Hacienda de Santa María de Otavi

La Villa Imperial de Potosí, a mediados del siglo XVIII, fue residencia de varias familias procedentes del Reino de España. Se dedicaban mayormente a la explotación minera, a la agricultura y, como súbditos del Rey, ocupaban cargos públicos en las altas esferas del poder político.

Portada del Palacio de los marqueses de Otavi en la Villa Imperial de Potosí de 1744. Foto: Facebook Historia y Leyenda de la Villa Imperial de Potosí - Bolivia Portada del Palacio de los marqueses de Otavi en la Villa Imperial de Potosí de 1744. Foto: Facebook Historia y Leyenda de la Villa Imperial de Potosí - Bolivia Foto: Ing. Agr. Hugo Canedo

Ing. Agr. Hugo Canedo Gutiérrez para ECOS
Ecos / 16/02/2025 23:21

La Villa Imperial de Potosí, a mediados del siglo XVIII, fue residencia de varias familias procedentes del Reino de España. Se dedicaban mayormente a la explotación minera, a la agricultura y, como súbditos del Rey, ocupaban cargos públicos en las altas esferas del poder político.

Una de ellas era la de Juan de Santelices y su esposa María Jacinta Álvarez de Quiroz. Ellos, en mutuo acuerdo, acudieron al Rey para acceder al título de marqueses. Luego de un trámite largo y oneroso, consiguieron la aprobación del soberano de España cuyo correspondiente decreto, en sus partes resaltantes, señala: “Por tanto por el presente confirmo, y apruebo el título de Castilla que os dio el citado mi Virrey y quiero, y es mi voluntad, que ahora, y de aquí adelante, vos el dicho Dn. Juan de Santelices y vuestros herederos, y subcesores, cada uno en su tiempo, perpetuamente para siempre jamás, os podéis llamar e intitular, os llaméis, e intituléis, llamen e intitulen, y os hago e intitulo Marques de Santa María de Otavi. Y ruego y encargo al soberano Príncipe Dn. Fernando mi hijo, y mando a los infantes, Duques, Marqueses, Condes, Comendadores y Sub Comendadores […] llamen e intitulen a vos el referido D. Juan de Santelices, a los demás Vros herederos y subcesores, en su lugar y agrado Márquez de Santa María de Otavi […] Rey Don Felipe IV. Dado en Buen Retiro a veinte de diciembre de mil setecientos cuarenta y cuatro”.

Apoyados con los documentos de nombramiento del marqués de Santa María de Otavi, Juan de Santelices, en uso de legales atribuciones, facultades y derechos que le daba el decreto real, instauró su marquesado en la Villa Imperial de Potosí junto a su hacienda de Santa María de Otavi.

Los esposos Santelices-Álvarez y Quiroz, ante la falta de descendientes legítimos, munidos de las normas para el establecimiento de un marquesado, previamente suscribieron un documento en alusión a los futuros herederos del marquesado.

“Lo que les basta para vivir con grandeza perpetuándose la memoria de su sangre y casa, procurando el mismo fin havemos tratado de instituir mayorazgo en una hacienda de ganado ovejuno, nombrada Santa María de Otavi que al presente tiene veinte mil cabezas de ganado ovejuno que está en la jurisdicción de la Doctrina y pueblo de Miculpaya en la Provincia de Porco, como consta de los títulos que están en nuestro poder agregados a ellos diferentes visitas y amojonamientos que se han efectuado por diferentes jueces de S.M. que a común estimación valen cincuenta mil pesos” […] Y con las casas de vivienda que tiene, y capilla con la advocación de nuestra Señora del Rosario, su retablo y marcos para su mayor decencia, y todo lo demás anexo para celebrar el Santo Sacrifico de la Misa. Potosí, diez y siete de abril de mil setecientos cuarenta y cuatro”.

Los esposos, con el título de marqueses, como no podía ser de otra manera, dieron renombre a su nueva posición social. En los siguientes años, se esmeraron por conservar los privilegios que su estatus social significaban, y dieron impulso a la hacienda de Santa María haciéndola más prestigiosa en el ámbito rural.

Un documento

Transcurridos los años, como es natural, María Jacinta Álvarez de Quiroz, viuda del marqués Juan de Santelices, luego de una prolongada enfermedad, murió en la Villa Imperial de Potosí. A su fallecimiento, su familiar Joaquín de Otondo suscribió un documento solicitando a las autoridades se certifique las varias disposiciones que hicieron los marqueses de Otavi.

“[…] Que ayer como a las doce horas de la noche ha fallecido mi tía la Marquesa de Santa María de Otavi doña María Jacinta Álvarez de Quiroz, dejando por su testamento el pliego (ilegible) y sellado, que con debida solemnidad presento […]”. Solicitaba a su vez que con presencia de testigos se franquee todas las copias o testimonios.

Por decreto de las autoridades correspondiente, en Potosí, el 12 de mayo de 1784 autorizan la apertura del testamento y disposiciones a ser acatadas. “Luego inmediatamente yo dicho escribano en presencia de su Señoría el Sr. Gobernador con licencia de los testigos instrumentales abrí el testamento cerrado que otorgo la Señora Marquesa de Santa María de Otavi quitando los sellos que tenía a los márgenes el que se halla con fojas seis, y al fin firmado por la otorgante y haciendo público se encuentra que su tenor es el siguiente […]”. Primero hace mención a su ascendencia familiar y puntualmente varias disposiciones, la principal respecto a la sucesión del marquesado, dice: 

“Ítem. Siendo preciso nombrar persona ilustre que suceda en el Marquesados y Mayorazgo, de Santa María de Otavi, que fundé en consorcio de mi primer marido el Señor Don Juan de Santelices: concurriendo en el Señor Don Joachin Joseph de Otondo las (ilegible) calidades para este efecto, desde luego le instruyo, nombro y elijo por tal mi sucesor, así en título y gracia de marques, como el mencionado Mayorazgo: Estimulándome a ello muchas razones; lo primero que está también ha sido voluntad expresa de mi cofundador el Sr. Juan de Santelices, con cuyo objeto en carta de veinte de septiembre de mil setecientos cuarenta y dos, hizo particular encargo a mi primo Don Miguel de Otondo de que enviará dos de sus hijos desde la corte de Madrid a esta Villa Imperial, en cuya virtud fueron conducidos ambos mis sobrinos el expresado Joachin, y el Señor Prevendado de la Santa Iglesia Catedral Metropolitana de los Charcas Doctor Don Antonio de Otondo […]. El cual otorgo en Potosí a veinte y cinco de abril de mil setecientos ochenta y cuatro. La Marqueza de Santa María de Otavi”.

El marquesado recayó en los esposos Joaquín de Otondo y Josefa Escurrechea (20-X-1736 / 05-IX-1821, murió a la edad de 85 años). Joaquín José de Otondo fue “Caballero de la Real y Distinguida Orden española de Carlos III”, fungió como administrador del ingenio de Chaca en las riberas de Potosí, de propiedad de los padres de su esposa. Nació en Segovia el 3 de septiembre de 1734 y murió en Potosí el 1 de mayo de 1793.

A Joaquín no le alcanzó el tiempo para dictar su testamento. Ante autoridades competentes dictó una carta poder: “Previniendo como yo prevengo que en el título de marquesado de Santa María de Otavi que obtengo debe suceder y (ilegible) la Doña Alfonsa de Otondo mujer legítima del dicho Don Francisco Trigosa […] Y en esos términos y en los que más bien y de mejor de derecho lugar haya y confiero este poder con facultad de que se prorroguen el término necesario para el cumplimiento del testamento que en su virtud otorgaren […] Fidelísima Imperial Villa de Potosí último de abril de 1793 años”.

Ante el fallecimiento de Joaquín de Otondo, su hija, la sexta de la familia, la única sobreviviente, inició el trámite sucesorio del marquesado de Otavi. Luego de un perentorio tiempo, finalmente obtiene la Real Orden de sucesión.

“Por tanto por la presente mi Real Cédula, es mi voluntad que la referida Doña Alfonsa de Otondo, entre en el goce y sucesión del mencionado título de Castilla […] que ahora y en adelante fueren, hayan y tengan por tal Marqueza de Santa María de Otavi la anunciada Doña Alfonsa de Otondo […] Fecha en Aranjuez a cuatro de abril de mil setecientos noventa y cinco”.

Libertador Simón Bolívar

En la fundación de la república, Alfonsa tuvo el alto honor de contribuir con los diamantes para la medalla del Libertador Simón Bolívar y hoy se constituye en el símbolo presidencial.  

Los herederos del marquesado de Otavi, los esposos Otondo-Trigosa, dieron continuidad al esmero con que administró Joaquín de Otondo. A principios de 1800, respecto a la hacienda de Otavi, la pareja, en uso de sus intereses, dieron su administración a un joven que había convivido con ellos en la casona de la Villa de Potosí. Fue Pablo el que recibió la confianza de los marqueses para llevar adelante el fundo agrícola-ganadero. Hoy, contamos con amplia información respecto al administrador que fue de Santa María de Otavi.

Empezó en tiempos de los marqueses de Otavi a fines del siglo XVIII. Joaquín y Josefa, propietarios de una casona solariega, tenían a su servicio personal de confianza, que se lo consideraba fiel a la familia. En medio se encontraba Lorenza, joven dedicada al servicio de la hija mayor, aún soltera, Alfonsa, quien le tenía mucho aprecio y particular consideración. Lorenza, joven simpática, concitó la atención de un joven español con quien tuvo a su primogénito y, fue en Potosí, en la Iglesia Matriz, el 13 de marzo de 1784. Es llevado a la pila bautismal, siendo su madrina Alfonsa de Otondo. Al existir un vínculo afectivo bastante arraigado entre la marquesa y Lorenza, el pequeño es bautizado con el nombre de Pablo Otondo. La joven marquesa en ese año contaba con 17 años. 

Lorenza junto a Pablo eran parte de los quehaceres de la casa y gozaban de la cotidianidad de los moradores. El pequeño fue creciendo en ese ambiente, beneficiándose de las enseñanzas de la lectura y la escritura, y poco a poco fue constituyéndose en una persona de singular confianza.

Pablo, con 20 años, se enamora de Manuela Terán, igualmente nacida en Potosí. Sus padres, dedicados al comercio, luego de un noviazgo deciden concederla en matrimonio a Pablo Otondo; el día del enlace fue en abril de 1804. De esa manera los esposos Otondo-Terán inician una vida matrimonial y, con el devenir del tiempo, se constituirían en abuelos de varias generaciones.

¿A qué municipio pertenece?

Por decisión de los marqueses de Otavi, Alfonsa Otondo y Francisco Trigosa, Pablo es nombrado administrador de la hacienda de Santa María de Otavi, distante a 80 kilómetros de la ciudad de Potosí. Hoy, es parte del municipio de Puna y se encuentra sobre la carretera Potosí-Camargo. En la época del siglo XIX, era próspera por lo que requería de las mejores atenciones al ser de enorme extensión y contar con decenas de campesinos arrenderos. 

Pablo y Manuela, como administradores de la hacienda, se asentaron en el lugar; sin embargo, estaban muy relacionados con la población de Vilacaya y la Villa de Potosí. La descendencia de los esposos en su mayoría recibió los santos óleos en la pila bautismal de la iglesia de San Antonio de Vilacaya. Los hijos de la familia de Otondo y Terán fueron en total seis: Mariano, Mariana, Manuel, José María, José Manuel y Ángel Mariano.

Manuel fue bautizado en la iglesia de Vilacaya; su partida de bautizo dice: “En el año del Sor. de mil ochocientos diez y nueve, en primero de enero: Yo el R.P. Dr. José Benancio Arze Castro de esta Orden y Predicador Theniente de Cura de esta Doctrina, Bautice absolute, puse óleo Chrisma a Manuel de un día, hijo legítimo de Dn. Pablo Otondo y Da. Manuela Terán. Administrador del Sor. Márquez en su hacienda de Otavi Anexo de esta Doctrina, dependientes suyos y naturales de la Villa de Potosí, siendo Yo el Padrino por elección de los dichos sus padres y tuvo la criatura por poder mío Dn. Juan Flores de la ciudad de la Plata, y para que conste lo firme”.

El 27 de noviembre de 1820 fue bautizado su tercer hijo en la iglesia de Vilacaya. Esta es parte del texto de la partida: “Yo Dr. Manuel Josef de Verrutia Cura Excusador de esta doctrina de San Pedro de Vilacaya. Bautice puse óleo y Chrisma a un niño de un día de nombre Josef María hijo legítimo de Dn. Pablo Otondo de Da. Manuela Terán, Españoles vecinos de Potosí residentes en Otavi, fue su madrina Da. Rita Trigosa hija del Señor Marqués de Otavi […]”. Los esposos Otondo-Terán fueron compadres de los marqueses de Otavi.

Pablo  tenía responsabilidades en la producción agrícola y ganadera de la hacienda. Periódicamente brindaba a los marqueses, a través de informes, el estado de cuentas y el mantenimiento de su infraestructura. En su calidad de persona importante en la región, gozaba de la confianza de los agricultores, los apoyaba en la vida cotidiana rural, y los vecinos hacían bautizar a su hijos con Pablo, seguramente a falta de sacerdote.

Por la partida de matrimonio de su sexto hijo, Ángel Mariano, para 1869 se mencionaba “soltero hijo legítimo de los finados Pablo Otondo y Manuela Terán, sud americanos […]”. Por consiguiente, para esa época dejaron de existir.

Descendiente directo

Los esposos Otondo-Terán dejaron una numerosa descendencia que en la actualidad se encuentra diseminada principalmente en Chuquisaca, Tarija y Potosí. En la localidad chuquisaqueña de San Lucas, municipio del mismo nombre, radica su descendiente directo en sexta generación Adolfo Otondo Sandi, propietario de la finca “El Potrero”, y en la población de Otavi el diácono Filomeno Otondo Camacho, responsable de la capilla que fue de la hacienda de Santa María de Otavi.

El año pasado, el 1 de octubre, tuve la ocasión de visitar las localidades de Vilacaya y Otavi. Muy sorprendido de conocer lugares tan históricos, las iglesias de ambas poblaciones, magníficas obras coloniales, hasta hoy muestran su majestuosidad.

Lamentablemente, la que fue casa de hacienda se encuentra en estado de ruina, y se dice que depende del Servicio Nacional de Caminos. Urge su restauración por su enorme valor patrimonial  •

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