Por la mujer boliviana
La politóloga y activista Evelyn Callapino Guarachi, que lucha por transformar la vida de las mujeres que sufren violencia de género y exclusión social en la ciudad de Potosí, estudia a las mujeres mineras del Cerro Rico
La politóloga y activista Evelyn Callapino Guarachi, que lucha por transformar la vida de las mujeres que sufren violencia de género y exclusión social en la ciudad de Potosí, estudia a las mujeres mineras del Cerro Rico y recuerda que partir del año 1980 cada 11 de octubre se conmemora el Día de la Mujer Boliviana.
Esta fecha rememora el nacimiento de Adela Zamudio (1854-1928), escritora y poeta cochabambina que cuestionó el machismo y el orden tradicional patriarcal boliviano.
Por este motivo, Lidia Gueiler, la primera presidenta boliviana, instituyó su natalicio como una forma de honrar y dignificar a la mujer boliviana y sus luchas de reivindicación.
Esta fecha debería verse como una reflexión y, a la vez, reafirmación del compromiso de construir una sociedad equitativa y más justa. Lastimosamente, en el presente, el 11 de octubre tan solo se ha convertido en una fecha de simples festejos y se olvidó el verdadero sentido original.
El objetivo de la señora Lidia Gueiler era visibilizar a una boliviana que había luchado por una sociedad más justa. La obra de Adela Zamudio muestra su enfrentamiento al conservadurismo político, social y jurídico del siglo XIX. Cuando Adela nació, regía el Código Civil de 1831 promulgado por el mariscal Andrés de Santa Cruz. Este Código señalaba en su artículo 130 que “el marido debe protección a su mujer y ésta obediencia al marido”. En el artículo 132 decía que “la mujer no puede comparecer en juicio sin licencia de su marido” y en el 134 que “no puede dar, enajenar (transferir), ni adquirir por título gratuito sin la concurrencia del marido”. En realidad eran muchos artículos que restringían la capacidad jurídica de las mujeres y que las sometían a la autoridad de sus cónyuges.
La alondra solitaria
Adela Zamudio fue autodidacta. En los primeros poemas de su autoría firmaba con el pseudónimo de “Soledad”, nombre que delata la melancolía de su carácter. Adela luchó por ser aceptada en el magisterio, hasta que en 1890 logró ingresar a una escuela en Cochabamba donde comenzó una fecunda actividad pedagógica orientada a defender el derecho de la mujer a recibir una educación de excelencia y a eliminar toda traba y prejuicio que en ese entonces atentaban contra la formación académica y espiritual de las jóvenes bolivianas. En el año 1905 fundó la primera escuela de señoritas.
A tiempo de desarrollar su actividad pedagógica, Adela Zamudio reclamó a través de escritos publicados en varios medios de comunicación por la necesidad de introducir el laicismo en los programas académicos nacionales. Además, lanzó algunas propuestas audaces para la época, como la instauración del matrimonio civil, el derecho al divorcio y la separación de los poderes de la Iglesia católica y del Estado.
Desde el liceo impulsó la enseñanza gratuita y laica, denunció fuertemente el “primitivismo patriarcal” de la sociedad y la explotación y dominación imperante. Su postura le valió el rechazo y la discriminación de una sociedad conservadora y puritana y su excomunión de la Iglesia católica. En más de una ocasión se enfrentó en agudas polémicas con sacerdotes en las que se batió gracias a su afilada y graciosa pluma y la energía y claridad con las que defendía sus ideas.
Adela Zamudio escribió extensamente sobre esa subordinación y sometimiento, cuestionando sus fundamentos políticos y filosóficos. Utilizó la literatura y la poesía para difundir su mensaje. Es de resaltar su excelente poema “Nacer hombre”, que es una reflexión sobre los privilegios de los varones y la exclusión de las mujeres de la escena política, así como su subordinación jurídica. La obra literaria de Zamudio muestra cómo ella hizo uso de su pluma para condenar los males de la sociedad boliviana •
NACER HOMBRE
Adela Zamudio
Cuánto trabajo ella pasa
por corregir la torpeza
del esposo, y en la casa,
(permitidme que me asombre)
tan inepto como fatuo
sigue siendo la cabeza.
porque es hombre.
Si algunos versos escribe
“de alguno esos versos son
que ella sólo los suscribe”,
(permitid que me asombre)
Si ese alguno no es poeta
¿Por qué tal suposición?
Porque es hombre.
Una mujer superior
en las elecciones no vota,
y vota el pillo peor,
(permitidme que me asombre)
con sólo saber firmar
puede votar un idiota.
porque es hombre.
Él se abate y bebe y juega
En un revés de la suerte;
Ella sufre, lucha y ruega,
(permitidme que me asombre)
Ella se llama “ser débil”.
Y él se apellida “ser fuerte”
porque es hombre,
Ella debe perdonar
si su esposo es infiel;
mas, él se puede vengar;
(permitidme que me asombre)
en un caso semejante
hasta puede matar él,
porque es hombre.
¡Oh, mortal!
¡Oh mortal privilegiado,
Que de perfecto y cabal
gozas seguro renombre!
para ello ¿qué te ha bastado?
Nacer hombre.
* Cristóbal Corso Cruz es miembro de la Sociedad Geográfica y de Historia “Potosí”.