Stivencis gobernatorium nomedalaganum
Este espécimen suma millones de likes cada que decide abandonar su cubil y enfrentarse con la jauría de hienas entrevistadoras. Mientras hiberna, la comarca pasta tranquila y sin sobresaltos
Este espécimen suma millones de likes cada que decide abandonar su cubil y enfrentarse con la jauría de hienas entrevistadoras. Mientras hiberna, la comarca pasta tranquila y sin sobresaltos, pero cuando despierta malhumorado y sale a tomar el sol de la Plaza 25 de Mayo suele irritarse y descargar una ráfaga de epigramas contra todo aquel que se le cruza en el camino, peor si es algún opositor ansioso de protagonismo.
Sus pintorescas apariciones en medios de difusión, le ponen chispa a las aburridas y reiterativas noticias neoliberales. Este tipo de llamativas irrupciones despiertan, de vez en cuando, el aletargamiento de millones de iracundos internautas y antiguerreros digitales que suelen desfogar su rabia contenida.
Es por demás conocida su bronca contra los nuevaoleros adictos a las redes sociales y contra los informadores del imperio que sólo reflejan sus vicisitudes y casi nunca sus visionarios proyectos. Nuevamente esta especie se ganó las marquesinas.
1.Sombrerito. Símbolo del nuevo poder plurinacional y de su liderazgo en las tierras del Norte y Centro. A veces se cambia por casco de tarabuqueño (montera) cuando hay que bailar en el Pujllay o casco cuando hay que acelerar en el Oscar Crespo.
2. Bandera del MAS. Entre sus múltiples facultades y habilidades de estadista plurinacional, destaca una que enarbola con ahínco cada que se avecindan las elecciones: es jefe de campaña permanente del proceso azulado, por eso nunca tiene tiempo para otros menesteres menores de su gestión pública.
3. Bandera de Venezuela. Souvenir que se trajo de su reciente viaje a la patria del comandante Chávez, a la tierra de los pajaritos parlantes y cuna de las reinas de belleza. Contrario a lo que se creía volvió más estresado, pero eso sí, bien bronceado.
4. Bota militar. Última adquisición en tierras venezolanas, sirve para imponer su gusto y capricho en el Ejecutivo y sobre todo en el Legislativo departamental, y –dicen las malas lenguas– también se utiliza a veces para repartir ch’utazos a cuanto op@sitorcito se cruza en el camino para pedir informes o querer fiscalizar.
5.Bigote. Bien estilizado y pulcramente trabajado en salón de belleza de primera, hábilmente delineado e inspirado en gobernantes a los que les encanta que les obedezcan sin chistar.
6. Micrófono. Industrioso orador y comunicador nato, diestro para adular al jefazo cada que llega a algún acto público; expeditivo a la hora de exagerar sobre las escasas obras de impacto ejecutadas; habilidoso para esquivar las demandas regionales y ofrecerle la razón a su partido; juicioso para criticar y pelearse con los qhawa qhawas periodistas y capo para decir que “no le da la gana” responder las preguntas difíciles de los op@sitores.