Niños indígenas en vías de lograr oficio artesanal
Son 200 los alumnos de seis comunidades de los grupos étnicos Jalq'a y Tarabuco que reciben capacitación de la Fundación ASUR
En Chuquisaca 200 niños y adolescentes indígenas de los grupos étnicos Jalq’a y Tarabuco están en vías de poseer un oficio artesanal que les ayude económicamente, gracias al proyecto de formación y capacitación en técnicas artesanales originarias, que ejecuta la Fundación ASUR con el financiamiento de TDH Suiza y TDH Alemania.
Este es uno de los impactos del proyecto que se desarrolla en seis comunidades indígena-originarias de las zonas de Tarabuco y Jalq’a, en Chuquisaca, con el curso de formación técnico-productivo en tejidos tradicionales (mujeres), tapices precolombinos (hombres) y cerámica artesanal (hombres y mujeres).
“Son 200 niños, niñas y adolescentes, que pertenecen a cuatro unidades educativas de la zona Tarabuco (comunidades de Pampa Lupiara, Paredón, Mishk’a Mayu y Pisili) y dos unidades educativas en la zona Jalq’a (comunidades de Potolo y Maragua)”, destacó la responsable del proyecto, Jimena Montero.
Los beneficiarios están en vías de obtener un oficio artesanal que les permitirá generar ingresos económicos, permaneciendo o no en sus comunidades. “Sea cual sea el destino posterior de los alumnos, habrán recibido una formación que les permita no sólo ir obteniendo recursos de subsistencia, sino que los enraíza con las tradiciones a las que pertenecen y les ayuda a valorar su condición de pueblos originarios”, remarcó.
Otro impacto, tal vez el más importante para ASUR, según Montero, fue estimular el interés de los otros alumnos de ambas unidades educativas que no son parte de este curso de formación y que manifiestan su deseo de poder participar solicitando talleres que no estén expresamente integrados a los colegios o cursos establecidos.
Por otro lado, muchas madres de familia que no saben tejer expresaron su deseo de participar en los cursos. “Hay que considerar que es el único espacio, actualmente, que puede ofrecer este tipo de enseñanza técnica que fortalece su cultura”, subrayó.
Asimismo, Montero notó un efecto sorpresivo y no calculado en el interés despertado no sólo por parte de los profesores guías responsables de los cursos, sino también de otros maestros de la región (muchos de ellos participantes de los cursos de PROFOCOM). “Éstos han realizado visitas a las unidades educativas siguiendo de cerca el proceso de formación, obteniendo mayor información para posibilitar futuras réplicas”, comentó.
La acción propuesta se basa en el estímulo que se está dando a la implementación de la Ley Avelino Siñani–Elizardo Pérez que insta a los colegios rurales a desarrollar juntamente con la formación humanística una formación técnica-productiva.