El Barrio CESSA clama por servicio de alcantarillado
Las gestiones para la dotación de servicios avanzan muy lentamente

En una explanada de la zona norte de la ciudad, donde antiguamente discurría el camino al valle de Huata, se encuentra emplazado el Barrio CESSA, un lugar habitado por una mayoría de migrantes del área rural que en la última década se fueron instalando en esa zona periférica.
Lo que ahora es parte de la creciente zona urbana era, hasta hace un tiempo atrás, parte de la pintoresca campiña que rodeaba a la Capital, donde poco a poco el espacio se fue poblando de construcciones desordenadas producto del asentamiento de familias de las zonas rurales próximas.
En esa zona, la Compañía de Electricidad de Sucre (CESSA) cuenta con un predio de apreciable superficie en el cual almacena desde hace varios años una serie de materiales específicos para su actividad.
Hace cerca de una década, cuando llegaron los primeros vecinos, éstos decidieron bautizar al barrio como CESSA debido a la proximidad de esas instalaciones y también –según comentan algunos– con la sana intención de obtener alguna ventaja para lograr la instalación del servicio de energía eléctrica.
Al final, el barrio creció rápidamente pero sus habitantes no lograron ningún beneficio práctico por su nominación y, como cualquier otra zona urbana, tuvieron que cumplir con los requisitos técnicos y legales para acceder al servicio de luz.
Como toda zona poblada emergente, el barrio CESSA cuenta con varias necesidades que forman parte de la inquietud de sus vecinos. Sin embargo, una de las más urgentes es la dotación de un sistema de alcantarillado, puesto que una gran parte de las viviendas echan sus aguas residuales directamente a los cursos de agua que desembocan en la cuenca del río Chico.
Los vecinos relatan que tuvieron que trabajar mucho para obtener la dotación de agua potable, y que para ello realizaron los trámites e inclusive aportaron de sus propios recursos para concluir las instalaciones.
Pero además, el vecindario adolece de otras limitaciones que se originan en la falta de calles pavimentadas. El problema es que mientras no se tenga concluido con un proyecto para construir el alcantarillado, las calles de tierra (o de barro, según la estación) deberán esperar todavía un tiempo.
Debido a que el barrio no cuenta con calles asfaltadas, los servicios de transporte son reticentes a ingresar al lugar. Los usuarios deben caminar varias cuadras hasta encontrar la parada de micros que se encuentra en el tramo pavimentado.
Esta situación perjudica sobre todo a los niños y jóvenes en edad escolar, pues en la época de lluvias deben caminar largos tramos con bolsas de plástico en los pies, debido a que al ingresar a los micros deben hacerlo con los pies limpios.
Sin embargo, una de las grandes limitaciones técnicas continúa siendo, como en muchas otras zonas de la ciudad, la falta de saneamiento de terrenos. El barrio está levantado sobre una antigua propiedad rústica y los sucesivos propietarios hicieron loteamientos sin tomar en cuenta las normas técnicas elementales.
El vecindario reclama áreas de equipamiento y esparcimiento, pero la Alcaldía sigue tropezando con las limitaciones de un diseño urbano deficiente que dificulta la dotación de servicios y el mejoramiento de las calles.
Los más jóvenes se quejan de que no cuentan con zonas de esparcimiento como un campo deportivo acorde a las necesidades.
En el plano urbano no figura un espacio para tal fin, por lo que la Alcaldía deberá gestionar otros terrenos para dotar al barrio de una cancha donde los jóvenes puedan practicar deportes.
Las amas de casa aseguran que el servicio de taxis al lugar resulta prácticamente inalcanzable, puesto que una carrera desde el barrio hasta el Mercado Campesino puede costar hasta 20 bolivianos.
En casos de emergencia, los habitantes del barrio apelan a la solidaridad de aquellos vecinos que cuentan con vehículo, los cuales se brindan para transportar a esos ciudadanos hasta los centros de salud más próximos.
ELAPAS advierte falta de planos urbanos
El Gerente General de ELAPAS, Edgar Campos, explicó que la situación del barrio CESSA es la misma que muchos barrios del área urbana de Sucre.
Señaló que la provisión de agua potable y alcantarillado a la ciudad está condicionada a la elaboración de proyectos técnicos.
En el caso del barrio, indicó que éste debe tener definido el diseño de calles y el estudio de planimetría totalmente concluído y debidamente aprobado.
"Muchas veces hacemos alcantarillado y luego se contamina. Hay que hacer un proyecto integral, es un tema que hay que analizarlo, esa cuenca ya es del (río) Amazonas y el otro lado tiene su planta en el Campanario", afirmó Campos.
LOS VECINOS
Florentino Flores
“Lo principal es el alcantarillado y también el asfaltado de las calles. En la parte de abajo no tenemos asfalto. Eso es lo principal".
Bartolina Zárate
“Los micros no quieren traernos; queremos el asfaltado, los micros no quieren entrar al barrio pese a que viven muchas familias aquí"."
Félix Flores
“Las necesidades son los servicios básicos, el asfalto en las calles; estamos detrás de los proyectos hace siete años".
Vladimir Flores
“En el barrio no tenemos canchas deportivas o parques recreacionales. Los popietarios de los terrenos no cedieron espacio".
Olga Carvajal
“Cuando llueve tengo que cargar a mis hijos para llevarlos al micro. Vamos a la escuela Libertad que queda muy lejos".