Ese mismo día, TIM le duplicó el sueldo, aunque aparentemente no se sabía nada de la reunión con Azcárraga.
En los días siguientes, Chespirito renovó su contrato con el canal 8 hasta que ya no tuvo necesidad de cambiarse de empresa porque Telesistema (canal 2) se fusionó con TIM para formar Televisa. Su situación económica no mejoró, pero ya era empleado de Azcárraga. En esos años, no había una tercera opción que le permita subir sus ingresos. Aunque Gómez ya no volvió a hablar del tema, lo que pudo haber ocurrido es que renegoció su situación laboral y renunció a cobrar sueldo a cambio de porcentajes. Entonces, ganó mucho más, pero las condiciones del contrato favorecieron tanto a Televisa que, según estimó la revista Forbes en una publicación de 2012, habría ganado la suculenta suma de 1.700 millones de dólares. No obstante, esta publicación, que no está disponible en versión digital, fue desmentida tanto por Televisa como por los herederos de Chespirito y se habría equivocado al señalar que esa suma es la que ganó la empresa desde que el programa se dejó de grabar, lo que es incorrecto. Otro error, que daña la credibilidad del artículo, es que se filmó 1.300 capítulos de la serie cuando ahora, que toda está disponible en ViX, se confirma que fueron 273.
Lo cierto es que el programa generó millones de dólares y no solo infló las arcas de Televisa, sino también la cuenta bancaria de Roberto Gómez Bolaños quien aprendió las mañas de sus empleadores y creó el Grupo Chespirito, con el que no solo obtuvo ganancias por mercadotecnia —la mercancía vinculada a sus programas y personajes— sino también por regalías, que se convirtieron en las manzanas de la discordia.
Los juicios
Según cuenta el propio Gómez, “Un día, a finales de 1977, Carlos Villagrán me había dicho que quería tratar conmigo un asunto muy importante, para lo cual me citó en el Vip's de Insurgentes y Altavista”.
Villagrán era el actor que interpretaba a Quico, el hijo de doña Florinda y el antagonista niño del Chavo del 8 que se había hecho tan popular que “más de un espectador había acicateado su ego diciéndole que él era la piedra angular del edificio”.
En la versión de Chespirito, Villagrán le dijo que quería alejarse del grupo, puesto que tenía proyectos personales que realizar y uno de ellos era seguir interpretando a Quico. Le pidió autorización y él se la dio. En este contexto, Televisa iba a sacar una serie derivada del Chavo del 8 con Quico como protagonista, algo que hoy en día se ha hecho muy común en la televisión estadounidense en la que lleva el nombre de “spin-off”, pero Emilio Azcárraga Milmo sabía que Chespirito había registrado como suyos todos sus personajes y, para evitar problemas con los derechos de autor, le preguntó cuánto cobraría por su autorización. El comediante dijo que no cobraría nada, pero el nuevo programa debía llevar una advertencia de que él era el creador de Quico.
En su autobiografía, Gómez afirma que Villagrán no aceptó la condición así que aquel decidió no autorizar el uso de su personaje en territorio mexicano, lo que obligó a Quico a interpretarlo en países donde no se aplique el derecho de autor que ostentaba Chespirito. Eso lo llevó a realizar programas televisivos en Venezuela y Argentina. Sus proyectos no lograron el éxito que esperaba y en 1987 regresó a México para lanzar el programa “¡Ah, qué Kiko!” en la televisora Tele Rey. Eso le trajo conflictos legales con Chespirito, pese a que, al igual que en Venezuela, Villagrán usó el recurso de modificar el nombre de su personaje poniendo la “k” donde debían ir “qu” y “c”.
Para entonces, Gómez Bolaños se había convertido en un experto en usar sus derechos de autor para conseguir regalías y por eso hasta rompió la promesa que le había hecho al resto de los actores del Chavo del Ocho de que ellos podrían usar sus personajes libremente cuando el programa deje de grabarse.
Quien debió enfrentar una dura y larga batalla judicial fue María Antonieta de las Nieves, que interpretaba a la Chilindrina, ya que, cuando ella comenzó a encarnar al personaje lejos de los sets de grabación de Televisa, Chespirito le inició un proceso que duró 12 años. En julio de 2013, la actriz proclamó públicamente que había vencido en el juicio, no solo contra Gómez Bolaños, sino contra Televisa. “La Chilindrina es mía y no me la puede quitar nadie”, proclamó desde Lima.
Y es que, pese a que tenía los registros, Chespirito también cometió errores que le llevaron a perder pleitos judiciales como el que sostuvo contra un actor de la comedia teatral “11 y 12”. Aunque los hechos mostraban lo que realmente ocurría, nadie, ni siquiera la victoriosa Chilindrina, se atrevía a señalar a la verdadera responsable detrás del actor y guionista.
La primera clave estuvo en Ramón Valdez, que actuaba como Ron Damón. El actor dejó “El Chavo del 8” y luego se lo vio actuando como Don Moncho en la serie “Federrico” que Villagrán protagonizó en Venezuela. En 1988, cuando salió “¡Ah, qué Kiko!”, Valdez volvió a aparecer en el papel de Don Ramón, pero eso fue poco antes de que falleciera. Por estos dos hechos, se especuló que el veterano actor estaba actuando en solidaridad con Carlos Villagrán, que habría sido injustamente despedido por Chespirito debido a que tuvo un romance con Florinda Meza, pero, en una entrevista, el hijo de Valdez, Esteban, dijo que su padre se alejó debido a que la actriz había tomado control del trabajo de Gómez Bolaños.
Entonces, de una u otra manera, doña Florinda fue responsable de los rompimientos en la vecindad.
“No te juntes con esa chusma”
Aunque no lo dice directamente, Chespirito deja entrever en su autobiografía que se enamoró a primera vista de Florinda Meza García.
La vio en el set del programa La Media Naranja, cuando todavía no se grababa “El Chavo del 8”, y, en el momento en que Lalo Alatorre dijo que ella era estupenda, “¡Más que estupenda! —dije yo exhalando un suspiro (…). Y su presencia me dejó más que impresionado aun antes de saber que tenía un caudal extra de cualidades, entre las que destacaba un talento excepcional para cantar, bailar, escribir, producir, etcétera”.
Gómez convenció a Meza de unirse a su elenco interpretando a doña Florinda y, según los varios testimonios coincidentes, comenzó a cortejarla prácticamente desde que comenzaron las grabaciones.
Consiguió su objetivo algunos años después, en una gira, cuando se quedaron a solas y Chespirito se quejó de que las admiradoras les habían dado varios besos a los varones del elenco, pero nadie le había besado a él. “Si quieres besar a alguien —me dijo Florinda—, ¿por qué no me besas a mí? ¡Y claro está que la besé!”.
La relación comenzó en 1977, pero existía un detalle: Gómez Bolaños llevaba un matrimonio de más de 20 años con la argentina Graciela Fernández, con la que tenía seis hijos. Sin embargo, la familia no pareció incomodar a Meza quien ya había tenido relaciones con el director de “El Chavo del 8”, Enrique Segoviano, y con el propio Villagrán, pese a que ambos eran casados.
Uno de los amigos de Segoviano es Marco Antonio Regil, un conductor de televisión que aseguró que el productor, que había sido contratado por Chespirito, fue despedido por celos. “Hace muchos años, Enrique Segoviano andaba con Florinda Meza, fue novia de Enrique Segoviano y Carlos Villagrán y, cuando Chespirito anda con ella, ¿a quién corren? Pues a los exnovios”, dijo en una entrevista en el programa “PInky Promise”.
La relación extramatrimonial de Gómez y Mesa comenzó en 1977, justo el año en el que Villagrán sale del programa, supuestamente para seguir sus proyectos personales.
Chespirito llegó a ser un hombre muy influyente, así que pocos se animaban a hablar en su contra, pero todo indica que más temor inspira su ahora viuda, Florinda Meza, con la que se casó recién en 2004. Nadie lo dice directamente, pero se insinúa que ella estuvo detrás de las persecuciones judiciales a Quico y la Chilindrina. Este año, antes de proclamar el retorno del programa televisivo, declaró reiterativamente en contra de la serie televisiva biográfica “Sin querer queriendo” que fue acordada con el hijo de Chespirito, Roberto Gómez Fernández. Doña Florinda dice que la serie no solicitó “la autorización para tocar ciertos temas e interpretar a algunos personajes" y ha iniciado demandas en contra la producción que tiene previsto estrenarse este año en la plataforma MAX.
Y Bolivia tiene su cuota parte en esta historia, de la que apenas menciono algunas facetas. El conglomerado TelevisaUnivision, que es propietario de ViX, donde ahora está “El Chavo del 8”, tiene a dos personajes clave, el presidente del Consejo, Emilio Azcárraga Jean, hijo de Emilio Azcárraga Milmo, y el vicepresidente, el boliviano Marcelo Claure. Sí, “mesmamente” el Marcelo Claure del Club Bolívar. No lo sospeché desde un principio •
Mujeriego empedernido
En su autobiografía, Roberto Gómez Bolaños no solo reconoce su desmedido gusto por las mujeres, sino que se ufana de ellas.
Cuenta que fue circuncidado y tuvo una erección cuando la enfermera lo tocó: “yo tenía 17 años, una edad durante la cual hasta la letra ‘B’ hace pensar en nalgas femeninas y la ‘V’ hace pensar en mujer con las piernas abiertas en compás”.
Al referirse a las razones por las que se acabó su matrimonio con Graciela Fernández, dice que “mis errores se extendían hasta el campo de la infidelidad. Durante las giras, como ya he dicho, éramos frecuentemente asediados por damas que no se conformaban con el recuerdo que representaba un autógrafo, sino que solicitaban un testimonio más íntimo”.
El Chavo reaccionario
Desde su condición de sobrino de Gustavo Díaz Ordaz a su apoyo expreso a Vicente Fox, Roberto Gómez Bolaños siempre fue polémico en sus preferencias políticas, pero pocas críticas provocaron tanto polvo como las que le hizo el sociólogo Raúl Rojas Soriano, autor de 22 libros sobre Metodología de la Investigación, Educación y Salud.
En una entrevista con Notimex, con fecha 28 de noviembre de 2014, Rojas dijo que “el machismo, la violencia, la denigración moral y la falta de valores solidarios caracterizan a la serie de televisión ‘El Chavo del 8’” y, si atendemos sus razones, por lo menos tenemos que ponernos a pensar en ellas.
“Las situaciones que ocurren entre los personajes podrían parecer chistosas, pero en realidad son un reflejo grave de la sociedad y el programa no aporta soluciones para mejorar la vida social de los habitantes de una vecindad, al contrario, se les denigra más y más”, añadió.
Quico es un niño mimado que denigra al Chavo por ser pobre; doña Florinda desprecia y golpea a Don Ramón, al que considera “chusma” (conjunto o multitud de gente grosera o vulgar); mientras que doña Clotilde es una persona de la tercera edad de la que se burla el resto, al extremo de llamarla “bruja”.
La burla de los demás por sus defectos físicos es un denominador común: de Don Ramón, porque es flaco; del profesor Jirafales, porque es alto; del señor Barriga y Ñoño por su obesidad y de la Chilindrina por su baja estatura, algo que también es recurrente en la otra serie famosa, “El Chapulín Colorado”.
Aunque se empeña en tener enseñanzas, la serie no enseña superación y también ha trascendido que Chespirito había proyectado un capítulo final en el que el Chavo moría atropellado, sin jamás haber superado su condición de extrema pobreza.