Entre la fatiga y el júbilo, ¡otra promesa cumplida!
Reinaron la alegría y el colorido; también los excesos en la noche

Casi con los pies a rastras y con rostros que se debatían entre el cansancio y la satisfacción de haber cumplido la promesa, en busca de un vehículo para llegar a casa, miles de bailarines cerraron ayer la trigésima tercera Entrada Folclórica de la Virgen de Guadalupe.
Muy temprano, el sol se predispuso a arrullar a la capital con su calor para proporcionarle a la “Mamita Gualala” de un brillo especial. En el horario previsto, la imagen religiosa ingresó solo con la comitiva de autoridades, incluido el alcalde Iván Arciénega, y unos pocos espectadores la vieron pasar.
Un par de cuadras después las fraternidades, a la cabeza de la directiva de la Asociación de Conjuntos Folklóricos, comenzaron a partir hacia la plaza 25 de Mayo.
A comparación de otros años, las agrupaciones ingresaron cada diez minutos, uno después de otro; era imposible que se adelantaran debido a una reja que cortó por completo la avenida Germán Mendoza, justo en la plazuela Manuel Ascencio Padilla.
“¡Atentos, la siguiente fraternidad es…!”, convocaban los encargados del ingreso; ellos aseguraron que todos cumplieran los horarios establecidos. Aunque no faltaron los danzarines atrasados que se incorporaron más adelante ni los que corrían en búsqueda de los suyos.
Cerca de las 11:00 los espectadores empezaron a poblar los sitios para ver la entrada. Portaban sillas, taburetes, sombrillas, y uno que otro no dudó en llevar hasta su sofá; eran conscientes del largo programa que les esperaba...
En cambio otros habían perdido la oportunidad de tener siquiera un espacio, luego de que la Oficina de Derechos del Consumidor (Odeco) de la Alcaldía anulara varios reservados para la reventa.
Las bocacalles fueron ocupadas por vehículos varados desde la noche del viernes para alcanzar vistas panorámicas de las 62 fraternidades incluidas en el programa; la avenida Jaime Mendoza fue un estacionamiento más, lo cual terminó en notificaciones de la Alcaldía.
Cuando el sol saludaba desde lo alto, la fatiga se sintió tanto en espectadores como en bailarines; pero estos no se rindieron en ningún momento y continuaron con firmeza y entusiasmo.
Para entonces, olía en el aire el aroma de una parrillada o se dejaban ver carteles que ofrecían ají de fideo, chuleta y otros alimentos como llamando a la tentación de un buen plato.
El buen tiempo acompañó durante toda la tarde entre matracas, cascabeles, plumas de colores, estribillos, trompetas, tambores y platillos. A esa altura del día, nadie podía imaginar que unas gotas amenazarían con una lluvia –pasajera– más tarde.
Cuando marcaban las 17:00, habían ingresado un poco más de la mitad de las 62 agrupaciones inscritas, mientras que 20 habían llegado a la plaza 25 de Mayo, último punto de la ruta.
Al paso de “uno, dos, uno, dos”, las morenadas impusieron su ritmo con sus fastuosos vestuarios. “¡Eeeso…!”. Así, continuaron los caporales, mientras un grito valiente, de victoria, emergía entre los tinku. “Rompe zapato”, exclamaban los danzarines de salay mientras se venteaban las polleras y todos, mujeres y varones, movían la cabeza como solo ellos.
Los zapateaditos para el Niñito Jesús y la alegría de centenares de parejas dieron un golpe de conciencia para apreciar la riqueza de los municipios chuquisaqueños, sin olvidar al gran Chaco y su particular forma de imponer su espíritu.
Cuando la noche parecía disponerse a recibir un aguacero, todo quedó en amenaza. Pero esto sirvió para apurar a las últimas fraternidades. Cerca de las 20:00, aún no habían partido seis.
Mientras, en la plaza central, la fiesta era ya completa. Los que habían cumplido su promesa conversaban entre sí y analizaban lo bueno y lo malo; coincidían en el esfuerzo y la entrega de todos por igual, durante los casi cuatro kilómetros de la ruta. Era hora de marcharse a casa.
Apuntes laterales
• Pese a las prohibiciones, la cerveza fue una de las bebidas más consumidas tanto por bailarines como por el público. En la tarde comenzaron los primeros decomisos.
• La Alcaldía reportó el extravío de un niño que luego fue localizado gracias a las manillas de identificación que con buen tino distribuyó la Defensoría de la Niñez.
• Hubo juegos pirotécnicos que, según reportó la Alcaldía en sus redes sociales, derivaron en avisos de sanciones. De todos modos, se advirtió una mayor conciencia.
• Faltó más control en la Av. Germán Mendoza. Mientras las fraternidades se hacían esperar, los niños tomaron el recorrido como un espacio recreacional.
• Los vendedores ambulantes se apropiaron de las calles, a pesar de que se habían anunciado controles para que no interfirieran en el trayecto de los bailarines.
• Al caer la noche, las calles con poca luz se volvieron mingitorios al aire libre y lugares abiertos al consumo de bebidas. No faltaron los comportamientos inapropiados.
• Con vallas de seguridad se resguardó parte de la Catedral Metropolitana y el ingreso de los danzarines a la Capilla de la Virgen de Guadalupe.