"Los Tarcos", un barrio que reclama atención urgente
La contaminación ambiental es un problema que aqueja a muchos vecinos
Hace algo más de dos décadas, los primeros vecinos del barrio “Los Tarcos” tuvieron que invertir sus propios recursos para asfaltar un tramo de vía de acceso que conectaba al barrio con la ruta al antiguo aeropuerto Juana Azurduy de Padilla.
“Los Tarcos” se levantó rápidamente como un barrio residencial sobre terrenos de la antigua hacienda Tucsuyapa, un lugar donde se encontraba una lechería que era administrada por sus propietarios, la familia Jager.
Actualmente, la vía de acceso se encuentra virtualmente destruida y presenta un lamentable deterioro. A lo largo de este tiempo, solamente recibió reparaciones parciales pero nunca se hizo una obra más seria. Este es uno de los problemas que aquejan al vecindario que a lo largo de los años vino reclamando de diferentes gestiones municipales una atención a sus inquietudes.
Hace pocos días, técnicos y autoridades del Municipio visitaron el barrio y se comprometieron a destinar recursos para la reparación del principal acceso y atender también otros requerimientos, como el problema ambiental y el de seguridad ciudadana. “Estamos considerados como un barrio zona 4 que pagamos impuestos altos, pero lamentablemente no retornan los impuestos al barrio”, dijo Rolando Campos, dirigente del vecindario.
A pesar de que el barrio cuenta con avenidas y calles bien planificadas, la falta de infraestructura hace que en época de lluvias se produzcan constantes deslizamientos de los cerros aledaños. La construcción de una zanja de coronación no ha logrado evitar que se produzcan desastres en domicilios particulares ubicados en la calle principal.
Otro conflicto que aflige al barrio es el de la basura. Según los vecinos, personas sin escrúpulos de un barrio aledaño arrojan escombros y deshechos sobre “Los Tarcos”, donde también dañaron un reciente plan de arborización de la zona.
Pero la inseguridad también es un aspecto que alarma a los vecinos. Casi todas las viviendas cuentan con algún sistema de seguridad propia, pero también es necesario –dicen los habitantes de “Los Tarcos” – que el barrio cuente con su propio servicio de guardias, aunque esa decisión depende de la voluntad de los propios vecinos.
Otro problema mayor tiene que ver con la contaminación ambiental que provoca la quebrada de Tucsupaya, uno de los afluentes del río Quirpinchaca, ubicado metros más abajo. Los malos olores que emanan de ese arroyo contaminado son una incomodidad permanente que los vecinos tienen que soportar.
Según el dirigente Campos, la solución al problema pasa por la construcción de un embovedado a lo largo del cauce cuyo costo estimado ronda los 300 millones de bolivianos. Este proyecto, cuyo diseño final ya se habría aprobado, permitiría librar a la zona de un foco de permanente amenaza para la salud pública.
Actualmente, en el barrio viven unas 200 familias y alrededor de 600 habitantes. Con todo ello, los vecinos piden que las autoridades cumplan con sus compromisos adquiridos.
LOS VECINOS
Rolando Campos
“Hemos coordinado con Áreas Verdes, se hizo una reforestación que no dio resultado porque la gente seguía botando basura”.
Gloria Baldivieso
“Tenemos en la zanja de coronación chicos que beben en los fines de semana y es necesario que venga seguridad. Es peligroso para todos”.
Claudia Ballerstaedt
“Lo que más nos preocupa es la falta de atención de la Alcaldía, se piensa que es un barrio residencial que no necesita ayuda”.
Raúl Vega
“La Alcaldía es la propietaria de los cauces de los ríos, sin embargo hay gente que hizo sus casas en el lecho del río".