Tomás Katari funciona en medio de carencias
Faltan ítems, los maestros cubren horas extras, los padres de familia pagan a una secretaria y dos señoras hacen de porteras sin sueldo

La unidad educativa Tomás Katari, una de las más grandes y de reciente construcción, sopesa una serie de deficiencias en infraestructura, mobiliario, personal y servicios. El establecimiento se encuentra en la zona de Lajastambo de Sucre.
La infraestructura se construyó entre 2014 y 2016 con una inversión de Bs 16,9 millones y comenzó a funcionar el año pasado acogiendo a más de 700 alumnos; a partir de ello empezaron a notarse las deficiencias en cuanto al diseño y la construcción.
El primer problema que tuvieron que soportar maestros y alumnos fue la inundación de varios ambientes de la primera planta, pues la infraestructura fue emplazada en un nivel inferior a la calle. Por las recientes lluvias, el lodo ingresó a varios sectores. Todavía quedan evidencias.
En la tercera y cuarta planta del bloque oeste, que colinda con el coliseo, en el diseño no se contempló muros más altos, situación que pone en riesgo a los estudiantes traviesos que se suben a la cubierta del campo deportivo con el consiguiente peligro de caerse.
El colegio cuenta con más de 40 ambientes, de los cuales tres están destinados para laboratorio de las materias de Física, Química y Biología; sin embargo, carecen de mesones y servicios de agua y gas que les permita a los alumnos realizar los experimentos.
“No sé quién ha hecho el estudio de este proyecto pero no ha pensado que los laboratorios deben tener mesones, piletas e instalaciones eléctricas adecuadas”, lamentó el director de la unidad educativa Tomás Katari Sucre, Juan Aldo Baspineiro, al indicar que ello les impide acceder a equipos de trabajo.
En la construcción, también se incluyeron ambientes para talleres de Carpintería, Electricidad, Mecánica y Costura, pero ninguna cuenta con herramientas.
La construcción presenta algunas deficiencias, como el desprendimiento de revoque en la oficina de la Dirección y un agujero en el techo por donde ingresó la lluvia y deterioró la obra fina.
“Recientemente no han dotado pupitres, actualmente estamos con lo justo, no nos falta ni nos sobra, pero al año vamos a tener problemas”, comentó Baspineiro, al pedir a las autoridades municipales que prevean la adquisición.
Respecto a servicios, el colegio carece de agua potable y la basura se acumula en el patio debido a que la empresa de aseo sólo la recoge una vez a la semana, pidieron que aumente la frecuencia.
Otro aspecto que preocupa –a los maestros, principalmente– es la falta de ítems. Hay un déficit de 136 horas, 48 en primaria y 88 en secundaria.
“El problema se genera porque un grado tiene un cierto techo presupuestario, por ejemplo primero y segundo tienen que cubrir 136 horas para que todas las áreas estén pagadas; en este año sólo nos han dado por un grado 96 horas y se han generado 40 horas deficitarias, y en quinto grado, que ha crecido también, el techo es 144 horas pero sólo nos han dado 96, que son 48 horas deficitarias; en total, suman 88 horas en secundaria”, explicó.
Actualmente, en el colegio estudian más de 800 niños y adolescentes desde primero de primaria hasta quinto de secundaria. En un par de aulas, hay 43 alumnos, lo que se torna antipedagógico, ya que no tendría que sobrepasar de los 35 estudiantes.
El colegio no cuenta con personal administrativo. Los padres decidieron pagar a una secretaria y dos señoras hacen de porteras a cambio de vender dentro del establecimiento.