Nuestros antepasados
Pinturas rupestres encontradas en el sur de Bolivia revelan asentamientos humanos con una antigüedad de aproximadamente 10.000 años.
Fotografías: Marcelino Vedia y Edmundo Salinas
Con Bolivia acercándose cada vez más al bicentenario de su independencia, ya ha quedado claramente establecido que en este territorio existieron varias culturas que se desarrollaron mucho antes de ser alcanzadas por la invasión del denominado imperio incaico.
En el caso de Chuquisaca, la cultura que ha sido y es estudiada es la yampara, pero en el resto del departamento existieron otras, como charcas, que dejaron testimonios de su existencia y ahora son objeto de estudio de la arqueología. Mejor suerte corrió Potosí ya que, gracias a documentos coloniales como el Memorial de Charcas y las probanzas de decenas de personas seculares se sabe que en este departamento florecieron por lo menos ocho culturas claramente identificables: qaraqaras, karankas, killakas, lípez, suras, chichas, chuis y la ya citada charcas.
Aceptada como está la existencia de estas culturas, ¿cuál es su origen? Aquí es pertinente apuntar que la teoría mayoritariamente aceptada sobre el origen del hombre americano es la inmigracionista; es decir, la que postula que América se pobló con oleadas migratorias que llegaron desde Asia, África o Europa, ya sea en tiempos del supercontinente Pangea o bien aprovechando el hielo que cubrió las aguas del hoy estrecho de Bering.
PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD
Las oleadas migratorias ingresaron a nuestro continente por Beringia, el puente que se formó entre el oeste de Alaska y el extremo oriental de Siberia durante el periodo glacial en lo que hoy es el estrecho de Bering, se establecieron inicialmente en el norte y fueron asentándose, paulatinamente, en el territorio que hoy es América. Hace unos 40.000 años ingresaron a la actual Norteamérica y, mientras unos grupos se quedaron, estableciendo colonias, otros siguieron avanzando hacia Centroamérica y, finalmente, llegaron a Sudamérica en un proceso que duró miles de años.
Se estima que hace unos 20.000 años llegaron a lo que hoy es la serranía o sierra de Chiribiquete, un grupo de mesetas rocosas que están en una zona que comprende no solo la Amazonía colombiana sino también la brasileña.
La serranía de Chiribiquete está ubicada en los departamentos colombianos de Caquetá y Guaviare y está atravesada por la línea del Ecuador, exactamente por la mitad, es decir, es la mitad del mundo, su centro. Allí, el antropólogo Carlos Castaño Uribe encontró pinturas rupestres cuya antigüedad ha sido cifrada en 22.000 años. Eso demuestra que las grandes migraciones llegaron a ese lugar durante este periodo.
La importancia del hallazgo es tal que Chiribiquete ha sido inscrita en la lista del patrimonio natural y cultural de la Unesco.
EN POTOSÍ
Hacia 2016 se reportó la existencia de pinturas rupestres o grabados en cuevas ubicadas en el distrito rural número 14 del municipio de Potosí. El único que les dio importancia fue el guía Marcelino Vedia que, cuando llegó a ser concejal, contactó a Castaño y lo invitó a visitar Potosí.
El colombiano llegó en 2018, inspeccionó las pinturas rupestres, les tomó fotografías y levantó apuntes para elaborar un informe sobre lo que vio y su estimación es poco menos que increíble: afirma que su antigüedad es de por lo menos 10.000 años.
Antes de redactar su informe sobre la inspección que realizó a las cuevas de Potosí, Castaño respondió al siguiente cuestionario que le envié por correo electrónico:
1.- ¿Cuál fue el área de Potosí que visitó?
RESPUESTA (R).- Thamari, Arroyo Pulka, próximo a la población de Turicaya,
2.- ¿Cuál es la antigüedad de las pinturas rupestres que pudo ver?
R.- Hacen parte de una tradición cultural del paleoindio americano, Tradición Chiribiquete (Colombia) Tradición Nordeste (Brasil) ubicada sobre entre el 10.000 Antes del Presente (AP).
3.- ¿Se encontró con algún otro vestigio de pueblos o asentamientos prehispánicos?
R.- Esta es una tradición de grupos cazadores-recolectores asociados con la Región del Cerrado y la catinga brasileña y con las formaciones tepuyanas amazónicas en Colombia, cuya expresión cultural más palpable en la actualidad es su hiperrealista arte rupestre.
4.- ¿Es posible determinar a qué pueblos o culturas pertenecen esas pinturas y/o vestigios?
R.- Lo ya indicado para el caso de Brasil y Colombia: pueblos muy antiguos que demuestran una amplia distribución en Suramérica
5.- Es usted libre de agregar algo más que no hubiere sido contemplado en las preguntas.
R.- La importancia de este nuevo registro de Thamaro-Pilka es que permite correlacionar este sitio con las investigaciones de la Tradición Cultural Chiribiquete que estoy haciendo desde hace tres décadas en la Amazonia Colombiana y con la tradición Nordestina de Brasil (estados de Rio Grande y Piaui). La información hoy disponible en mis investigaciones científicas permite documentar un gran acervo patrimonial que corrobora la existencia de esta tradición cultural a la que debemos muchos elementos simbólicos e iconográficos asociados a la jaguaridad americana y a una compleja y numerosa población de gran movilidad y sentido adaptativo.
El propio Castaño explica, en una publicación electrónica especializada en la investigación del arte rupestre de América Latina, que Chiribiquete es una tradición cultural arqueológica establecida sobre la base de los hallazgos de más de 200.000 dibujos en cuevas de la serranía de la Amazonía colombiana.
“El arte rupestre descubierto hasta el momento denota una serie de características que han servido para distinguir una Tradición Cultural de raíces, aparentemente muy antiguas, del paleoindio y, por ende, asociado a grupos de cazadores recolectores de Selva Húmeda Tropical y enclaves semisecos de las Guyanas y la Amazonía”, explica en el portal Rupestreweb.
El paleoindio es el espacio de tiempo comprendido entre los 40.000 y 10.000 años AP y la antigüedad promedio de la Tradición Cultural Chiribiquete es de 19.500 AP. Lo que Castaño denomina “jaguaridad” es “la iconografía (que) demuestra un rigor sorprendente respecto de las relaciones hombre-animales, el acceso al intercambio de poderes y energías a través de ritos chamánicos y se destaca profundamente la prelación de estos artífices por la figura del jaguar como uno de los elementos icnográficos más importantes de la distinción del poder y el conocimiento, así como las habilidades y la agudeza de los cazadores y los guerreros”.
MIGRACIÓN
Los hallazgos en Potosí demuestran que el proceso migratorio que llegó al territorio de la actual Sudamérica prosiguió ya que mientras unos grupos se asentaban en Chiribiquete, otros seguían avanzando hacia el sur. Castaño estableció que las pinturas rupestres potosinas tienen una antigüedad de 10.000 años AP. Eso significa que, al seguir bajando hacia el sur, los grupos colonizadores llegaron a estas tierras y se establecieron más o menos en el tiempo referido. Por la dirección que siguieron, no se descarta que se hayan establecido también en los territorios intermedios entre la Amazonía Colombiana y la serranía potosina e incluso hayan proseguido con el proceso migratorio hacia el sur. Eso le da a Chiribiquete un valor excepcional para la humanidad.
Pese al inmenso valor que tienen estas revelaciones, las autoridades potosinas no lo entendieron de esa forma, así que no pasaron de ser un simple reporte. Si eso pasó a nivel regional, hasta se entiende que no haya tenido repercusión nacional.
Si la migración llegó hasta Potosí, es lógico suponer que pasó por otras regiones del hoy territorio boliviano, incluido el departamento de Chuquisaca.
El investigador Edmundo Salinas, que ha recorrido casi todos los sitios arqueológicos del sur de Bolivia, dice que “en el territorio de Chuquisaca tenemos identificados más de 100 sitios con representaciones rupestres”, pero no ha relacionado los sitios inspeccionados con tiempos ni formaciones sociales debido a que no ha encontrado evidencia para tal fin. En el caso de Potosí, dice que se ha identificado más de 40 sitios con representaciones rupestres que se encuentran dispersos en las siguientes regiones: del norte, provincias Charcas, Chayanta (Toro Toro, Ravelo); provincia Tomás Frías, en las proximidades de la ciudad de Potosí, Tarapaya y otros; al noroeste Provincia Quijarro y Daniel Campos; al sudeste Nor Chichas, Sud Chichas y Modesto Omiste; al sudoeste Nor Lípez y Sud Lípez.
Lo que hace falta es financiar investigaciones que permitan determinar cuáles de esos lugares están vinculados con la tradición chiribiquete.
(*) Juan José Toro es fundador de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP).