La Asamblea fundacional

Primero de una serie de artículos inéditos, y exclusivos, de Juan José Toro sobre cómo se fundó nuestro país, sus antecedentes y hechos poco conocidos.

La Asamblea General de Diputados de las provincias del alto Perú.

La Asamblea General de Diputados de las provincias del alto Perú.

Carátula del libro mayor de sesiones.

Carátula del libro mayor de sesiones.

Detalle del acta de la primera sesión. La fecha es 10, no 1.

Detalle del acta de la primera sesión. La fecha es 10, no 1.

Ejemplar de las actas de sesiones de la asamblea que está en el ABNB.

Ejemplar de las actas de sesiones de la asamblea que está en el ABNB.

Sucre presentó su primera memoria a la Asamblea Deliberante.

Sucre presentó su primera memoria a la Asamblea Deliberante.

La carta de Sucre en las Memorias de O'Leary.

La carta de Sucre en las Memorias de O'Leary.


    Juan José Toro Montoya (*)
    Ecos / 15/07/2025 22:44

    El domingo 10 de julio de 1825, 39 diputados de las provincias del denominado alto Perú se reunieron en Chuquisaca para deliberar sobre el destino de ese territorio, pero terminaron fundando un país.

    A partir de hoy, y ante la proximidad del bicentenario de la declaración de independencia y posterior fundación de Bolivia, publicaremos artículos en los que presentaremos algunos apuntes sobre ese hecho trascendental, incluyendo sus antecedentes y consecuencias.

    La base jurídica para esta reunión, que fue denominada “Asamblea” desde su convocatoria es el decreto del 9 de febrero de 1825 que fue emitido en La Paz por el gran mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, que, al hacerlo, estaba actuando como general en jefe del Ejército Unido Libertador del Sur, que estaba conformado mayoritariamente por soldados colombianos y, en menor cantidad, combatientes peruanos.

    LA SEDE

    Hace 200 años, Chuquisaca debió ser el escenario de la mayor expectación por los preparativos para la reunión de los diputados.

    Según el decreto del 9 de febrero, la asamblea debía reunirse el 5 de abril en Oruro e iniciar sus sesiones el 19 de ese mes, pero esto no fue posible debido a que diversos acontecimientos en las provincias evitaron la elección de diputados en el tiempo previsto.

    En ese año, Oruro era un corregimiento que dependía de la provincia de Charcas junto a otras dos divisiones territoriales, Carangas y Paria, así que no tuvo representación oficial que proteste cuando se modificaron fecha y sede. El olañetismo; es decir, la gente que actuaba en torno a Casimiro Olañeta, planteó a Chuquisaca como nueva sede argumentando que muchos de los diputados eran de edad avanzada y el frío de Oruro, en julio, podría ser perjudicial para su salud.

    Si el cambio de sede fue obra de los “dos caras”, la modificación de las fechas fue obra de Sucre, porque así se lo dijo a Bolívar en una carta enviada desde Potosí el 4 de abril de 1825: “…puesto que Vd. no cree bien hecha la congregación de la asamblea general, podré tratar de impedir su reunión. He mandado diferirla para el 25 de mayo por la falta de elecciones en Potosí y Chuquisaca, y luego no faltarán medios de eludir su reunión”.   

    Esta intención de eludir la reunión de diputados aparece documentada en otras cartas, como la dirigida al secretario de estado del despacho de guerra del Perú, Tomás de Heres, el 24 de mayo de 1825 en Chuquisaca:

    “Señor secretario:

    Desde La Paz tuve el honor de incluir a V. S. un decreto que expedí el 9 de febrero para la convocación de una asamblea de estas provincias. Esta no se reunió el 19 de abril señalado en la convocatoria, porque habiendo invadido los enemigos a Chuquisaca en fin de mayo y libertándose ésta y el departamento de Potosí en principios de abril, no hubo tiempo de hacer las elecciones. Por este motivo y por haber sabido a mi entrada a Potosí que se había reunido en Buenos Aires un congreso general de las provincias del Río de La Plata, quise tomar tiempo para ponerme de acuerdo con el gobierno argentino y se señaló el 15 de mayo para la reunión. No habiendo recibido contestaciones del gobierno de Buenos Aires y habiendo tenido ya algunas órdenes e instrucciones de S. E. el Libertador sobre el particular, he sido forzado a retardar la instalación de esta asamblea, puesto que S. E. el Libertador estará en estas provincias en principios de junio y tomará a su cargo todos los negocios de ellas.

    “Lo aviso a V. S. para conocimiento de nuestro gobierno”.

    En otra carta, pero del 2 de junio, enviada desde Chuquisaca al Libertador, le dice que “humildemente me sometí a la resolución de que no se reuniera esta asamblea; y no se ha reunido, porque eludí su congregación con diversos pretextos, todos por obedecer a Vd.”, pero le comunica que “estoy poniendo las circulares para que la asamblea general se reúna en esta ciudad el 24 de junio, a fin de que una comisión examine sus poderes y que el 10 de julio empiece sus sesiones…”.  

    EL OBJETIVO

    Se ha llamado “Deliberante” a esta Asamblea porque su tarea principal era deliberar sobre los destinos de las provincias del alto Perú.

    El artículo 1 del decreto del 9 de febrero dice que “Las provincias que se han conocido con el nombre del Alto Perú, quedarán dependientes de la primera autoridad del ejército libertador, mientras una Asamblea de diputados de ellas mismas delibere de su suerte”. 

    En los considerandos, el decreto recuerda “que el antiguo Virreinato de Buenos Aires, a quien ellas pertenecían a tiempo de la revolución de América, carece de un gobierno general que represente completa, legal y legítimamente la autoridad de todas las provincias, y que no hay, por consiguiente, con quien entenderse para el arreglo de ellas” y añade “que este arreglo debe ser el resultado de la deliberación de las provincias y de un convenio entre los congresos del Perú y el que se forme en el Río de la Plata”.

    No obstante, el segundo considerando ya que señalado que “es necesario que las provincias organicen un gobierno”, así que el artículo 18 señala con claridad que el “objeto de la Asamblea General será sancionar un régimen de gobierno provisorio, y decidir sobre la suerte y los destinos de estas provincias, como sea más conveniente a sus intereses y felicidad”.

    LA REUNIÓN

    Un total de 39 diputados se reunieron el 10 de julio, y no el 1º de julio, como se ha publicado reiterativamente. El error se debe a que, en aquellos años, los números ordinales se escribían poniendo las abreviaturas “o” y “a” en la parte superior del número, así que, si era 1 (uno) se le ponía la “o” en la parte superior para convertirlo en 1º (primero); pero, si el número era 10, el cero se ponía en la parte inferior del número 1, que quedaba así: 1o.

    Los diputados que asistieron a esa primera sesión fueron José Mariano Serrano, Casimiro Olañeta, Manuel María Urcullo, Ángel Mariano Moscoso y Ambrosio Max Hidalgo (Charcas); José María Mendizábal, José Miguel Lanza, José Ballibián, José María Asín, Eusebio Gutiérrez, Rafael Monje, Fermín Eyzaguirre y Martín Cardón (La Paz); Marcos Escudero, Pedro Terrazas, José Manuel Tamez, Manuel Cabello, Manuel Mariano Centeno, Miguel José de Cabrera y Miguel Vargas (Cochabamba); José Ignacio Sanjinés, Manuel Argote, Manuel Antonio Arellano, Manuel Martin, José Antonio Pallares, Juan Manuel de Montoya, José Mariano Enríquez, Isidoro Trujillo y José Martiniano Vargas (Potosí).

    Notarán que no existen diputados de Santa Cruz y eso se debe a que ninguno llegó a la inauguración de la asamblea debido a que las elecciones en ese Departamento se complicaron por la invasión brasileña. Vicente Seoane llegó antes de la votación para decidir el destino del alto Perú y Vicente Caballero lo hizo justo para firmar el acta de la independencia.

     

    (*) Juan José Toro es fundador de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP).

     


    Fragmento del acta de la primera sesión

    Después de examinados en las procedentes juntas preparatorias los poderes y credenciales de los señores Diputados de los respectivos Departamentos, y declarados legítimos y auténticos, oído el dictamen de la Comisión nombrada a este efecto: aprobado provisionalmente el reglamento de debates, gobierno interior de la Sala, y ceremonial de la instalación electo Presidente de la Asamblea a pluralidad de votos el señor doctor don José Mariano Serrano, Vicepresidente el señor doctor don José María Mendizábal, y Secretarios el doctor, don Ángel Mariano Moscoso, don José Ignacio Sanjinés; congregados en esta ciudad, según lo dispuesto últimamente en decreto de seis de junio, los treinta y nueve señores diputados del margen en la Sala destinada para sus sesiones, prestaron el juramento prevenido por el reglamento, principiando esta augusta ceremonia el señor Vicepresidente que lo prestó en presencia de todas las corporaciones convocadas a la apertura en manos de dicho señor Serrano, encargado por el Gran Mariscal de Ayacucho para instalar la Asamblea; en seguida lo prestó en manos del Vicepresidente el señor Presidente, quien tomó a los Secretarios; prestaron luego en manos de éstos, los demás señores Diputados, jurando todos observar y proteger la observancia de la Religión Católica Apostólica Romana, desempeñar el cargo de representantes, según el voto de las Provincias de su representación y guardar inviolable secreto en los casos. que prescribe el reglamento.

    Fuente: Libro mayor de sesiones de la Asamblea de 1825

     


    Fragmentos del mensaje de Sucre a la Asamblea

    El 19 de abril estaba designado para la inauguración de la asamblea en que el Alto Perú tomase posesión de sus libertades; pero la guerra lo impidió, porque la invasión de los enemigos a Chuquisaca en el mes de marzo, la ocupación de Potosí, y la invasión de Santa Cruz por el Brasil, embarazaron las elecciones.

    (…)

    Cuánta satisfacción señores, debe inundar vuestras almas, al con-templaros los queridos de vuestro pueblo para decidir de su destino. El Alto Perú deposita en vosotros su suerte: cien generaciones esperan de vosotros su dicha; y el mundo político va a observar la conducta de los primogénitos de la revolución. Vuestras deliberaciones deben ser tan meditadas, cuanto importa a vuestros intereses y a los de la América, cuya paz futura pende en gran parte del equilibrio del poder de los estados que la forman. Tuve la fortuna de ser uno de los defensores del antiguo imperio de los hijos del sol; he combatido por vuestros derechos y por lo mismo mi corazón está ya unido a vuestra felicidad.

    Debo daros, señores, una idea de mi conducta gubernativa en el pequeño período de mi administración, después de haberos sometido mi conducta política. Los soberbios enemigos que por tres siglos poseyeron la tierra de los incas, y que por catorce años de victorias humillaban a sus vengadores, han sido destruidos.

    (…)

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