Barrio Municipal: Vecinos sienten inseguridad y piden más atención

Adolescentes y jóvenes se reúnen en las plazuelas para consumir bebidas alcohólicas

MOLESTIA. Vista de la plazuela Municipal, uno de los lugares donde los jóvenes consumen bebidas alcohólicas, según denun

MOLESTIA. Vista de la plazuela Municipal, uno de los lugares donde los jóvenes consumen bebidas alcohólicas, según denun

PELIGRO. Graderías que dirigen a la calle Kantuta; otro lugar de reuniones nocturnas.

PELIGRO. Graderías que dirigen a la calle Kantuta; otro lugar de reuniones nocturnas.

ILUMINACIÓN. En la calle Batallón Colorados requieren el reemplazo de focos quemados.

ILUMINACIÓN. En la calle Batallón Colorados requieren el reemplazo de focos quemados.


    Sucre/CORREO DEL SUR
    Local / 04/02/2019 05:04

    Mayor seguridad en su vecindario, es el pedido común que hacen los ciudadanos del barrio Municipal que está ubicado en la zona Noria Alta. La reunión de jóvenes que acostumbran a consumir bebidas alcohólicas en las plazuelas es el principal problema con el que deben que lidiar, frente a la carencia de asistencia policial.

    El día parece transcurrir sin mayores complicaciones; los niños y las mascotas juegan en las calles, la serenidad de la tarde permanece hasta que se esconde el sol. El barrio Municipal se caracteriza por dos plazuelas emplazadas en círculos, las cuales hacen de la convivencia entre vecinos aún más cercana. 

    CORREO DEL SUR se trasladó hasta allí para que los vecinos reflejen la realidad de su cotidiano, y coincidieron en la ausencia de la Policía, de sobremanera en las dos áreas verdes donde se conforman grupos de jóvenes y adolescentes para consumir bebidas alcohólicas. 

    Fernando Pinaya, un joven vecino, pide la inclusión de un módulo policial y la instalación de cámaras de seguridad. “El barrio es inseguro, pero sobre todo más abajo (señala a otra plazuela) porque vienen chicos de otros barrios y vienen a tomar. Falta seguridad”, asevera.

    Aunque afirma que en su barrio “no hace falta” más nada, cuenta que el tránsito vehicular se incrementa durante la feria de la Alasita. No obstante, rescata que lo positivo es la convivencia óptima en el vecindario.

    Francisca Romero apunta a lo mismo: la inseguridad y el exceso de consumo de alcohol, especialmente por personas de muy temprana edad que incluso dejan botadas varias botellas.

    “Cuando ha habido examen a la Universidad, han amanecido seis ‘changos’ en esa banqueta, toda la noche y mis perros no nos dejan dormir (por sus ladridos)”, lamentó. La señora desveló que incluso evitan denunciar porque son “fichados” y amenazados por los ebrios que aseguran que “la calle es libre”, pero las noches no siempre son reparadoras para quienes viven en el barrio, insiste. Ahora se preocupa por el Carnaval que se avecina.

    Unos pasos más al fondo vive Miguel Espada; a la primera no dudó en avisar que cada fin de semana son infaltables las reuniones para beber. “No dejan descansar”, coincide. A esto se suma, según su percepción, la apertura de un centro de diversión nocturna por la zona, donde aparentemente se generan peleas. Contó que atentaron contra la fachada de cerámica de su vecina sin ninguna razón. Sucede lo mismo con sus vehículos, los vecinos no son dignos de dejarlos estacionados por la noche, por lo tanto, a falta de policías, sus mascotas hacen el papel de guardianes. “Pedimos a la Policía que venga, (pero) ni aparece ni contesta”, reclama.

    La calle Batallón Colorados culmina en una bajada, por allí, el agua de lluvia desciende y humedece los adoquines, lo que genera humedad que ingresa en las viviendas, cuenta Gerardo Ortega, quien reclama por la falta de iluminación ya que los focos de alumbrado público se quemaron y no fueron repuestos. “Hemos ido a reclamar, pero no vienen a cambiarlos (los focos)”, dice.   

    Recuerda que al igual que ocurre en las plazuelas, jovenzuelos se dedicaban a tomar licores en la calle Kantuta, pero desde que instalaron luz pública ya no sucede. No obstante, aprovechan que en cercanías de su vivienda reina la oscuridad para hacer de las suyas.

    En general, los vecinos concuerdan en que la Policía hace caso omiso a sus solicitudes de patrullaje o no contestan a sus llamadas telefónicas.

    Los vecinos

    “Pedimos a la Policía que venga, pero ni aparece ni contesta. Los jóvenes que toman no dejan descansar”.

    Miguel Espada

    “Cuando ha habido examen a la Universidad, han amanecido (tomando) seis 'changos' en esa banqueta".

    Francisca Romero

    “El barrio es inseguro, pero sobre todo más abajo porque vienen chicos de otros barrios y vienen a tomar”.

    Fernando Pinaya

    “Llamábamos al 110 y no hacían caso. Ahora que han puesto luz ya no (beben). Pero por donde yo vivo toman, por el foco quemado".

    Gerardo Ortega

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