Minas cooperativas
Una de las principales razones por la cuales tanto a turistas nacionales como a extranjeros deciden visitar la Villa Imperial de Potosí es, sin lugar a dudas, el Cerro Rico de Potosí, una mole de plata que maravilló al mundo con su riqueza y cambió los destinos de muchas naciones.
Una de las principales razones por la cuales tanto a turistas nacionales como a extranjeros deciden visitar la Villa Imperial de Potosí es, sin lugar a dudas, el Cerro Rico de Potosí, una mole de plata que maravilló al mundo con su riqueza y cambió los destinos de muchas naciones.
Por la explotación minera, cientos de mitayos llegaron a la ciudad de Potosí desde distintas regiones del altiplano boliviano, pero también de lugares tan lejanos como Chucuito, Perú, trayendo consigo sus propias visiones culturales.
Los oscuros socavones se constituyeron en los espacios ideales donde confluyeron lo andino y lo extranjero en un dialogo intercultural, fomentando un sincretismo religioso sin precedentes.
Herencia y enriquecimiento
Los actuales cooperativistas mineros, que aún continúan explotando las riquezas del Sumaq Urqu, han heredado los rituales, costumbres y manifestaciones culturales de los mitayos coloniales; pero también las han enriquecido interpretando y reinterpretando el mundo minero desde su propio espacio y tiempo.
Visitar las minas cooperativas es imbuirse en los antecedentes históricos de la minería boliviana con sus glorias y penurias, es valorar la sacrificada labor de los trabajadores mineros y es conocer las manifestaciones culturales que forman parte importante de la identidad de todos los potosinos.
Visita a minas cooperativas
En 1980, la ciudad de Potosí contaba con dos empresas operadoras de turismo, a saber: Potosí Tours e Hidalgo Tours. Ambas empresas ofertaban la visita a las minas cooperativas proveyendo a los visitantes tan solo de cascos, botas y una lámpara de carburo de calcio.
Muchos de los primeros guías de turismo fueron niños mineros que acompañaban a los turistas al interior de las minas y que más adelante abrieron sus propias empresas de turismo. En la actualidad, las empresas proveen a los visitantes nacionales y extranjeros de todo el equipo de seguridad necesario.
Se inicia la visita ascendiendo a la zona alta de la ciudad de Potosí, pasando por los antiguos barrios y parroquias de indígenas hasta llegar al denominado Mercado Minero, en cuyo lugar los guías turísticos hacen referencia al consumo y uso ritual de las hojas de coca, los cigarrillos y el alcohol de 96%, entre otros.
Seguidamente, se sube hasta el mirador de la mina Pailaviri desde donde se puede apreciar toda la ciudad a la par de conocer los antecedentes históricos de la explotación minera, pasando de la era de la plata, a la del estaño y al denominado mineral complejo. En este lugar se puede conversar con las mujeres palliris, quienes buscan su sustento económico entre los desmontes y los residuos de mineral que desechan los mineros.
Luego, se visita una mina cooperativa. En la entrada se observa al Tata Q’aqcha; una cruz de madera que cuida a los mineros y evita que el “Tío” salga al exterior.
En el interior de los oscuros socavones, a través de estrechos orificios, es posible ingresar a los parajes de los mineros y experimentar de primera mano su sacrificada labor.
Después de observar las venas de mineral se ingresa al lugar donde los mineros rinden culto al “Tío” de las minas. El guardián de las ricas vetas de plata del Cerro Rico de Potosí, capaz de otorgar a los mineros los ricos filones de mineral, pero también provocar desgracias y hasta la muerte si no es atendido en sus demandas.
Finalmente, al salir de las minas es posible visitar los cárcamos de los ingenios mineros del rio de la Rivera y también las actuales plantas procesadoras de minerales que complementan el ciclo de explotación minera.
Circuitos turísticos especiales
En distintas ocasiones del año, los turistas tienen la fortuna de conocer una serie de manifestaciones culturales propias del mundo minero. Iniciando con el ciclo del Carnaval Minero en el que uno puede ser parte de las veladas y la bajada del Tata Q’aqcha o compartir de las singulares celebraciones de Compadres y Comadres hasta las Ch’allas del martes de Carnaval.
En los meses de mayo y junio se puede participar de las celebraciones de Espíritu, cuando se sacrifican llamas para regar con su sangre las bocaminas, mientras la parte no comestible es enterrada a la entrada de las minas como una ofrenda a la Pachamama y al “Tío”. Algo similar a las grandes celebraciones que tienen lugar el 1 de agosto.
Ya sea en los circuitos generales o especiales, la visita a las minas cooperativas es uno de los mejores productos turísticos con los que cuenta Potosí.
Desafortunadamente, las constantes noticias sobre accidentes laborales, la inseguridad al interior de las minas cooperativas, la carencia de señalización turística, entre otras, han contribuido a que cada vez menos turistas decidan conocer el fascínate mundo minero que guarda el Cerro Rico •
* Marco Antonio Flores P. es vicepresidente de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP).