Daniel Álvarez Veizaga en el London College of Music
El pianista y compositor boliviano Daniel Álvarez Veizaga (Oruro, 1990), residente en la ciudad de Colonia, Alemania, obtuvo el título de Licenciatura en Composición tras rendir un examen en el London College of Music.
El pianista y compositor boliviano Daniel Álvarez Veizaga (Oruro, 1990), residente en la ciudad de Colonia, Alemania, obtuvo el título de Licenciatura en Composición tras rendir un examen en el London College of Music. Ya tiene un masterado de la Hochschule für Musik Karlsruhe, facultad de música en Karlsruhe, Alemania, país en el que reside actualmente.
El jueves 13 de marzo le comunicaron de su nueva certificación, según la cual aprobó el examen con distinciones. Entrevistado por ECOS, dice que para graduarse en la prestigiosa institución londinense se preparó de manera independiente con maestros privados y luego presentó composiciones propias: orquestales, de cámara, para instrumento solo y de percusión, además de su portafolio artístico.
Álvarez publicó el año pasado su Álbum de cuecas para piano “De desamor” con Virtuoso Records, sello discográfico argentino exclusivo de música clásica que se dedica a recuperar y difundir el patrimonio musical de América Latina. Se lo puede escuchar en el canal de YouTube ‘Daniel Alvarez Veizaga – Tema’.
También autor de tres libros de partituras, en “Hasta que explote el corazón” (Editorial 3600) explica de manera poética aquel disco.
“De desamor” es su segundo álbum y contiene 14 cuecas grabadas por él: siete composiciones suyas, seis de Ramiro Soriano y una de Jaime Mendoza-Nava.
Sus inicios
Daniel Álvarez estudió piano desde sus nueve años. “Me acuerdo que tenía un teclado de cinco octavas y, en los juegos infantiles, a mí me gustaba hacer el ‘soundtrack’ de lo que los demás jugaban, entre ellos mi hermano Iván y todos mis amigos del vecindario. Ellos estaban jugando y yo era el encargado de ponerle música a esas historias fantásticas que se creaban todas las tardes”.
Gracias a un premio de un concurso de la entonces escuela de música en Oruro que ahora se llama Instituto Superior de Música “María Luisa Luzio”, tuvo la oportunidad de pasar clases con la profesora Sarah Ismael. Pero para eso debía viajar de Oruro a La Paz cada dos semanas.
Cuando terminó su bachillerato, con solo 15 años, Sarah Ismael le sugirió dedicarse más seriemente el piano, instalarse en La Paz e incluso le ofreció alojarse en su casa. Ese desprendimiento le abrió las puertas a un nuevo mundo, pues, además de estudiar con ella durante aproximadamente cuatro años, tomó contacto con su biblioteca. “Era respirar música 24 horas al día”.
Luego, le aconsejó tomar clases con Grace Rodríguez, una connotada profesora del Conservatorio Plurinacional de Música de La Paz y lo hizo durante dos años: “toda mi técnica pianística se la debo a ella, y también involucrarme un poco más en el mundo del arte, pensar como un artista”.
Daniel recuerda también a Juan Siles, su profesor de Armonía en el Conservatorio, quien una vez le dijo que por personas como él, esa institución debía abrir una carrera de Composición. Lo que finalmente ocurrió, pero no cuando el entonces estudiante asistía a esa institución.
Siguiendo su pasión, dirigió sus pasos hacia la Universidad Nacional de las Artes, de Buenos Aires, donde inició sus estudios en Composición y Piano. “Allí tuve de maestro a Aldo Antoniazzi, un gran concertista y excelente pedagogo. Con él he trabajado muchísimas obras, mucho repertorio, y me he graduado haciendo un concierto con música de Debussy y de Ravel, muy demandante para cualquier pianista”.
Paralelamente estudió Contrapunto con Margarita López Soler y Composición con Elena Larionova. “Para mí, fue como entrar a otro mundo. Fuera de eso, los amigos, los colegas que uno va conociendo: sentía que la actitud hacia la música era muy distinta, porque la personalidad es como más abierta, entonces uno puede compartir sus intereses, sus dudas, sus percepciones acerca de la música… he encontrado un lugar donde poder crecer. Aún hoy en día tengo amistades muy valiosas en Argentina”.
Al terminar su licenciatura en el vecino país decidió hacer un master en Alemania. Gracias a una beca de la DAAD (Servicio Alemán de Intercambio Académico) pudo llegar a Karlsruhe, donde estudió con el profesor Doctor Honoris Causa Kalle Randalu. Con él hizo su maestría hasta rendir su examen, otro concierto, graduándose con distinciones.
En el profesionalismo
Durante la pandemia, siendo ya un profesional de la música, Daniel Álvarez cuenta que se reactivó su inquietud por componer.
“Desde esa época me he dedicado muy seriamente a la composición. He pasado cursos con varios compositores, entre ellos Giorgina Derbez, Omar Rojas, Miguel Rivera…, y poco a poco he ido produciendo obras que me han permitido elaborar un portafolio”, justamente el que sirvió para poder rendir su examen en el London College of Music.
Ganó varios premios musicales, tanto a nivel nacional como internacional; el más importante en el Concurso Internacional de Composición “Euregio Klassika” (Italia, 2024), donde logró el Primer Premio y el Premio del Público con su obra “Paran Mañakuy”.
También se quedó con el primer lugar en el concurso de composición “Classical Music Stars”, en Polonia. Su serie de canciones en quechua “Historias quechuas de la naturaleza y el amor” cautivó a los jueces del certamen. “Para este concurso envié las partituras de un ciclo de cinco canciones en quechua para tenor y piano. Estas cinco canciones están basadas en poemas anónimos precolombinos”, explicó al diario orureño La Patria.
Asimismo resultó laureado en el Concurso Internacional de Composición “Carlos Guastavino”, organizado por el Festival Internacional “SONUS” (Estados Unidos, 2023), donde se cantó uno de sus temas en quechua, y en el III Internacional Piano & Composition Competition “World Teachers Association” de Argentina. Además, en ese mismo país, ganó el “II Concurso Internacional Festival de Pianistas”.
En el ámbito nacional, obtuvo reconocimientos en el XXI Concurso Municipal de Composición Musical “Adrián Patiño” en Bolivia, en el IX Concurso Municipal de Artes de los Nuevos Medios en Bolivia (2021), en el “Ideas Creativas” (2020) organizado por la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia. Desde el año 2021 es miembro de la Asociación Argentina de Compositores.
Daniel ha tocado como solista de piano con la Master Orchestra en Verona (Italia), la Orquesta Sinfónica Nacional de Bolivia y la Orquesta Sinfónica de El Alto. Recibió la medalla “Genoveva Ríos” otorgada por la Prefectura de Oruro (Bolivia).
En la actualidad enseña Piano y Análisis Musical en un conservatorio alemán y, según reveló a ECOS, está enfocado en una suite para guitarra sola de 13 piezas inspiradas en flores y danzas de todo el mundo con enfoque en Latinoamérica •
Reseña: Grabación de 14 Cuecas para piano (*)
La muy reverenciada danza de la cueca cuenta con un día señalado en el calendario anual, que es el primer domingo de cada octubre, como un claro reconocimiento y homenaje por lo que representa y por lo que ella significa para toda la sociedad boliviana. Innegables son igualmente, su riqueza musical y cultural y sus valores históricos, artísticos y humanos.
Una interminable lista de cantautores, ilustres compositores, bailarines e instrumentistas se han ocupado y se ocupan de ella en sus más variadas y difundidas modalidades.
Las catorce Cuecas grabadas por el pianista y compositor Daniel Álvarez Veizaga que él nos presenta, conforman una muy bien lograda selección de obras que pertenecen a tres destacados compositores bolivianos como sigue: Siete cuecas “De Desamor” de Daniel Álvarez Veizaga, editadas en el libro XXXVII de mi Colección Compositores Bolivianos y que están inspiradas en los versos del poema Sed de Amor de Rafael García Rosquellas (que a su vez inspiraron al compositor Miguel Angel Valda para escribir su preciosa cueca del mismo nombre); “5 cuecas para piano” y la “Cueca lenta” del compositor y director de orquesta Ramiro Soriano Arce y la cueca “Trenzas” del maestro Jaime Mendoza Nava, fallecido en 2005, que corresponde a su Suite de Danzas Bolivianas.
Se trata, pues, de una antología de enorme interés donde convergen perspectivas y lenguajes distintos que sin embargo tienen un punto de encuentro en el carácter mismo de la danza y en la estructura de las diferentes partes que la componen. Los compositores, sin seguir la conformación tradicional de la danza de una manera fiel, la respetan moviéndose con toda libertad en el desarrollo de su discurso musical, unas veces haciendo hincapié en frases o motivos melódicos, otras enfatizando los ritmos y cadencias, pero siempre con resultados realmente atractivos. El lirismo, el drama, y la picaresca característica en la conquista amorosa del relato de la danza, están presentes con mayor o menor intensidad, explorando una diversidad de aspectos y manejan con gran acierto los recursos de ese universo rico y pródigo de la escala musical.
Esta selección de cuecas es una importante contribución a la consolidación de la cueca como una de las más relevantes manifestaciones artísticas nacionales y la eleva a dimensiones cada vez mejor logradas.
* Ma. Teresa Rivera de Stahlie, difusora, investigadora y mecenas de la cultura boliviana. Reseña escrita en Madrid, en noviembre de 2024.