Un sueño espacial: Diego, el niño que irá a la NASA
El robot enviado al Campamento Espacial simula una mano de ocho dedos que toca una canción en una melódica
“Para mí fue algo fuerte, (es) algo que me gusta”, cuenta Diego Condori Ramírez con las manos en el corazón al referirse a la robótica. Él es un niño de 10 años que sueña con ser ingeniero mecatrónico y que logró una beca en el Space Camp (Campamento Espacial) de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés).
“Siempre ha sido bien despierto desde temprana edad, ha entrado al kínder sabiendo leer y escribir. Siempre ha demostrado esas aptitudes creativas en juego, razonamiento y desde pequeño le han gustado las matemáticas”, relata su padre Diego Condori a CORREO DEL SUR.
El amor que Dieguito tiene por las ciencias exactas fue creciendo desde tercero de primaria. Hoy cursa el quinto curso en el colegio Montessori, allí donde fue seleccionado para cursos de robótica por su buen rendimiento académico.
Sus primeras experiencias fueron con Lego WeDo y luego pasó a la escuela de ingeniería y tecnología “10 Minds” de Said Pérez, donde se preparó para las Olimpiadas Científicas Estudiantiles. Este año no será la excepción.
“Mi mamá vio que me gustaba la robótica, entonces investigó en Google sobre la NASA, el Space Camp”, cuenta Dieguito a este diario.
El Space Camp está establecido en Alabama (Estados Unidos) y ofrece becas a niños y adolescentes de entre 8 y 18 años de todo el mundo tras la presentación de proyectos relacionados con la tecnología.
“Lo que hemos hecho es que Diego pueda participar para una de las becas. Una de las formas de obtenerla fue la excelencia académica y optamos por ello”, explica su papá.
¡MANOS A LA OBRA!
Diego no podía ir solo hacia la aventura, necesitaba de un tutor así que “10 Minds” le asignó a Francisco Cortez, un joven ingeniero en telecomunicaciones; juntos lograron una interesante conexión, según relatan.
“Para mí ha sido una sorpresa. Normalmente nosotros trabajamos con muchos niños y es algo complejo que ellos puedan comprender estos conceptos de matemática, ingeniería, robótica programación. En cambio con Diego fue grato porque pasábamos contenido y él asimilaba muy rápido”, comenta Cortez, quien considera a este niño “una mente muy brillante”.
Trabajaron juntos durante un mes. Las capacitaciones y explicaciones fueron en el idioma inglés, por ser de máxima importancia al tratarse de un proyecto para la NASA.
“Tenía que hacer dos pasos (actividades): de la basura espacial y del robot que iba a enviar. También un logotipo que me represente. Envié (un video de cómo funciona) y saqué 93 (puntos) sobre 100”, explica Diego.
El pequeño genio es también aprendiz de la música y como iniciativa propia decidió armar un robot que toque el piano, en este caso, una melódica.
La creación simula una mano de ocho dedos que toca una melodía. Funciona con un motor que le permite la movilidad automática tras una serie de ajustes en la programación. Por ahora sólo toca una canción, pero puede ser modificada.
Con esa propuesta logró obtener una beca y ubicarse entre los 20 mejores de 470 postulantes de todo el mundo. Ahora debe elegir la fecha en la que viajará a Estados Unidos para cumplir su sueño. “Me pone muy feliz porque es la primera vez que participo y es algo importante para mí”, añade en un comentario sincero.
¿Qué le recomiendas a un niño que quiera aprender? “Puede hacer lo que quiera, pero lo importante es que tiene que estudiar para tener experiencia en el futuro”, responde como un adulto.
“He estado (en esto) desde tercero de primaria, para mí fue algo fuerte, (es) algo que me gusta”, agrega Diego quien, a su corta edad, ya aspira a ser un ingeniero mecatrónico.