La voz de la Gran 7
Humor DEL CÁRTEL DE LA MENTIRA AL CÁRTEL de la PROCLAMACIÓN
En uno de sus últimos instructivos, el Jefazo de Jefazos ha ordenado que las periodistas y periodistos de este país tramiten cuanto antes sus credenciales para poder seguir trabajando con normalidad. También ha dejado bien en claro que esta credencial no debe ser de alguna organización colegiada de informadores, sino el poderoso credencial de las huestes azules del proceso de cambio.
Y no sólo eso. También ha instruido que la organización matriz de las periodistas y periodistos de nuestro país organice un pomposo y rimbombante acto de proclamación de su candidatura como el único, perpetuo e inigualable líder de los humildes de todos los tiempos.
Surge, sin embargo, una pregunta que ronda y no deja de rondar: ¿acaso no les llamaba mentirosos, voceros de la derecha, principales opositores? ¿Qué habrá podido pasar para que estos ingenuos personajes ahora tengan que hacer caso fielmente a sus instrucciones señoriales?
Ante semejante mensaje tácito y estremecedor muchos de las periodistas y periodistos anunciaron que ya empezaron a organizarse y a conformar comisiones para recaudar fondos, organizar kermeses, telemaratones, colectas, correr latitas y hasta organizar maratones de baile para juntar los recursos requeridos que permitan cumplir con este instructivo presidencial.
Sin embargo, pese a la buena voluntad de los informadores, se ha presentado un primer conflicto a superar, relacionado con el lugar donde será la proclamación y la pauta discursiva que se utilizará.
Con tantas y buenas ideas que siempre tienen los informadores de diferentes puntos del país, la discusión se estancó en ese punto: en cuál será el mejor escenario para proclamar al líder de los líderes, al jefazo de los jefazos, al principal defensor de la democracia, así como definir cuáles serán las virtudes y argumentos que los periodistos tendrán que utilizar para ensalsar la imagen del semidiós andino amazónico.
Se conoce que una carta ya ha sido enviada a los acólitos del Jefazo para dar a conocer de la determinación de obedecer el instructivo celestial, el cual sin embargo está en punto muerto ante el inusitado interés, alegría y espontaneidad demostrada por los periodistos.
