Ministrarum Victimatis
Curiosa especie bipolar que asume conductas según las circunstancias. Cuando se trata de defender al jefazo es fuerte y amenazadora, es capaz incluso de amenazar con sacar la miéchica a los opositores, pero, si se trata
Curiosa especie bipolar que asume conductas según las circunstancias. Cuando se trata de defender al jefazo es fuerte y amenazadora, es capaz incluso de amenazar con sacar la miéchica a los opositores, pero, si se trata de justificar violaciones a la ley, especialmente a la Ley Electoral, cambia totalmente de cara y se hace a la víctima. “Me atacan por ser mujer —dice—. Me discriminan por lunareja”. Cuando sus colegas le quieren hacer preguntas, ella señala que será en otro momento y se va cantando “Nadie me quiere, todos me odian; mejor me como un cunumicito”.
1. Cabellera. Aunque es cruceña y las mujeres de Santa Cruz cuidan bien su figura, ella lleva el cabello descuidado y desigual pa’ que los collas vean que es trabajadora, ninguna camba floja.
2. Rostro real. Es duro, pétreo, granítico, porque ella es una mujer fuerte que no necesita de nadie, solo del Jefazo, pa’que le dé pega.
3. Embudo. Herramienta que nuestro ejemplar utiliza para distribuir publicidad a los medios. Es ancho para los oficialistas y chupamedias del gobierno y angosto para los independientes.
4. Bolso. Ahí están guardadas la Constitución y las leyes. No le sirven más que como lastre.
5. Falda. Aunque generalmente usa pantalón, se puso falda para recordar que es mujer y le enjuician por ser mujer. Le odian por ser mujer, le atacan por ser mujer, todo le pasa por ser mujer.
6. Ley de Imprenta. Pisoteada, escarnecida y ninguneada. Ya no hace falta cambiarla porque hay artículos que restringen el trabajo de la prensa repartidos en leyes y decretos supremos.
7. Cebollas. No son ninguna alusión al mercado sino instrumentos que sirven para llorar y demostrar que, en efecto, se le ataca por ser mujer.
8. Botas. Sirven para recorrer el país haciendo campaña para el Jefazo. También las usa para patear opositores
9. Mascarita bipolar. Sumamente útil porque sirve para asumir papel de víctima cuando ya no sabe cómo defenderse. “Me atacan por ser mujer”, dice y expele unas lagrimitas de yuracare… perdón… de yacaré.
10. Aretes. Son largos y pesados para que la gente crea que son estos los que le estiran las orejas cuando, en realidad, están así de largas porque se las jalaron luego de admitir que el gobierno pagó por la difusión de la encuesta que favorece a Evo.