Lorgio Vaca, el humanista de la vida

Santa Cruz de la Sierra, sin lugar a dudas, es uno de los departamentos más pujantes de Bolivia.

Lorgio Vaca, el humanista de la vida

Lorgio Vaca, el humanista de la vida Foto: Ricardo Rocha Guzmán

Lorgio Vaca, el humanista de la vida

Lorgio Vaca, el humanista de la vida Foto: Ricardo Rocha Guzmán

Lorgio Vaca, el humanista de la vida

Lorgio Vaca, el humanista de la vida Foto: Ricardo Rocha Guzmán

Lorgio Vaca, el humanista de la vida

Lorgio Vaca, el humanista de la vida Foto: Ricardo Rocha Guzmán

Lorgio Vaca, el humanista de la vida

Lorgio Vaca, el humanista de la vida Foto: Ricardo Rocha Guzmán

Lorgio Vaca, el humanista de la vida

Lorgio Vaca, el humanista de la vida Foto: Ricardo Rocha Guzmán


    Ricardo Rocha Guzmán
    Ecos / 13/01/2025 22:10

    Santa Cruz de la Sierra, sin lugar a dudas, es uno de los departamentos más pujantes de Bolivia. La amplitud de su territorio, la generosidad del clima tropical y la diversidad de sus actividades económicas y productivas la han convertido, en los últimos cincuenta años, en un verdadero polo de desarrollo del país.

    Su capital es tan placentera que da gusto visitarla, por la hospitalidad y la generosidad de su gente, y, lo que es mejor compartir con personalidades que hacen historia en el ámbito artístico, como el maestro del muralismo boliviano Lorgio Vaca.

    El arte mural

    Para el sociólogo Fernando Calderón, “el muralismo fue una de las producciones estéticas y culturales más significativas del anterior siglo en América. En las actuales condiciones de la crisis de la modernidad contemporánea, resignificarlo constituye uno de los desafíos más fascinantes de las sociedades y de los analistas contemporáneos”.

    A mediados del pasado siglo nace el muralismo boliviano, alimentado por dos grandes maestros: Walter Solón Romero y Miguel Alandia Pantoja y el Grupo Anteo, en Sucre.

    Es precisamente en ese grupo que figuran nombres como Gil Imaná. Se dice que, en términos estimativos, produjeron más de cincuenta murales, de los cuales aproximadamente catorce pintó Solón y doce Alandia.

    En 1950 se formó el Grupo Anteo. Gil Imaná recordó antes de fallecer que “la iniciativa reunió a Lorgio Duchén, Eliodoro Aillón, Juan José Wayar, Wálter Solón Romero y los hermanos Jorge y Gil Imaná, los fundadores. A la segunda generación, en 1955, se sumaron Hugo Poppe, César Chávez Taborga, Juan José Wayar, Luis Chopitea y el destacado cruceño Lorgio Vaca”, según se puede leer en una nota publicada en CORREO DEL SUR en 2015 y firmada por Juan Pedro Debreczeni.

    Paredes que hablan de Lorgio Vaca

    Lorgio Vaca Durán nació en Santa Cruz de la Sierra el 24 de septiembre de 1930. Estudió como alumno libre en la escuela de Bellas Artes de Río de Janeiro y fue profesor cofundador de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de los Andes en Mérida (Venezuela). Volviendo a su natal Santa Cruz, produjo la mayor parte de sus obras murales. Pasear por las calles de Santa Cruz de la Sierra es pasear por su cultura. Los murales de Lorgio Vaca escudriñan el cotidiano profundo de oriente, con un estilo libre de imposiciones culturales, de cánones internacionales del “buen gusto” y de las limitaciones que existían hasta los años 70 en Bolivia, para producir mosaicos cerámicos de potentes imágenes en relieve que transmiten una sentida valoración por la historia regional y nacional dejando registrado un mensaje de otro tiempo para oídos actuales y descifrando en el trabajo manual el ajayu de su pueblo.

    El desplegar de sus grandes murales en vía pública ha conseguido cambiar el aspecto urbano de Santa Cruz de la Sierra, otorgándole una nota de originalidad que no se da en ninguna otra ciudad de Sudamérica y permitiendo, al mismo tiempo, acceso directo y disfrute del arte a su población.  

    La muralística de Lorgio Vaca constituye un ejemplo indiscutible de compromiso social. Cada imagen late, se manifiesta, florece a través de colores que destellan en los relieves cerámicos; porque son paredes que hablan.

    Nuestro encuentro

    El pasado 29 de noviembre tuve la oportunidad de asistir a la entrega del libro ‘Muralista Lorgiana’ en el Centro de la Cultura Plurinacional (CCP), de Santa Cruz de la Sierra, actividad organizada por la carrera de Arte de la Universidad Gabriel René Moreno.

    Luego del protocolo, fui uno de los primeros en estrechar la mano del maestro y entregar el catálogo que edité en conmemoración a los 50 años de fundación de la Asociación Boliviana de Artistas Plásticos (ABAP) el año 2011, cuando yo fungía como presidente nacional de la misma. En ese catálogo se publicó la imagen de una importante obra de Vaca. Aparte de un prieto abrazo, la ocasión significó reestablecer el encuentro de muchos años atrás, durante mi adolescencia en mi natal Oruro, y en esta ocasión tuve el grato honor de ser invitado a visitar su taller.

    Gracias a la gentileza de la Dra. Ingrid Steinbach, meritoria docente universitaria y exdecana de la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra (UPSA), fui transportado hasta el taller de Lorgio Vaca, en el barrio La Merced. Un cálido recibimiento fue el corolario e inmediatamente el reconocido artista nos enseñó su estudio: amplios paneles, bocetos y pinturas de varios de sus murales, mesa de dibujo donde diseña, la computadora donde observa tendencias contemporáneas del arte, además de sus hornos cerámicos, un verdadero taller a la altura del maestro.

    Nuestra tertulia comenzó con un recuerdo anecdótico allá por el año 1976. Don Lorgio había llegado a Oruro para un conversatorio con grandes maestros en ese entonces; entre ellos, Alberto Medina, Luis Guerra, Ernesto Rodríguez y Valerio Calles. 

    Yo me había colado a su reunión porque llevaba las llaves del taller de grabado de mi profesor Luis Guerra. Fue en el “Café Suiza”; le hablé de ese encuentro; él, muy finamente recordó la tertulia y me preguntó: “Pero, ¿tu estuviste ahí?”.

    “Claro, le respondí”, y recordó el encuentro cuando invitó a ser parte de un proyecto muralístico en Santa Cruz al maestro del dibujo Valerio Calles y que lamentablemente este no aceptó.

    Luego de esa anécdota conversamos sobre el arte en Bolivia, sus tendencias y avances. “El arte es la mejor manera de hacer las cosas, el arte está presente en todo. Lo que diferencia al arte de cualquier expresión es la mejor manera de hacer algo; el arte es un hacer, en ese hacer, el ser humano emplea todas sus capacidades, como las creadoras, que dan solución a los problemas que aparentemente no dan solución, que no se enfocan, no se enfrentan, por eso el arte es capaz de emocionarnos. Por ejemplo, cuando vemos una linda película, salimos con ganas de vivir; entonces, esta emoción artística no tiene necesariamente que ver con la razón”, reflexionó.

    La despedida

    Luego de una larga tertulia, observo a un Lorgio lúcido como hace cincuenta años, cuando lo conocí en mi adolescencia; muy sereno, sumamente reflexivo, consciente de la realidad.

    Para él, no pasaron los años. Sus convicciones política y humana están intactas, recapacita sobre la humanidad, le preocupa la proliferación de armas en el mundo. Según las Naciones Unidas, en los últimos 40 años, los países más ricos han dedicado dos tercios del Producto Interno Bruto a la fabricación de armas, “exclusivamente a la letalidad, armas por doquier”, finalizó. Otro prieto abrazo fue nuestra despedida. 

    Sin duda, Lorgio Vaca es un humanista de la vida y su arte refleja todo ello. Sus murales son una condensación de aprendizaje que contribuyeron a formar parte de una cadena que en un tiempo determinado de nuestra historia llamó a la consciencia y, sigue haciéndolo.

    Para él, esta toma de conciencia ha sido posible gracias al desarrollo de la comunicación popular en sus formas más elementales: la palabra oral, las reuniones, las organizaciones, la palabra escrita en hojas sueltas, folletos e impresos pequeños, las radios mineras y campesinas, además de las fiestas populares, que significaron una gran plataforma transmisora de un mensaje reflexivo en épocas difíciles como durante los gobiernos dictatoriales.

    Desde esta palestra, solo queda decir “gracias, maestro por tanta sabiduría, ‘sos’ un camba único que le dio al arte mural identidad. Está ahí presente en las calles de tu natal Santa Cruz, tuve el honor de verlo y, lo que es mejor, de estar contigo y compartir tus reflexiones. ¡¡¡Gracias, maestro!!! •

     

    * Ricardo Rocha G. es comunicador visual, comunicador social, magíster en Comunicación Intercultural como Aporte al Desarrollo, periodista, gestor cultural, artista plástico, músico y catedrático universitario de posgrado.

    Etiquetas:
  • Santa Cruz
  • Bolivia
  • Lorgio Vaca
  • Compartir:

    También le puede interesar


    Lo más leido

    1
    2
    3
    4
    5
    1
    2
    3
    4
    5
    Suplementos


      ECOS


      Péndulo Político


      Mi Doctor