Cesárea Ríos Cáceres, la tía centenaria
Sus sobrinas la recuerdan como la tía consentidora que no se olvidó de ellas y trabajó en diversos oficios
LÚCIDA. Cesárea Ríos empezó a trabajar desde sus diez años recolectando miel. El próximo 25 de febrero Cesárea Ríos Cáceres cumplirá 100 años de vida. Trabajó sin descanso desde los diez años hasta los 80; primero como comerciante luego como trabajadora del hogar. Ahora, en la última etapa de su vida, sus días transcurren tranquilos.
Cesárea es hija de Casimira Cáceres y de Manuel Ríos, tuvo seis hermanos: Feliciano, Marcos, Julio, Eduardo, Crescencia e Isabel; ella fue la mayor de todos y ahora es la única sobreviviente de los siete consanguíneos.
Su cédula de identidad da fe de que Cesárea nació en Sucre, el 25 de febrero de 1916. No se casó y tampoco tuvo hijos. Cuando se le preguntó si tuvo novio, respondió que no y los colores se le subieron al rostro y no quiso hablar del por qué decidió no tener un compañero de vida y familia.
Desde hace 17 años vive con las hermanas Carmela y Esther Frías Ríos, sus sobrinas, hijas de su hermana Isabel, fallecida a los 93 años. Cuando ellas se van a trabajar, Cesárea se queda junto a Negrón, Tomás, Jacki, Ñoño y Coralí, sus queridas mascotas.
Sus sobrinas la recuerdan como la tía consentidora; cuando era cumpleaños de alguien se aparecía con una torta y mandaba a sus amigas a preparar un plato especial para compartir ese día. Nunca se olvidó, siempre veló por ellos.
Cesárea relató a CORREO DEL SUR que desde sus diez años empezó a trabajar recolectando miel, frutas y otros productos de diferentes sectores, para luego venderlos a los consumidores. Después, se desempeñó como trabajadora del hogar durante 40 años en las casas de las familias Rodríguez y Aparicio.
No le gusta estar sin hacer nada, es muy activa, barre el patio, ayuda en la cocina y ella en persona cocina la lagua para los perros.
Según sus sobrinas, a pesar de su edad y de haber pasado por tres cirugías tiene un estómago de hierro porque puede comer de todo. Su plato preferido es el picante mixto, las masas, el café con unas gotas de limón y su pasatiempo favorito es ver telenovelas y noticieros.
Como cualquier mujer, se cuida mucho el cabello que lava con sábila fresca. Asimismo, tiene mucha fe en el tónico Bayer, las cápsulas de aceite de hígado de bacalao y el Mentisan, que compra ni bien cobra el bono Dignidad.
Para Carmela y Esther, Cesárea es un gran apoyo moral en sus vidas que les ayuda a sobrellevar la muerte de su madre desde hace un año. Ellas le piden a Dios que tenga mucha salud y que les acompañe un tiempo más. El próximo sábado será su festejo para el que llegarán sobrinos de Cochabamba y Santa Cruz.
