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"La gente que hace cine lo hace por amor"; entrevista con Roberto Carreño

Entrevistamos a Roberto Carreño, cineasta potosino residente en Sucre. Él comparte su visión actual del cine boliviano y habla sobre su trayectoria en la industria del entretenimiento del país.

Una de las producciones de Roberto Carreño Una de las producciones de Roberto Carreño

Sucre/CORREO DEL SUR DIGITAL
Flash / 28/03/2024 13:22

¿Cuál es tu percepción del cine boliviano?, ¿cómo se encuentra en la actualidad?

Bueno, yo creo que el cine boliviano actualmente se encuentra en una etapa bastante interesante ya que, gracias a muchos factores que se han ido dando a través del tiempo, el cine ha ido creciendo. La última década, por ejemplo, se han hecho más películas que en toda la historia de Bolivia; entonces, es un tiempo en el que, gracias a la tecnología, mucha gente se está dedicando al cine y se han empezado a desarrollar muchos experimentos, las personas se están animando a hacer cortos o películas. Yo creo que de acá a unos 10 a 20 años vamos a ver un ‘boom’ en el cine nacional; la gente va a comenzar a hacer muy buenas películas ya que, realmente, se está comenzando a extender esto de poder hacer cine, ya no es solamente para los privilegiados, para los que tienen dinero o solo para los que pudieron estudiar en el exterior. Ahora se puede aprender hasta por el internet; entonces, creo que es un excelente momento y que muy pronto vamos a ver un despegue en las producciones nacionales.

¿Son comparables nuestras producciones con las que se han estado haciendo en la región?

Yo creo que nuestro panorama es otro; de todas maneras, yo comparo nuestras obras con el cine peruano, porque en Perú están actualmente dentro de ese ‘trend’. Si nosotros vemos bien, existe bastante contenido audiovisual que está saliendo de ese país, cosa que antes no había; si vemos bien, en los últimos diez años (Perú) ha comenzado a producir bastante material, y no solo películas sino novelas, series de tv y demás. Nosotros estamos invadidos por su producción. Esto tiene su razón de ser y se dio gracias a que el Gobierno peruano ha comenzado a creer que el cine funciona; han apostado por sus directores y eso fue algo de provecho porque ellos comenzaron a ganar premios, a ser nominados y con eso se sentaron las bases para construir una industria, y ahora el desarrollo de las producciones logró que en Perú ya se vean sets de televisión donde se montan las producciones, cosa que antes era imposible. Esta situación todavía no le ha tocado a Bolivia, y le tocará cuando tengamos un gobierno que crea en el cine.

¿Esta debilidad respecto a nuestros vecinos podría convertirse en una fortaleza a largo plazo?

En realidad es una desventaja. Antes, inclusive había una productora en Santa Cruz que era un emprendimiento privado de alguien que creía que se podía hacer cine en Bolivia y gracias a esa empresa hemos visto series increíbles hechas en el oriente como “La Virgen de las Siete Calles”, “Luna de locos”, “Oro verde” y otros. Se necesita alguien que crea realmente en la potencialidad que nosotros tenemos como bolivianos para hacer cine. Nuestra realidad, historia, imaginación es distinta al resto del mundo; nosotros tenemos muchas cosas interesantes que contar. Pero lo que sí necesitamos es dinero, ya sea un ente privado o un ente nacional; tiene que haber alguien que apoye esto, porque ahora el 90% del cine nacional que existe es emprendimiento propio y se hace gracias a que los cineastas creemos en lo que hacemos y ponemos nuestra propia inversión, arriesgando nuestra familia, amistades, vida social, olvidándonos de todo eso para sacar una producción. Porque lamentablemente esa es nuestra realidad. Nosotros vamos a arrancar cuando realmente haya alguien de peso que crea en lo que se hace en Bolivia, y eso parte también de las personas en general: el mismo boliviano cree que nuestro cine es malo, pero no se vieron películas nacionales, no conocemos nuestro propio cine, no le damos chance a enamorarnos del cine. La gente que hace cine lo hace por amor, no hay otra manera de dedicarse a esto.

¿En qué momento te enamoraste del cine?

Desde la primera vez que vi una película, cuando me senté por primera vez en una sala de cine, fue amor a primera vista. Me enamoré y viví la situación, me metí a la pantalla y era algo que  o dejaba de comentar luego de salir del cine. Yo tenía cinco años y estaba emocionado; siempre dije que eso era algo que algún día quería hacer. Y a mí me pasó algo bien sui generis: estudié para complacer a mi papá y, una vez que salí profesional y tenía lo que necesitaba, todavía no era una persona feliz. Me puse a analizar mi vida y no estaba viviendo mi sueño, era una persona más del montón y me propuse hacer lo que quería. De la noche a la mañana, dejé todo para dedicarme al cine.

¿Cuál era la película que viste a los cinco años?

Era “Flash Gordon”. Me fascinó y no la quiero volver a ver porque ese recuerdo sigue intacto y muchas personas me dijeron que envejeció mal, y no quiero verla porque quiero quedarme con esa hermosura que tengo en la cabeza.

¿Cuál fue tu primer proyecto, luego de dejarlo todo?

Generalmente los que quieren hacer cine empiezan con cosas pequeñas y yo, de loco, empecé on un largometraje; lo bueno es que tenía amigos que creían en mi locura y me siguieron. La idea era hacerla y proyectarla en el barrio, para que la gente la pueda ver. Comenzamos a filmar, con aportes de todo tipo; yo buscaba gente, pero no había personas capacitadas para producir, así que mis amigos y yo aprendimos sobre la marcha. La dinámica y el resultado funcionaron tan bien que la película le gustó a mucha gente y me animaron a pasarla en el cine; me hicieron creer que estaba muy bien hecha y la pasamos en el cine SAS: estuvimos cuatro semanas, hicimos más audiencia que Harry Potter y me quedé sorprendido porque yo solo quería acercarse un poco a mi sueño; porque era consciente de que no iba a generar tantos ingresos como en Hollywood, solo quería hacer algo por llenar ese vacío. Eso me dio la fuerza para continuar y, después de eso, comencé a hacer muchas cosas más y, sobre todo, a aprender de los errores que había cometido. Pero, pese a esas fallas, a la gente le encantó la historia, el guion es la espina dorsal de la película.

¿Qué mensaje les das a aquellos que están haciendo cine con sus propios recursos para mantenerse en la línea de producir en Bolivia?

Les digo que el cine requiere rigor, mucho espíritu para que una producción pueda ver la luz. Yo he visto morir muchos proyectos grandes porque mucha gente desfallece y, eso es lo peor que puedes hacer. Si estás encaminado, no lo dejes y termina los proyectos que tengas en mente, sin importar cuánto tiempo pase. Y cuando lo logres, será una satisfacción enorme. Sigan y sigan en contra de todo lo que les digan porque no hay nada mejor que ver algo que nació en la mente y gracias a la creatividad.

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