Alto Sucre, un barrio donde urge el saneamiento legal
Muchos jóvenes utilizan el viejo aeropuerto para consumir bebidas alcohólicas
Hace más o menos cuatro décadas, los predios adyacentes al aeropuerto Juana Azurduy de Padilla, en lo que se conocía como Alto Tucsupaya, eran pampas despobladas en las que sus propietarios, todavía campesinos de la zona, cultivaban maíz y trigo en época de lluvias.
A partir de la expansión del área urbana en la zona norte, esas parcelas se fueron poblando paulatinamente, dando lugar a la construcción de urbanizaciones, las cuales fueron surgiendo de forma desordenada y en función a la venta poco planificada de lotes de antiguas propiedades rústicas.
El verde de esas grandes extensiones, donde antes discurrían pequeños arroyos bordeados de molles y sauces, fue dando paso a edificaciones de ladrillo y cemento, las cuales fueron cambiando el paisaje a medida que una numerosa población se fue asentando al norte de la ciudad.
Alto Sucre es un barrio que surgió a partir de ese proceso de asentamientos que cambiaron el aspecto de la capital en las últimas décadas. Uno de los problemas más comunes entre el vecindario es el de la legalización de la propiedad urbana, dado que esos terrenos fueron adquiridos de propiedades registradas en el antiguo catastro rural.
Este es un problema que afecta a una gran cantidad de propietarios de bienes inmuebles de la ciudad, sobre todo a quienes adquirieron lotes en zonas ubicadas a más de cinco kilómetros del centro de la capital. A raíz de este inconveniente, el Gobierno Municipal se inhibe de inscribir en su presupuesto aquellas obras públicas en lugares que no estén debidamente saneados.
Sin embargo, el proceso de tramitación es también lento y engorroso, según señalan los vecinos, quienes afirman que en muchos casos llevan varios años peregrinando en las oficinas municipales, aunque también advierten la acción negativa de malos abogados tramitadores que no cumplen a cabalidad con su trabajo.
Hace poco más de un año que el aeropuerto Juana Azurduy de Padilla dejó de operar para los vuelos comerciales. Actualmente, la pista de aterrizaje está casi abandonada y solamente recibe ocasionales frecuencias de aviones militares. Los vecinos próximos a la malla perimetral advierten sobre problemas de seguridad ciudadana debido a que sectores alejados de la antigua pista, próximos a la cabecera norte, están siendo utilizados por grupos de jóvenes para consumir bebidas alcohólicas y protagonizar hechos vandálicos.
Esta situación crea inseguridad para el vecindario debido a que los ocasionales bebedores transitan por las calles de barrio y siembran intranquilidad entre los pobladores, quienes aseguran que los protagonistas de esos hechos son generalmente adolescentes de colegios de la ciudad.
A pesar de esas limitaciones, gran parte del barrio cuenta con todos los servicios esenciales como energía eléctrica, agua potable y alcantarillado. Desde hace un año muchas calles cuentan incluso con servicio de gas domiciliario, lo que constituye un gran avance para una zona que se siente desatendida y olvidada.
LOS VECINOS
Natalia Soliz
"Aquí en el barrio necesitamos mejoramiento, no hay buenas calles, están removidas y las dejan así mucho tiempo".
Rita Callahuara
"No hay seguridad, aquí como está abandonado el aeropuerto vienen jóvenes a tomar, se entran en grupos por la malla".
Wilber Callahuara
"Estamos muy molestos porque excavaron y dejaron las calles en mal estado. Sufríamos por agua pero ahora estamos bien".
Paulina Saavedra
"Mi lote no tiene papeles, por eso no tenemos agua. Estamos tratando de legalizar hace más de un año y es un trámite largo".