“Una máquina que piense”, el detrás de escena de la IA

La inteligencia artificial (IA) no es infalible: comete errores. Te damos algunos ejemplos para que tomes tus precauciones

“Una máquina que piense”, el detrás de escena de la IA “Una máquina que piense”, el detrás de escena de la IA Foto: Dall-E

Oscar Díaz Arnau
Ecos / 10/03/2025 22:25

La polémica está servida desde hace siglos. Para algunos, el invento más importante en la historia fue la imprenta, seguido de la fulgurante aparición de la red internet que, al igual que la idea de Johannes Guttenberg (aproximadamente en 1440), revolucionó la vida de los seres humanos muchos años después, a partir de la década de 1960.

Sobre todo en el pasado, otros se remitían a un tiempo aún más arcaico, prácticamente a los orígenes del hombre, y ponían sobre la mesa una larga lista de creaciones que, sin lugar a dudas, cambiaron el derrotero de la humanidad: el fuego, la rueda, el arado, el telégrafo, la pólvora, la bombilla, la máquina a vapor, la brújula, la penicilina…

Pero, hoy en día, por sus implicaciones prácticamente imposibles de medir, más o menos existe consenso en que desde la imprenta no había habido algo tan innovador como internet.

Daniel Hadad, CEO de Infobae, el portal argentino de noticias más leído en el mundo de habla hispana, está convencido de que la llegada de la IA es más importante que la de internet, y lo justifica con una simple comparación: A Facebook le tomó diez años alcanzar los 100 millones de usuarios. A ChatGPT, dos meses.

Un dato (muchos datos): recientemente, en este mismo periódico (página 2, sección MENÚ), informamos que el 90% de los datos del mundo se generó en los últimos años debido al crecimiento de la internet, las redes sociales y los dispositivos móviles. 

Una cantidad impresionante de información circula cada día a través de publicaciones, videos, correos y transacciones en las redes, grandes contribuyentes a este aumento exponencial, impulsando la era del Big Data.

Los orígenes

Así como para los orígenes del internet uno podría remontarse a 1945, cuando dentro del incipiente fenómeno de las redes de comunicación computacional el científico Vannevar Bush propuso en su ensayo “As We May Think” la idea del Memex, un sistema de almacenamiento y recuperación de información que anticipaba la hipertextualidad de la web, también es posible hallar indicios de la IA retrocediendo en el tiempo hasta la Primera Guerra Mundial.

En este caso la referencia es a Alan Turing, pionero de la informática que sentó las bases teóricas para la computación moderna y, en consecuencia, para el desarrollo de las redes de comunicación digital. Su modelo teórico conocido como ‘Máquina de Turing’ definió los principios de los algoritmos y la computabilidad.

Durante Ios años de aquella guerra (1914-1918) se registran “los esfuerzos británicos por tratar de entender el código que utilizaban los nazis para encriptar sus mensajes y comunicarse sin que puedan ser descifrados”, según el divulgador y tecnológico Santiago Bilinkis, que en una entrevista para La Nación + de Argentina sostiene tajantemente que “las máquinas van a superarnos en inteligencia”.

Bilinkis relata que, en el marco de un proyecto del gobierno de su país que involucró a numerosos matemáticos, Turing descubrió qué había que hacer para descifrar el código, pero “al mismo tiempo que no había manera de hacerlo... ‘salvo que hagamos una máquina que piense’”. 

Que piense...

¿Cómo es ‘una máquina que piense’? El propio Turing planteó esta noción en su famoso artículo de 1950 “Computing Machinery and Intelligence”, donde introdujo la pregunta: “¿Pueden las máquinas pensar?” y propuso el ‘Test de Turing’ como criterio para evaluar la inteligencia de una máquina.

‘La Máquina de Turing’ (1936) no es, propiamente, una máquina física, sino un modelo matemático que representa cómo una máquina puede realizar cálculos y procesar información de manera algorítmica.

Así fue que Turing sentó las bases de la computación moderna y, por ende, de la IA, cuyos “primeros modelos” se remontan a las décadas del 50 y el 60 del siglo pasado: ‘Perceptrón’ (1958) fue el primero de una red neuronal artificial, desarrollado por Frank Rosenblatt e inspirado en el cerebro humano; ‘Logic Theorist’ (1956), el primer programa de IA, creado por Allen Newell y Herbert Simon, capaz de resolver problemas matemáticos.

Después se presentó la oposición entre la IA Simbólica y la IA Contectivista. La primera, entre 1950 y 1980, basada en reglas lógicas y símbolos, tratando de imitar el razonamiento humano. La segunda, desde 1980 hasta nuestros días, fundamentada en redes neuronales artificiales que simulan el funcionamiento del cerebro.

Y el siguiente gran salto tecnológico lo estamos viviendo ahora mismo, pero se vino gestando desde 2010 con el auge del Deep Learning, a partir del cual se desarrollaron modelos como GPT, BERT y AlphaGo, capaces de procesar lenguaje, crear juegos complejos y realizar tareas avanzadas.

Los expertos señalan que ahora, con la IA Generativa, estamos más cerca de la idea de una “máquina que piense”, aunque sigue en debate si estas máquinas realmente “entienden” o solo imitan la inteligencia humana •

CONSCIENTE

Como respuesta a una consulta puntual sobre el tema de este texto, ChatGPT concluye que “la idea de ‘una máquina que piensa’ ha evolucionado desde la lógica matemática hasta las redes neuronales modernas. Aunque hoy tenemos IA capaz de procesar y generar conocimiento de manera impresionante, aún falta comprender si algún día alcanzará una ‘inteligencia verdaderamente consciente’”.

¡ALERTA!

Así como la IA tiene buenos usos, también los tiene malos. Se han descubierto estafas. The Mirror informó hace unos días que muchos clientes de Netflix recibieron un correo electrónico con la advertencia de que su cuenta supuestamente había sido bloqueada y que, para recuperar el acceso, era necesario actualizar la información de pago. Valiéndose de herramientas de inteligencia artificial, buscaban robar cuentas bancarias. 

Atentos que la IA comete errores

Al fin y al cabo, está hecha por seres humanos… La IA no es infalible: comete errores. Por eso hay que estar atentos a las respuestas de los asistentes de inteligencia artificial generativa, como ChatGPT y Meta AI, por citar solo dos, con los que se puede mantener una conversación exclusiva (chatear) y hacerles cualquier tipo consultas.

Evidentemente se les puede preguntar cualquier cosa, pero esto no implica que tengan respuestas para todo.

Si te fías en la “superinteligencia” de estas herramientas digitales y esperas recibir soluciones para absolutamente todas tus dudas, es posible que te lleves más de un fiasco.

Las hemos puesto a prueba para contar con algunos ejemplos. Le preguntamos a ChatGPT cuántos feriados nacionales tiene Bolivia cada año y su respuesta fue doce, pero resulta que luego enumeró solo diez. Cuando se le hizo notar su error, lo aceptó de esta manera: “Tienes razón, me faltaron dos. Aquí está la lista corregida…”.

Hay equivocaciones incluso mucho más gruesas, casos en los que uno recibe información de homónimos y si no se le indica al asistente virtual que se trata de alguien de un mismo nombre, pero que no corresponde a la persona o personaje consultado puntualmente, pues, el error pasa de largo y podría llevar a confusiones —¡o a papelones!— de aplicarse en artículos, tesis, meras clases educativas o sesudas conferencias ante un público más o menos ilustrado.

En conclusión, este tipo de chats tienen una amplísima base de datos, pero son perfectibles: se van construyendo a medida que interactúan con los usuarios. De hecho, cada versión (generalmente se actualizan cada año o cada seis meses) se supera a sí misma.

Por último, el pedagogo chuquisaqueño Eduardo Chumacero, maestro de maestros de amplio conocimiento de estos temas, dijo alguna vez, con gran sabiduría, esta frase: “Toda inteligencia se alimenta de experiencia”.

¿Para qué sirve la IA?

La inteligencia artificial (IA) es una tecnología que permite a las máquinas realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana. La IA se utiliza en muchos campos, como la medicina, la publicidad, la traducción de idiomas y la conducción autónoma.  Se utiliza en asistentes personales digitales, motores de búsqueda, traducción de idiomas, subtitulado automático, vehículos, casas inteligentes, entre otros.

¿Qué puede hacer la IA? 

- Procesar grandes cantidades de datos

- Analizar datos

- Hacer recomendaciones

- Reconocer patrones

- Tomar decisiones

- Comprender el lenguaje

- Resumir textos

- Subtitular videos

- Automatizar tareas repetitivas

- Eliminar errores manuales

¿Cómo funciona la IA?

La IA utiliza algoritmos y modelos matemáticos para procesar datos y tomar decisiones. Los sistemas de IA aprenden y mejoran a través de la exposición a grandes cantidades de datos. 

Algunas herramientas útiles

Para generar textos

- ChatGPT

- Meta AI

- Jasper AI

- Gemini

Para crear imágenes

- Dall-E (desde el mismo ChatGPT)

- MidJourney

- Deep dream

- Stable diffusion

Para generar música

- Aiva

- Boomy

- Amper music

- Murf AI

Para generar videos

- Synthesia

- Deep Brain

- Hey Gen

- Pika Labs 

 

* El presente artículo fue elaborado con la asistencia de la IA; concretamente, con las del ChatGPT y Meta AI.

 

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