Avenida de los Libertadores reclama por la falta de agua
El vecindario quiere mejorar los accesos pero también se queja por la desatención

Cada vez que se anuncia un evento cultural o deportivo en la Villa Bolivariana, los habitantes de la zona colindante a ese complejo comienzan a acopiar agua en sus domicilios, debido a que el consumo del líquido elemental se vuelca preferentemente a los huéspedes temporales de esas instalaciones construidas en un amplio espacio del ex fundo de Garcilazo.
Desde que fue inaugurada esta residencia para los atletas de los Juegos Bolivarianos de 2009, el vecindario tiene que sufrir el racionamiento de agua debido a que el único depósito ubicado en la plaza del barrio Libertadores no puede abastecer el consumo originado por la presencia de centenares de huéspedes que son alojados de forma temporal en la Villa.
“El problema del agua es en todo Sucre, pero aquí se hizo un estanque para esta zona. Ha crecido y ahora no abastece el agua, cuando hay eventos deportivos nos quitan el agua y prefieren la villa Bolivariana”, afirma Fernando Espinoza, dirigente del barrio Avenida de los Libertadores.
Este problema es por ahora el que más preocupa a los vecinos, quienes, no obstante, también reclaman por el descuido de las jardineras de esa avenida de doble vía. Además, la instalación de luminarias a un lado de la calzada hace que la iluminación sea deficiente en muchas cuadras.
“Estas luminarias las habían puesto en la acera, esto tiene que estar en los jardines, totalmente abandonados, destruidos”, se queja Espinoza.
Los vecinos aseguran que el barrio es en general seguro, aunque no dejan de generar alarma algunos hechos esporádicos de violencia que se producen alguna vez debido a la presencia de grupos de jóvenes que consumen bebidas alcohólicas.
Sin embargo, la acción del vecindario, que se opone tenazmente a la instalación de bares o cualquier centro de expendio de bebidas en la zona parece haber frenado en gran medida un problema creciente y común en todos los barrios de la Capital.
“Había alguien que quería instalar y no hemos permitido; no hay pensiones ni boliches ni nada”, afirma orgullosa Hilda de Ramírez, un ama de casa que vive en la zona desde hace 16 años y que fue testigo del crecimiento urbano que se produjo en ese tiempo.
Otro asunto que impacienta al vecindario es la situación del centro de salud “Bajo Garcilazo” que atiende a pacientes de la zona. El centro tiene limitaciones de espacio y falta de equipamiento, y ello impide brindar un mejor servicio a los usuarios según los responsables de ese establecimiento.
La infraestructura está construida en una hondonada poco visible y de difícil acceso, lo que –según el dirigente Espinoza – hace que mucha gente, en especial los ancianos, se vean perjudicados al momento de acudir en busca de atención.
Además, la proliferación de basurales en proximidades de la villa refleja una mala imagen en una zona de permanente flujo de visitantes.
LOS VECINOS
Giovanna Macías
“Tenemos problemas cuando se seca el agua, pero también los cortes de luz son permanentes, sobre todo cuando llueve".
Rosario Ansaldo
“Los micros se retiran temprano, a las 6 de la tarde ya no se puede bajar, sólo de subida hay que tomarlos de la (calle) Ravelo".
Fernando Espinoza
“Queremos que los dirigentes vayan y hagan acción social, no política, la política que se la guarden para su casa ".
Hilda de Ramírez
“Vivo feliz en este barrio, es un lugar muy tranquilo. Es algo bueno que nuestra ciudad crezca, todo estaba centralizado".