El vecindario de Aranjuez sigue esperando por mejoras urbanas
Los vecinos se organizan contra la inseguridad y procuran frenar acciones delictivas

Ubicada en la zona baja de la ciudad, con 2.480 metros de altitud, las Lomas de Aranjuez es un barrio que surgió rápidamente en los últimos cinco años. Por motivos administrativos, los dirigentes decidieron dividir el barrio en sus secciones A y B, constituyéndose en una particularidad ya observada en otros sectores de la mancha urbana.
Esa zona era antiguamente parte de frondosos huertos que abastecían de hortalizas y legumbres a la ciudad de Sucre. El crecimiento de la zona urbana hizo que poco a poco esas granjas dieran paso a urbanizaciones que fueron buscando espacios en una topografía generalmente agreste e irregular como es la que circunda a la Capital.
Estos predios forman parte de Bajo Aranjuez, y se sitúan al pie de altas colinas que conducen a otros barrios nuevos, como la zona de la Planta de ENDE. Antiguamente formaron parte de la Hacienda Aranjuez, donde sus antiguos propietarios, la familia Rodríguez, instalaron la primera fábrica de chocolates en Sucre.
Pero el barrio crece y se transforma rápidamente. En los últimos años, importantes emprendimientos privados contribuyeron a la construcción de varias casas, muchas de ellas modernas y cómodas, que muy pronto podrán satisfacer la creciente demanda de vivienda entre la población.
“Estamos trabajando desde hacer tres años pero ya se hicieron como cinco o seis casas, a nuestro alrededor; estamos haciendo siete casas y hay un proyecto de multifamiliar de unos seis pisos en esta misma zona”, afirma Hugo Sánchez, un empresario que considera que el principal problema actualmente es la extensión del pavimento, pese a que la Alcaldía ejecutó recientemente un plan de mejoramiento.
Una de las preocupaciones generalizadas de la población es el transporte público; a la zona de Aranjuez llegan dos líneas de micros, (la 12 y la S), aunque los vecinos se quejan porque en especial la segunda cuenta con pocas unidades, provocando así serios problemas a los usuarios, sobre todo en la hora pico.
Pese a que el sector se encuentra a pocas cuadras del centro de la ciudad, los vecinos se quejan de que el servicio de taxis cobra elevadas tarifas (generalmente por encima de 10 y 15 bolivianos).
Hace algún tiempo atrás la inseguridad se había apoderado de la zona, lo que motivó a los vecinos a tomar acciones decididas, en vista de la insuficiente respuesta policial a los llamados de emergencia.
El vecindario cuenta con un sistema de alarmas (pitos) que se activan en el barrio ante la presencia de cualquier sospechoso. Esta técnica casi improvisada ha dado buenos resultados y en los últimos meses hizo que los hechos delictivos disminuyeran considerablemente, según comenta Juan Carlos Ventura, un vecino que sufrió un robo en su domicilio.
Hace unos cuantos meses, los vecinos pidieron la utilización del Salón Multifuncional del barrio para que éste pueda brindar un servicio de guardería, en vista de que muchos de los pobladores trabajan en el centro y deben dejar a sus niños en otro centro de acogida más alejado.
Pero la limpieza no solamente es un problema de las autoridades; con sentido crítico, los vecinos lamentan que muchas personas no tengan el cuidado y la instrucción necesaria para mantener las veredas en buenas condiciones. "Aquí se ve muchos animales en las calles y es por descuido de sus dueños", lamenta Juan Carlos.
LOS VECINOS
Hugo Sánchez
"Creo que en el último año se ha desarrollado rápidamente; existe agua abundante, gas, pero falta la iluminación pública".
Zacarías Beltrán
“El transporte público es escaso, los taxis nos cobran arriba de 20 bolivianos, los micros vienen las líneas 12 y la S".
Lucía Zárate
“Aquí en la canchita a veces es peligroso, se reúnen a tomar los jóvenes; la Policía no viene mucho por esta zona".
Juan Carlos Ventura
“Aquí se hizo el adoquinado, creo que lo han hecho mal porque la tierra bajó de las partes altas. Lo han hecho a conveniencia".