Barrio San Martín demanda el cambio del embovedado

La urbanización requiere de obras urgentes para evitar problemas de gravedad

RIESGO. El "poteo" de una quebrada es estrecho e insuficiente para canalizar las furiosas aguas.

RIESGO. El "poteo" de una quebrada es estrecho e insuficiente para canalizar las furiosas aguas.

RIESGO. El "poteo" de una quebrada es estrecho e insuficiente para canalizar las furiosas aguas.

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RIESGO. El "poteo" de una quebrada es estrecho e insuficiente para canalizar las furiosas aguas.

RIESGO. El "poteo" de una quebrada es estrecho e insuficiente para canalizar las furiosas aguas.


    Sucre/CORREO DEL SUR
    Local / 10/04/2017 05:10

    Cada vez que llueve con intensidad, la angustia se apodera de los habitantes del barrio San Martín, un vecindario levantado al final de una rinconada a orillas de una empinada torrentera cuyas aguas desembocan en la quebrada de Quirpinchaca.

    Anastasia Aguirraya, madre de cinco hijos, recuerda el drama que tuvieron que sufrir sus pequeños durante la última tormenta de granizo que dejó importantes daños en la ciudad. Ese día –relata– el agua ingresó a su casa con violencia y se llevó varias de sus pertenencias. Los niños lloraban todavía atemorizados cuando Anastasia retornó a su domicilio.

    El problema del barrio San Martín es el mismo que tienen que sufrir aquellas urbanizaciones levantadas en proximidades a los lechos de quebradas. Según los vecinos, hace casi una década se construyó un embovedado que resulta insuficiente para canalizar el volumen de agua que desciende con fuerza de la parte alta de Aranjuez.

    Al no poder canalizar todo el caudal, éste rebalsa y busca una salida afectando a su paso a las viviendas construidas en sus proximidades. La complicación es para quienes viven en el interior del barrio, ya que la parte externa cuenta con mejor infraestructura e inclusive sus calles se encuentran empedradas.

    Con las últimas lluvias también se presenta un problema ambiental serio, pues las alcantarillas saturadas expelen los desperdicios a través de los baños de algunas casas, cuyos dueños se vieron obligados a clausurar sus sanitarios.

    El diámetro del “poteo”, que según algunos vecinos data del año 2005, es insuficiente para encauzar la gran cantidad de agua de lluvia que recibe. Como resultado de esta anomalía se puede observar calles en mal estado y lo que queda de una pequeña cancha de fútbol erosionada por la fuerza de la quebrada.

    Los vecinos dicen haber planteado su reclamo en distintas oportunidades ante la Subalcaldía del Distrito 4, aunque solamente lograron que técnicos municipales realizaran una inspección sin obtener mayores compromisos.

    La situación generada a partir de un inadecuado manejo de cuencas, al que se añade también el crónico problema de asentamientos urbanos no autorizados, convierte a éste y a otros barrios similares en zonas vulnerables y de alto riesgo por la amenaza de deslizamientos.

    "Las ayudas solo llegan hasta afuera, no llegan al rincón (del barrio) que tiene más problemas por el poteo", se queja Marina Calle, otra vecina que esta temporada sufrió los embates de la naturaleza.

    En el barrio San Martín habitan cerca de 200 familias, según señalan los vecinos, pero quienes se encuentran próximos a la avenida Circunvalación padecen menos que aquellos que construyeron metros más "adentro".

    La mayor parte de los habitantes del barrio son migrantes del campo que viven en condiciones económicas precarias. "Necesitamos que nos ayuden, aquí vivimos en peligro", clama con ansiedad la vecina Benita Amaya.

    LOS VECINOS

    Simón Aguirre

    "Es muy angosto el poteo ahora se ha llenado la tierra y el agua pasa por encima. Afecta a las casas que están en la orilla",

    Benita Amaya

    "El río se llena y se entra a mi casa, a los cuartos. El baño se ha tapado totalmente ahora y de las cámaras sale afuera por los inodoros".

    Marina Calle

    "Los baños están clausurados no podemos usar y tenemos que ir al río. También queremos que se pavimenten las calles".

    Anastasia Aguirraya

    "El agua llegó a llenar la casa, todas mis cosas se ha llevado mi comida y todo. Tengo cinco hijos, todos vivimos en esta casa".

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