Etnogénesis Yampara
La reconstitución de la Nación Yampara en la actualidad, según Gabriel Salinas
Plural Editores publicó el resultado de una investigación del antropólogo sucrense Gabriel Salinas Padilla en un libro titulado “Etnogénesis Yampara. La reconstitución de la Nación Yampara en la actualidad”.
Se trata de una valiosa investigación que incluyó trabajo de campo y que en su momento sirvió a Salinas como tesis para obtener su licenciatura en Antropología. La obra fue presentada en días pasados en la Casa de la Libertad por su director, Mario Linares, quien destacó que constituye un aporte fundamental a la comprensión, reconocimiento y valorización de la historia y cultura del Yampara Suyu.
La actividad contó con la participación de autoridades y representantes de la Nación Yampara, así como académicos y representantes de la organización no gubernamental de origen español Justicia Alimentaria. En relación con el más conocido Pujllay, el autor se refiere al proceso de autorreferenciación del tarabuqueño con lo yampara y a “una estrategia subalterna de empoderamiento para los actores indígenas de Tarabuco de cara a las relaciones de poder que atravesaron el proceso histórico boliviano y su hegemonía cultural”.
Salinas concedió a ECOS la siguiente entrevista, en la que explica algunos de los puntos salientes de su libro y, en concreto, de su investigación sobre este tema.
ECOS. Las comunidades indígenas de Tarabuco reivindican su pertenencia a la antigua cultura yampara, pero, ¿hay, efectivamente, más allá del discurso legitimador, una relación de continuidad entre los yampara prehispánicos y los tarabuqueños de hoy? Y, entonces, ¿cuáles son las diferencias entre lo tarabuqueño y lo yampara, en términos antropológicos?
Gabriel Salinas Padilla (GSP). Sí, efectivamente hay una relación de continuidad entre lo yampara prehispánico y las comunidades de Tarabuco que actualmente se han reconstituido como Nación Yampara. Estos son los aspectos que buscamos rastrear en la investigación de mi libro “Etnogénesis Yampara”.
Allí encontramos, por ejemplo, la ocupación histórica de las comunidades indígenas de Tarabuco sobre el territorio que abarcó el Kurakazgo Yampara prehispánico, y dicho asentamiento espacial ha moldeado a lo largo del tiempo una tradición cultural que se origina en la experiencia y la memoria de estos grupos humanos.
Esto último también se observa, por ejemplo, en otro aspecto clave de la relación de continuidad con el pasado: el sistema de creencias vinculado a la cosmovisión andina de los pueblos prehispánicos, que siguen vigentes entre las comunidades de Tarabuco, como lo expresa de forma más vistosa la celebración del Pujllay.
En el Pujllay, a pesar de los procesos de aculturación impulsados por la evangelización colonial, en nuestros días vemos el despliegue de rituales y mitos profundamente enraizados en la tradición de los tarabuqueños, como son la representación del Supay o Tata Pujllay y la Pachamama.
Ahora bien, definir si esta tradición cultural que se mantiene viva desde tiempos remotos establece una relación pura, entre lo yampara del pasado y lo yampara del presente, es entrar en especulaciones primordialistas o esencialistas sobre lo que podemos entender como cultura, y entrar en ese tipo de visión para observar las dinámicas sociales empobrece la mirada y resultaría en un enfoque sesgado, ya que la cultura no puede concebirse como algo puro y estático, sino como un proceso de cambios, transformaciones, recuperaciones, articulaciones y rearticulaciones. Es decir, definir las dinámicas culturales del presente en base a la idea de un origen en el pasado desvirtúa la riqueza de los fenómenos culturales, y es justo eso, recuperar esa riqueza histórica, lo que se busca remarcar desde el enfoque antropológico que se aborda en Etnogénesis Yampara.
ECOS. ¿Qué pasa con las mujeres de las comunidades en Tarabuco? ¿Por qué no colaboraron en la investigación? ¿Y por qué los varones prefieren mantenerse en el anonimato y ser identificados con un pseudónimo?
GSP. En realidad, las mujeres yamparas también participaron en la investigación; no todo el material recogido en el trabajo de campo se limita a las entrevistas que se citan, también se encuentran las observaciones de la realidad investigada, donde por supuesto las mujeres yamparas tienen un rol fundamental.
Por otra parte, el uso de pseudónimos es una práctica habitual, que se emplea al trabajar con informantes clave de la comunidad con quienes se realiza el estudio, ya que esta condición de anonimato les permite expresar con mayor comodidad sus ideas. Es un tema metodológico del abordaje etnográfico.
ECOS. ¿Qué importancia tiene el Pujllay en el proceso de autorreferenciación del tarabuqueño con lo yampara? ¿Y por qué, según lo investigado, el Pujllay es mucho más que una celebración del carnaval?
GSP. El Pujllay es el referente de la forma de habitar el mundo, la cultura, y de entender el mundo, cosmovisión de los yamparas actuales. El origen de esta celebración se vuelve difuso en el tiempo, pero las representaciones sociales que articulan esta celebración se corresponden con deidades del panteón prehispánico, estableciendo que esa tradición cultural indígena se mantiene viva en el presente.
Se puede decir que el Pujllay es un referente de identidad que en los procesos de adscripción étnica, como el que analizamos, son hitos centrales para desarrollar una gestión de la diferencia frente al “otro”, es decir, al no yampara, de ahí el empoderamiento que señalamos se funda en esa celebración ritual, ya que caracterizamos la emergencia yampara en la actualidad como un proceso de etnogénesis, una categoría antropológica que define las dinámicas sociales de un grupo humano integrado, que desarrolla una recuperación y recreación de sus referentes identitarios alrededor de su etnicidad, pero de cara al mundo contemporáneo, es decir, para desde su gestión de la diferencia, buscar mejores condiciones para negociar su situación en las relaciones de poder que atraviesan la realidad de estos pueblos en el presente.
Por otra parte, hablamos de una “dimensión mítica” y una “dimensión cotidiana” del Pujllay para explicar cómo la primera marca la cosmovisión de los yamparas y la segunda, su forma de vida, su cultura, dos dimensiones indiscernibles, y que diferenciamos en términos de un esencialismo estratégico de orden analítico, pero que en general refieren a cómo la fiesta ritual del Pujllay.
No es una escenificación divorciada de la realidad de las comunidades yamparas de Tarabuco, sino que esta ritualidad expresa los sentidos culturales que organizan la vida de los yamparas actuales, durante todo el año, desde lo económico hasta lo político.
ECOS. Del indígena tarabuqueño al campesino tarabuqueño como estrategia de negociación de poder. Esto, que evidentemente ocurrió, ¿cuánto le sirvió al habitante de estas tierras? ¿Y no ocurre también lo inverso: de campesino a indígena, cuando se trata de sacar provecho del pasado en el campo del turismo?
GSP. Diría que ambos procesos de construcción identitaria se han reflejado en la investigación, pero en ningún caso se trata de “sacar provecho”. Como expliqué, se trata de una agencia histórica desplegada por los actores subalternos, con todo derecho, para negociar su situación en el marco de las relaciones de poder que atraviesan la realidad del mundo contemporáneo. Por ello hablaba de la “dimensión mítica y cotidiana del Pujllay”, buscando aclarar que el Pujllay para los yamparas no solo es esa fiesta turística que todos conocen, sino que es algo presente en la vida de las comunidades de la Nación Yampara actual, que está más allá del turismo y que tiene que ver con la forma en que habitan el mundo y entienden el mundo, una cultura que se reivindica políticamente de cara cuestiones mucho más complejas que el turismo, como la protección de sus recursos biogenéticos, como el maíz, y su autodeterminación como nación indígena originaria •