Cinco madres cuentan su vida

La violencia física, las pérdidas y otras carencias suelen afectar a las madres

madres. El 27 de mayo, Día de la Madre boliviana, encontró a las progenitoras en diferentes situaciones y en la tarea... madres. El 27 de mayo, Día de la Madre boliviana, encontró a las progenitoras en diferentes situaciones y en la tarea...

Sucre/CORREO DEL SUR
Local / 28/05/2017 02:12

Si bien la maternidad es una capacidad biológica que tienen la mayor parte de las mujeres, la vivencia de ser madres es una experiencia muy diferente en cada caso. El Día de la Madre boliviana, conmemorado ayer, 27 de Mayo, encontró a las progenitoras en diferentes situaciones y en la tarea constante de tratar de proporcionar lo mejor que pueden a sus hijos, pese a los sinsabores que puedan estar afrontando.

CORREO DEL SUR recogió la historia de cinco madres: la primera, víctima de violencia; la segunda, una mujer forzada a postergar su profesión por el cuidado de sus hijos; la tercera relata la experiencia de una madre primeriza; la cuarta se refiere al rol que muchas mujeres cumplen, por diferentes situaciones, de ser madres y abuelas al mismo tiempo, y la última trata de una progenitora que no pierde la esperanza de encontrar al hijo que perdió hace más de 18 años.

VÍCTIMA DE VIOLENCIA

Eulalia nació en Sucre y es madre de dos hijos: Leonel, de cinco años de edad, reconocido con el apellido de su madre, y Linda Ashelem.

Decidió alejarse de su pareja hace dos años para preservar la seguridad de su hija y evitar que creciera sin valores, pues cuando tenía cuatro meses de embarazo su pareja quiso ahorcarla.

Recuerda que cuando comenzó a enamorar con Víctor Hugo, cada uno ya tenía un hijo de anteriores parejas; “todo era color de rosa”, pero al poco tiempo empezaron las discusiones y peleas.

Eulalia asegura que desde que tenía un mes de embarazo su pareja empezó a golpearla, decidió denunciar el hecho, pero un juzgado rechazó su caso.

Al poco tiempo, volvió con su pareja, tras la promesa de éste de que cambiaría y sería un mejor padre, sin embargo, unos días después, todo volvió a la rutina de antes: el hombre bebía, se emborrachaba, discutían y peleaban.

Cuando su gestación tenía cuatro meses, su marido casi le quita la vida ahorcándola, por ende también al feto que llevaba en su vientre; sin embargo, gracias a su buena suerte, logró escapar y acudió directamente al juzgado en lo penal, donde le dieron a su agresor tres años de encierro en el penal San Roque, aunque al poco tiempo salió con libertad condicional.

“Me separé porque no aguantaba más los golpes que cada vez se hacían más constantes. Además, su padre no iba a ser el mejor ejemplo para mi hija, porque seguro que la castigaría y con los golpes mi hija se iba a hacer más rebelde. Por eso he decido separarme y ahora estamos mejor solas”, sostiene.

Afirma que es “muy sacrificado” ser madre soltera, a pesar de ello logra abastecer las necesidades materiales y afectivas de sus retoños para sacarlos adelante.

POSTERGAR LA PROFESIÓN

Muchas madres deciden reducir o incluso dejar su trabajo, para dedicarles más tiempo a sus hijos, no perderse su crecimiento y compartir experiencias junto a ellos, porque “los años y los días nunca vuelven”. Así lo afirma Silvia Rojas, madre de Franco, un bebé de tres meses, e Isabela, de dos años de edad.

Está con sus hijos en cada paso que dan, porque ser madre es una tarea en la que se aprende en cada momento. “Sobre todo en la parte de la salud, la labor de criar a los hijos es compleja, se debe tener cuidado con cada detalle, en la leche, en el baño del bebé, con la papilla”, enumera.

Aconseja a otras madres tomar en cuenta la leche materna como fuente primaria de la alimentación, después –sigue su consejo– se puede continuar con un poco de leche de fórmula y a los seis meses de vida del bebé, se empieza con la preparación de papillas de frutas; sin embargo, se debe hacer una consulta previa con el pediatra.

Asimismo, la joven madre señala que Franco se baña diez minutos día por medio. Es importante preparar todo con antelación: el agua debe estar tibia, así como el champú, jaboncillo, la ropa para vestir al niño, tarea en la que se demora casi una hora.

“Yo trabajaba antes en el banco Unión, pero tuve que dejarlo por la educación de mis hijos”, confiesa. Y dice que a veces se le hace difícil cuidar a Franco e Isabela, porque su esposo trabaja, eventualmente, fuera de la ciudad. “Aunque él llega cada sábado a Sucre, es como estar sola, porque durante toda la semana estoy con mis hijos y como el clima ha cambiado bastante se resfrían y así es difícil atenderlos”, comparte.

MADRE POR PRIMERA VEZ

Dicen que el primer parto es una experiencia hermosa porque se trae al mundo a un nuevo ser. Las madres primerizas sienten una serie de temores en el alumbramiento, cuando sienten un dolor intenso antes de que nazca su hijo. Esa experiencia fue vivida por Silvia Coila, madre de Emanuel Canaviri, un pequeño que ahora tiene un año y dos meses de edad.

“Es muy bonito ser madre por primera vez, hay cosas que tienes que sacrificar por tu hijo, es lo más bello que me ha pasado en la vida, él es mi todo. Te impulsa para luchar, para superarte, seguir adelante y verle crecer cada día, en los aspectos personales, físicos, mentales, emocionales y espirituales”, expresa, emocionada.

Esta madre dice estar agradecida con Dios, porque no se presentaron problemas en el parto. “Siempre le digo a Dios que me ayude en todo, sólo que mi hijo se quedó interno dos semanas en el hospital de la Lajastambo, y eso me preocupó mucho, pero todo salió bien”, recuerda.

Si bien su esposo la acompañó en el momento del parto, ya no estuvo presente durante el proceso de recuperación debido a su trabajo. “Pese a que yo recién estaba saliendo del parto y mi bebé estaba internado, mi esposo no me ha podido apoyar porque había bastante trabajo en la imprenta. En mi casa me ayudaron mi mamá y mis hermanas”, comparte.

Ella es egresada de la carrera de Administración Financiera, de la Facultad de Contaduría de la Universidad San Francisco Xavier. Espera encontrar un trabajo con un horario adecuado para poder cuidar y prodigar amor a su hijo.

MADRE Y ABUELA

Eulogia Real es madre de tres hijas mujeres y tres hijos varones. Nació el 30 de abril de 1928, en Ravelo, de la provincia Chayanta de Potosí, además es “madre-abuela” de Elena Clemente, con quien vive en el barrio de Lajastambo de Sucre.

Eulogia comenta a CORREO DEL SUR en quechua, que todos sus hijos son casados; unos viven en Lajastambo y otros en Ravelo. “Mis hijos eran varios, después se han ido muriendo”, lamenta.

Eulogia es madre-abuela de su nieta a la que crió desde pequeña, la misma tiene discapacidad múltiple y deficiencia intelectual certificada por el Comité Nacional de la Persona con Discapacidad (CONALPEDIS), y ella cumple el rol de madre protectora y responsable del cuidado de su nieta.

Elena cuenta que su nieta, ahora convertida en madre, “desde niña es así porque su lengua está mal y no puede pronunciar las palabras”. Tramitó su carnet de identidad y luego el de discapacidad, gracias al cual recibe 1.000 bolivianos cada año. "Su discapacidad no la hace menos”, expresa la mujer abrazando a su nieta como una muestra de amor.

PERDIÓ A SU HIJO

Yolanda Pedrazas es una madre que no pierde la esperanzada de recuperar a su hijo, que se perdió a los cinco años de edad, en el mercado Abasto de la ciudad de Santa Cruz, hace 15 años, durante una presentación musical.

Pedrazas evoca a su hijo como un niño “alegre, vivo y precoz”. En su inocencia el pequeño decía que tenía como novia a Amparo, una muchacha de 20 años de edad.

Un día, David vio de lejos a Amparo hablando con un joven, entonces le dijo a su mamá: "¡Mami mi novia me está traicionando, voy a ir a pegarle al chico!". “Le solté para ver qué haría y corrió hacia el chico para darle patadas en el pie”. “El amigo de la chica le respondió diciendo ¡Qué pasa choquito!, a lo que David respondió ¡Por qué estás con mi amor! a lo que el muchacho le dijo riendo a Amparo ¡Por qué no me dijiste que él era tu novio! Y ella respondió ¡Es que no sabía que nos iba a descubrir!. “Después nos reímos todos”, recuerda con melancolía la madre.

Momentos antes de que se perdiera el pequeño, caminó tomado de la mano de su madre, desde el kilómetro 9, hasta el mercado Abasto de Santa Cruz. Cuando descansaban en la acera una mujer se acercó y le regaló una mandarina al niño, entonces su madre le soltó la mano para que pudiera comer.

Cuando observaban la actuación de una cholita que danzaba huayño, el pequeño David expresó “ella va a ser mi amor”, a lo que su madre se burló, pero de repente vio que su hijo ya no estaba. "¡David!, ¡David!, gritaba y preguntaba a la gente y nadie sabía nada, en el lugar también se encontraban muchos niños”, recuerda.

Ella está segura que la mujer que le invitó la mandarina a su hijo fue quien se lo llevó.

Cuando perdió a su hijo acudió casi de inmediato a todos los medios de comunicación, mediante los cuales no pudo localizar a su vástago; después visitó a un curandero llevando una prenda de vestir de su hijo, quien le aseguró que estaba bien, viviendo en otro país y lo hallaría después de 18 años.

Yolanda cuenta su historia con la esperanza de que esta publicación sea vista por su hijo y puedan reencontrarse en algún momento.

TESTIMONIOS

Eulalia Serrano

"Me separé porque no aguantaba más los golpes que cada vez se hacían más constantes".

Silvia Rojas

"Yo trabajaba antes en el banco Unión, pero tuve que dejarlo por la educación de mis hijos".

Silvia Coila

"Es muy bonito ser madre por primera vez, es lo más bello que me ha pasado en la vida, él es mi todo".

Eulogia  Real

"Tramité su carnet de identidad y de discapacidad para mi nieta, gracias al cual recibe 1.000 bolivianos cada año".

Yolanda Pedrazas

"No pierdo la esperanza de recuperar a mi hijo, que se perdió a los cinco años en el mercado Abasto".

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