Carnaval Minero

Los antecedentes históricos del “Carnaval” en la región de los Andes se remontan a la época precolonial y responden a la práctica del principio de reciprocidad con las deidades y/o huacas sagradas

La bajada tradicional del Tata Q'aqcha.

La bajada tradicional del Tata Q'aqcha.

Algunos elementos de la ch'alla.

Algunos elementos de la ch'alla.

La ch'alla de una urna  de Tata Q'aqcha.

La ch'alla de una urna de Tata Q'aqcha.

La t'inka es la entrega de obsequios vinculados al trabajo minero.

La t'inka es la entrega de obsequios vinculados al trabajo minero.

Minero y mitayo con la Q'aqcha Cruz.

Minero y mitayo con la Q'aqcha Cruz.

Palliri portando la imagen de la Virgen de la Candelaria.

Palliri portando la imagen de la Virgen de la Candelaria.


    Marcia Alicia Romero Orosco
    Ecos / 16/02/2025 23:18

    Los antecedentes históricos del “Carnaval” en la región de los Andes se remontan a la época precolonial y responden a la práctica del principio de reciprocidad con las deidades y/o huacas sagradas pues el hombre, desde su sabiduría ancestral, reconocía que son ellas quienes le proporcionan cobijo y sustento, los medios necesarios para su supervivencia, protección y fortalecimiento social. 

    Más adelante, con el ciclo agrícola establecido, se entrelazaban las actividades de siembra y cosecha con rituales y culto, prácticas en las que se ofrendaba, se festejaba y se compartía en una relación estrecha entre mortales y divinidades, las mismas que adquirían mayor tono festivo en la época de la abundancia agrícola y época de crianza de ganado y el culto a las “Illas”, que, conforme el paso de los siglos, llega a coincidir con la temporada del Carnaval propiamente dicho y conocido actualmente.

    Carnaval Minero en Potosí

    No se debe olvidar que, desde la época de la mita hasta la actualidad, la fuerza del trabajo minero ha radicado en los grupos de migrantes, procedentes de ayllus y comunidades circundantes a la región de Potosí, impresionantes movimientos humanos que se trasladaban desde siglos atrás, portando como equipaje un cúmulo de juventud y vitalidad, más sus arraigadas costumbres ancestrales. Y justamente, producto de los encuentros, intercambio de saberes y la dinámica social, combinadas con la imposición dogmática, estratégicamente realizada, dieron como resultado las construcciones y adaptaciones culturales. 

    Está considerada entre las más importantes la celebración del Carnaval Minero en la ciudad de Potosí que, para mejor entender, guarda relación con las cosechas. Hay que considerar que los grupos de mitayos en las minas realizaban también “cosechas” de minerales que las deidades “paganas”, custodias del subsuelo, les permitían extraer para el beneficio humano, mientras que las deidades “religiosas” se convertían en sus guardianes y protectores personales y, en consecuencia, a todas estas deidades, también se les debía rendir culto y rituales; realizando ceremonias de agradecimiento por los dones otorgados. Un ejemplo de esto se encuentra  en las “Illas” de mineral, que imitan la costumbre de las cosechas agrícolas y sus “illas”, pero con connotaciones propias y singulares, adquiridas como resultado  de los procesos sincréticos. Al respecto, Absi (2005) explica: “por consiguiente, aunque en las galerías mineras, las cosechas se suceden durante todo el año, el calendario ritual de los trabajadores permanece sólidamente inspirado por el calendario agrícola y algunos gestos rituales, reflejan claramente este origen…” (p. 164)

    Su propio ciclo

    El Carnaval Minero de Potosí posee su propio ciclo y va complementado y animado con un conjunto de ritualidades ancestrales conservadas. En el  sentido temporal, es uno de los más extensos entre todos los carnavales de Bolivia: tiene una duración aproximada de  todo un mes calendario y abarca una serie de actividades socio-culturales programadas, dinámicamente alternadas con ceremonias y rituales de culto y reciprocidad. Absi (2005) señala: “El ciclo minero del Carnaval se articula en torno a cuatro celebraciones: el sábado de la procesión de los Tataqaqchus, dos semanas antes del Carnaval, la challa de los parajes y herramientas de trabajo el jueves de Compadres, para los hombres, el jueves de Comadres para las Palliris y la challa de los ingenios el lunes de Carnaval.”(p. 164) •

    Rituales y ceremonias 

    El domingo en Vitichi es día de feria, por lo Lejos de relacionarlo con prácticas actuales superfluas de diversión, excesos y desenfreno, se debe comprender al Carnaval Minero de Potosí como un conjunto de prácticas y rituales profundamente arraigados en la espiritualidad y ancestralidad, provenientes de la cosmovisión andina y el fruto sincrético. Siguiendo la línea de la autora anteriormente citada, se ha identificado rituales y ceremonias que afianzan su carácter espiritual y están presentes durante el ciclo del Carnaval Minero:

    1) La bajada del Tata Qaqcha, y de las Vírgenes custodias de los predios, actividad socio-religiosa que data del período colonial, en su generalidad, marca el inicio del Carnaval Minero y que transcurre durante el día sábado que antecede al jueves de Compadres. Respecto a ella, se aclara que nació del sincretismo espiritual de los mitayos, que posteriormente se denominaron Qaqchas y que actualmente son los mineros cooperativistas. Se considera la actividad focal donde intervienen como figuras protagonistas el Tata Qaqcha y las Vírgenes custodias (no así el Tío de la Mina, que posee su propio espacio y lugar en el calendario cultural). Compuesto de connotaciones espirituales y socioculturales de confraternización entre los integrantes de las cooperativas mineras y público en general, que se conglomera en torno a la participación en la entrada folklórica, rica en intercambio de música, danza, vestimenta y gastronomía.

    2) La T’ikachada y challa de jueves de Compadres, que consiste en “adornar” los parajes mineros con mixtura, serpentina, confites y flores y hacer entrega de las Illas, (obsequios que las deidades guardianas de la mina hacen a los trabajadores y consisten en trozos de minerales de alto valor que atraen suerte y fortuna); la Achura (que es el mineral acumulado, extraído con el trabajo común, durante la challa de carnaval) y la t’inka (atado en un pañuelo que contiene confites, mixtura, serpentina y bebidas). Estos tres obsequios o “dones” se reparten en acto ceremonial de retribución o reciprocidad a cada uno de los trabajadores mineros, “dones” que constituyen un “derecho” de distribución de la producción, siendo replicado este acto el jueves de Comadres, pero esta vez para las palliris y guardas del Cerro.

    3) En el cierre del ciclo, están las ch’allas a la maquinaria y herramientas de trabajo y la Ckoa, el lunes de Carnaval. En algunas cooperativas, esta actividad es complementada con el sacrificio de llamas.

    Bibliografía

    Absi  Pascale (2005). Los ministros del diablo:  el trabajo y sus representaciones en las minas de Potosí, La Paz-Bolivia IRD, Instituto de Investigación para el Desarrollo; Embajada de Francia en Bolivia; IFEA, Instituto Francés de Estudios Andinos; Fundación PIEB, 2005.

     

    * Marcia Romero es socia de número de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP).

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