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La Guardia, un barrio nuevo en medio de una zona recóndita

El barrio cuenta con casi todos los servicios básicos pero sus accesos son aún precarios

PANORÁMICA. Desde el barrio La Guardia, ubicado al oeste de la ciudad, se puede observar gran parte de la mancha urbana

PANORÁMICA. Desde el barrio La Guardia, ubicado al oeste de la ciudad, se puede observar gran parte de la mancha urbana

CALLES. Los accesos al barrio son todavía muy complicados, especialmente cuando llueve.

CALLES. Los accesos al barrio son todavía muy complicados, especialmente cuando llueve.

SERVICIO. La instalación de un tanque de agua mejoró sustancialmente el abastecimiento.

SERVICIO. La instalación de un tanque de agua mejoró sustancialmente el abastecimiento.


    Sucre/CORREO DEL SUR
    Local / 03/09/2018 06:30

    El crecimiento urbano de la ciudad de Sucre se extiende por los cuatro puntos cardinales. En medio de pronunciadas laderas y aprovechando pequeñas planicies, la necesidad de vivienda hace que se levanten construcciones y urbanizaciones que son parte de la expansión de la mancha urbana de la capital.

    El barrio La Guardia se ubica a unos 3 kilómetros del centro, sobre la antigua ruta al balneario de Charcoma, muy cerca de Alto Aranjuez.

    La mayoría de las viviendas son modestas y están habitadas por personas de escasos recursos, aunque como en muchas zonas de la ciudad estas casas se mezclan con otras construcciones de mayor costo y mejor comodidad.

    Como en todo suburbio de reciente creación, La Guardia y su vecino Amazonas tienen todavía muchas carencias pese a que algunas de sus calles muestran la construcción de bordillos y calles anchas y bien niveladas.

    Sin embargo, cualquier proyecto de mejoramiento tropieza con la falta de derecho propietario, un cuello de botella que perjudica la asignación de recursos del presupuesto municipal, pues este requisito obligatorio es el que está paralizando muchos proyectos de mejoramiento no solamente en la zona periférica, sino también en otros barrios que se encuentran localizados más cerca al centro.

    Hace poco tiempo esta zona de la ciudad adolecía de un serio problema de abastecimiento de agua, pero gracias a la instalación y puesta en funcionamiento de un tanque de gran capacidad, el abastecimiento se fue normalizando, al punto que los vecinos ya cuentan casi en su totalidad con medidores propios y no se quejan por el servicio, aunque algunos hablan de cortes esporádicos.

    A pocos metros del ingreso al barrio se puede observar una pequeña cancha deportiva que es utilizada por la juventud para sus momentos de esparcimiento. Aunque los jóvenes no entienden mucho de cuestiones administrativas y legales, su aspiración es que en algún momento ese escenario pueda ser mejorado. Otros vecinos reclaman un área de equipamiento donde en un futuro podría levantarse un salón multifuncional.

    Para acceder al barrio hay que tomar una calle aledaña a la avenida principal que conduce a ENDE y se prolonga hasta la zona conocida como “Apachetas”, donde se encuentra también la escuelita El Rufo. Muchos niños acuden a ese centro educativo pero otros prefieren inscribirse en la Escuela Domingo Savio de Bajo Aranjuez, según relata un padre de familia.

    Debido a su distancia con el centro de la ciudad, la zona cuenta con una sola línea de transporte público, la “Q amarilla”, la misma que cumple con el servicio desde horas de la mañana, aunque el vecindario observa que por la tarde los buses comienzan a escasear y prácticamente desaparecen después de las 17 horas. Las que más sufren las limitaciones del transporte son las amas de casa, las cuales deben acudir al centro o al Mercado Campesino para abastecer su despensa. Un taxi hasta esa zona puede llegar a costar hasta 25 bolivianos la carrera.

    No obstante, muy cerca de estos barrios se vienen levantando urbanizaciones modernas y más residenciales que podrían convertir la zona en un nuevo espacio de desarrollo, pues la regularidad del terreno facilita la planificación de espacios más amplios y cómodos. Los vecinos de La Guardia esperan que estos factores favorezcan sus esfuerzos por mejorar sus actuales condiciones de vida.

    Los vecinos

    Teodora Pol

    "Vivimos tranquilos, lo que falta es el alcantarillado. El agua se corta algunas veces pero el servicio es mejor desde que se usa el tanque".

    Daniel Malfert

    “Vivo hace diez años en este barrio, nosotros queremos una cancha de fútbol que por ahora está en mal estado."

    Juana

    “Somos muchas familias las que vivimos en los dos barrios de esta zona y queremos que las autoridades nos atiendan".

    Alfonso Choque

    “Las calles son de tierra; tienen bordillos pero no pueden hacer obras porque falta el derecho propietario".

     

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