Guerra Civil boliviana
El concepto de “guerra civil” ha cobrado vigencia en los últimos años en el marco de conflictos políticos entre bandos polarizados, pero ninguno se aproximó a las características de una conflagración de ese tipo puesto que, teóricamente, esta es el enfrentamiento armado entre los habitantes de un mi
El concepto de “guerra civil” ha cobrado vigencia en los últimos años en el marco de conflictos políticos entre bandos polarizados, pero ninguno se aproximó a las características de una conflagración de ese tipo puesto que, teóricamente, esta es el enfrentamiento armado entre los habitantes de un mismo país o nación.
La guerra, entonces, es un enfrentamiento entre bandos que usan armas para tal fin, lo que generalmente ocasiona la pérdida de vidas humanas y, paralelamente, daños que en la mayoría de los casos son irreparables e irreversibles. Si a estos elementos generales se agrega la formación de los bandos en ejércitos, bajo mandos reconocibles, entonces tendremos configurado el cuadro teórico de una guerra.
Este artículo se ocupa de la guerra civil librada en Bolivia como un intento de análisis que toma en cuenta los factores económicos y sociales que la provocaron, sus antecedentes (la Ley de Radicatoria, la Guerra del Pacífico) y los resultados que arrojó al país esa conflagración bélica que, en su momento, dividió a los bolivianos.
Antecedentes
¿Sabias que Bolivia tuvo en 1898 y 1899 tuvo una guerra civil, que determinó que Sucre deje de ser la sede de gobierno? Esa fue la consecuencia más importante, y dañina para el sur del país, de ese conflicto cuyos antecedentes paso a apuntar:
Para identificar las razones que determinaron la guerra hay que remontarnos a la época de los 70´s del siglo XIX, cuando los frentes indígenas asentados en territorio del departamento de La Paz intentaron hacerle un golpe de Estado a Hilarión Daza pues ya estaban cansados de que las elites ajenas a ellos gobiernen la república, y es cuando se desatan los comentarios de “La Paz capital de la república, no Sucre”.
Otro antecedente importante fue la pérdida del Litoral boliviano, en 1879, puesto que el comercio iba a ser mas dificultoso con Sucre, que era la capital, y eso visibilizó el argumento de que las ex costas peruanas (Tarapacá) conectaban más fácil con La Paz.
Y el antecedente más importante fue la Ley de Radicatoria, una norma promulgada por el gobierno del entonces presidente conservador Severo Fernández Alonso que determinaba que los mandatarios tenían el deber de gobernar desde Sucre, puesto a que esta es la capital de la República.
Fernández había promulgado la ley debido a que, hasta esa fecha, 29 de noviembre de 1898, los presidentes gobernaban donde les parecía: unos lo hicieron en Sucre, otros en La Paz, Cochabamba u Oruro.
Esta ley no le gustó para nada al Partido Liberal que estaba al mando del paceño José Manuel Pando, cuyos intereses económicos estaban concentrados en su departamento de origen.
Sangre en el altiplano
Pando no se quedó con los brazos cruzados y, aprovechando que los indígenas de las regiones circundantes al Lago Titicaca se habían organizado en torno a Pablo Zárate, apodado “el temible Willka”, se alió con ellos haciéndoles múltiples ofrecimientos. A Zárate le ofreció la vicepresidencia una vez que se alcanzara el objetivo de trasladar la sede de gobierno.
Es por eso que el Willka, que encabezaba huestes todavía no armadas, anunció la guerra civil. Alarmados por tal noticia, los conservadores también se pusieron en marcha, rumbo a La Paz, sin imaginarse que en plenas pampas altiplánicas se desataría masacres nunca antes vistas.
El choque más espantoso se produjo en Ayo Ayo, donde los indígenas liberales, que habían obtenido refuerzos, derrotaron a los conservadores sureños que, alarmados, decidieron ocultarse en la parroquia del pueblo, apelando al “asilo en sagrado”, un antiguo derecho que regía entonces en la mayoría del mundo y consistía en declarar inviolables las propiedades religiosas para quienes se refugiaran en ellas; pero las huestes de Zárate no lo respetaron y desataron una masacre sin precedentes en el lugar, que incluyó a los sacerdotes.
Aunque luego hubo la masacre de Mohoza y la batalla de Paria, el impacto del suceso de Ayo Ayo fue determinante, puesto que encaminó a los conservadores a la derrota.
Sede del Gobierno
Tras su derrota, Severo Fernández Alonso resigna el gobierno y huye del país, dejando el poder en manos del paceño José Manuel Pando que se convierte en el nuevo presidente de la república, pero no cumple sus promesas con los indígenas, y, además, manda a ejecutar al Willka, incriminándolo de los homicidios cometidos contra los conservadores chuquisaqueños, pero ¿qué hay de Sucre? se acuerda que la ciudad conservaría su condición de capital de la República, pero dejaría que los poderes ejecutivo y legislativo se trasladen a La Paz, quedándose solo con el judicial.
El cambio es visible de manera inmediata cuando aquel precioso palacio de gobierno ubicado en la plaza 25 de Mayo se queda como sede de la prefectura chuquisaqueña mientras que el Poder Ejecutivo es llevado al Palacio Quemado ubicado en la plaza Murillo de La Paz.
De esta manera, este hecho cambia la historia económica boliviana pues por mucho tiempo, tras la pérdida del litoral, se hará importaciones y exportaciones mediante el ferrocarril Arica-La Paz, después del tratado de 1904.
Desde entonces rige la confusión para muchos extranjeros de que La Paz es capital de Bolivia.
Conclusión
La guerra civil solo desató inestabilidad económica, muertes y, sobre todo, inestabilidad política, pues Bolivia será gobernada 14 años por los liberales.
Quedaron también los resentimientos entre paceños y chuquisaqueños como deja ver un bailecito cuya letra dice: “arriba, chuquisaqueños; arriba la capital, ningún chucuta, ¡caramba! ha de querer gobernar”.
Hace 15 años se revitalizó la protesta chuquisaqueña que fue respondida con violencia por el gobierno de Evo Morales en un episodio que remató en los enfrentamientos en La Calancha, lo que fue apenas una muestra de que Sucre no ha renunciado a su derecho de recuperar la capitalidad plena •
Ley de 29 de noviembre de 1898
(De Radicatoria)
SEVERO FERNÁNDEZ ALONSO, PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA.
Por cuanto, el Congreso Nacional ha sancionado la siguiente ley:
EL CONGRESO NACIONAL
Decreta:
Artículo 1°.- El Poder Ejecutivo residirá permanentemente en la Capital de la República, salvo los casos determinados por la Constitución Política del Estado.
Artículo 2°.- Si llegaren los casos previstos anteriormente, el Ejecutivo sólo podrá permanecer fuera de la Capital de la República durante el período de las funciones legislativas, debiendo restituirse á su asiento ordinario, inmediatamente después de la clausura de las sesiones.
Artículo 3°.- En los casos excepcionales señalados en los artículos precedentes, el Ejecutivo expedirá el decreto de convocatoria dentro de los sesenta días anteriores al designado para la apertura de las sesiones.
Comuníquese al Poder Ejecutivo.
Sala de sesiones del Congreso Nacional.
Sucre, Noviembre de 1898.
RAFAEL PEÑA
JOSÉ MARÍA LINARES
Manuel O. Jofré (hijo)- S. S.
Bernardo Raña Trigo, - D. S.
Trifón Meleán, - D. S.
Por tanto: la promulgo para que se tenga y cumpla como ley de la República.
Casa de Gobierno, en Sucre, á veintinueve de noviembre de mil ochocientos noventa y ocho.
SEVERO F. ALONSO.
MANUEL O. JOFRÉ (HIJO)
Nota del editor
La guerra civil boliviana de 1898 y 1899 es uno de los episodios más importantes en la historia política de nuestro país debido a que no solo determinó el traslado de la sede de gobierno, sino del eje de influencia que, hasta entonces, era ejercido desde el sur, mediante Sucre, por su condición de capital, y Potosí, alrededor de la que giraba el movimiento económico de la época.
El traslado de la sede de gobierno a La Paz determinó que el eje de influencia se ejerza desde esa ciudad, a la que después se adscribirían Cochabamba y Santa Cruz, en ese orden. Esta última región ha comenzado a disputar el eje de hegemonía, debido a su peso económico. La gravitación de las hegemonías y sus ejes explica mucho de lo sucedido y de lo que todavía pasa en nuestro país, polarizado no solo por razones políticas, sino también regionales. Por esa razón, este episodio histórico debería ser más estudiado.
El trabajo que presentamos en estas páginas ha sido redactado por un estudiante de 19 años, alumno del segundo semestre de la novel carrera de Historia de la Universidad Mayor San Simón (UMSS), de Cochabamba. (Juan José Toro Montoya)