Todos los Santos: más allá del regreso de los difuntos

Escaleritas, oradores, músicos, floristas, veleros y marmorelos ya ofrecen sus servicios

VISITAS. El panteón es visitado frecuentemente a días de la llegada de las almas.

VISITAS. El panteón es visitado frecuentemente a días de la llegada de las almas. Foto: MARIANA CALIZAYA

PANTEÓN. En el Cementerio General familiares encargaron arreglos en nichos.

PANTEÓN. En el Cementerio General familiares encargaron arreglos en nichos. Foto: MARIANA CALIZAYA


    Mariana Calizaya Vargas/CORREO DEL SUR
    Local / 27/10/2019 06:08

    Desde el 31 de octubre, Día de Angelitos, hasta el 1 y 2 de noviembre, cuando se celebra el Día de los Difuntos y Todos los Santos, las familias bolivianas se preparan para recibir a sus familiares que ya partieron. Aunque las masitas de temporada y las t’anta wawas son los principales elementos de la tradición de esta festividad, otros quizás poco visibles, también son parte fundamental de la cadena.

    ESCALERITAS

    “¡Escalera, escalera!”, “¿Escalera, señora?” son frases que se escuchan con frecuencia en la voz de niños y adolescentes trabajadores del Cementerio General, más conocidos como “escaleritas”, que por esta temporada ven oportuno incrementar sus ingresos.

    Jeison Coragua (13) es uno de los más jóvenes del gremio, tiene dos años de experiencia y quien sigue los pasos de uno de sus tres hermanos mayores. En su familia son ocho hijos. El hermano que le sigue tiene 10 años y cuida autos en la zona del panteón.  

    Asegura que si tuviera la oportunidad de cambiar de trabajo, no dejaría de ser escalerita. “A veces unas diez escaleritas nomás meto”, comenta con voz tímida. Todo lo que gana se ahorra para comprarse ropa y ayudar a su mamá.

    Su trabajo de ayudar a los demás comienza a las 8:00, por la tarde estudia en la unidad educativa Eduardo Abaroa, y en la noche se dedica a hacer su tarea.

    ACORDES PARA EL ALMA

    Una oración y tres canciones para el alma, es lo que ofrece Severina Vedia (23) estudiante de Contaduría Pública. Ella y su guitarra desde hace seis años, intentan consolar el dolor de los que deben decir adiós a sus seres queridos. 

    Sin embargo, su trabajo comenzó a sus ocho años siendo también una escalerita. Entonces –recuerda–, el trabajo en Todos los Santos era más fructífero. En los últimos años ya no es igual porque según su experiencia, las personas perdieron la costumbre de visitar a sus familiares y lo hacen generalmente durante la festividad. 

    Como cantante, esos días, no le va bien, incluso deja de trabajar puesto que a través de una ordenanza la Alcaldía prohíbe el ingreso de bandas, mariachis y otros. En el sindicato de los trabajadores del cementerio, solo cuatro se dedican a cantar. 

    “Pensábamos mandar una carta (a la Alcaldía) tal vez como somos del gremio, favorecernos a nosotros porque es el único día que podemos generar ingresos para nuestros estudios y nuestras familias”, comenta.

    El año pasado decidió probar suerte en Potosí en cuyo camposanto sí es permitido el ingreso a músicos, pero por la alta competencia, las ganancias no fueron lo que esperaba.

    “Hay gente que te reconoce (por el servicio), es amable, y hay gente que no. Hay de todo”, añade con una sonrisa.  

    PADRE NUESTRO QUE 

    ESTÁS EN LOS CIELOS…  

    “Rezamos tres Padres Nuestros, tres Ave Marías y tres gloriados (el Gloria). Luego cantamos ‘Dios te salve María, llena eres de gracia…’”, cuenta cantando Rudy Marcelo Vera (30) al ser consultado por su labor en el Cementerio General, lugar que conoce muy bien por su experiencia de más de dos décadas. Es oriundo de Yotala.

    Comenzó a sus 8 años limpiando lápidas y ayudando a las señoras en las necesidades de visita a los difuntos. Asegura que tiene facultad para hacer misas, mientras muestra el cuaderno donde apunta las peticiones religiosas. Por eso siempre tiene una Biblia en mano.     

    En Todos los Santos –cuenta– algunas personas acostumbran a armar una especie de mesa en el suelo con t’anta wawas, panales, frutas y otros alimentos; según la creencia deben ser los que preferí el difunto cuando vivía. 

    “Rezando, los chicos ya están mirando qué se van a llevar”, dice entre sonrisas. Él también suele hacerlo, pero para los adultos mayores que piden limosna en la calle, afirma.

    Cuenta también que esos días, las tumbas más visitadas son la de Adelita Cárdenas, de los excombatientes de la Guerra del Chaco, Huáscar Aparicio, Román Romero y de Julio “Pato” Manzano, su tío.

    IMAGEN

    Una buena lápida para el nicho de un familiar es, probablemente, otro signo de amor.

    Para el cometido, Waldo Cava, en su Marmolera Sucre (zona del Cementerio), se dedica a la elaboración desde hace 20 años. “Por Todos Santos generalmente se incrementan las ventas y vendemos entre tres a cuatro lápidas por día”, relata.

    El costo varía según el material: las económicas oscilan entre 700 y 800 bolivianos, las de precio intermedio van entre los 1.500 y 2.000 bolivianos. Y si lo que se busca es algo más elegante con material importado de Italia o Brasil, costarán entre 6.000 y 7.000 bolivianos.

    Los más cotizados este año son los modelos robot con vidrio curveado, explica Cava.

    LUZ PARA EL CAMINO

    Se dice que para la llegada de los seres queridos es importante ofrecerles luz, tarea que cumplirán las velas o cirios, cada par de al menos un metro, puede costar hasta Bs 200.    

    Aurelia Huanca es una mujer paceña que vive en Sucre desde hace 15 años. Junto a sus familiares y otros coterráneos se dedica a la elaboración de lo que se conoce también como espelmas y las comercializa en el Mercado Campesino. 

    De acuerdo al tamaño y la presentación, cada una lleva su propio tiempo de elaboración, desde el derretido de la parafina, la inserción del hilo, enfriamiento, sello y pintado con una preparación especial.  

    Para hacerlas atractivas, cada familia le pone su propio estilo, en su caso estas se caracterizan principalmente por flores plateadas y franjas finamente definidas.   

     

    “LA TRADICIÓN NO CAMBIA”

    Irma Mayta es otra comerciante en el Mercado Campesino. En su caseta gentilmente ofrece velas, faroles y guirnaldas con los colores predominantes negro y morado. “La tradición no ha cambiado”, señala al remarcar que cada año, en ese sentido, las costumbres y tradiciones se transmiten a las generaciones.

     

    LAS FLORES

    Para recibir a las almas, las flores son otro elemento fundamental no solo para ofrecerlas en las tumbas, sino también en las mesas (altares) armados por los familiares en su propia casa. 

    A una semana de esta celebración, una de las vendedoras del Mercado de las Flores, comenta que la venta redujo en relación a otras gestiones, pues los compradores ya solían asomarse por los claveles y las rojas, las flores más apreciadas. Por lo pronto, advierte que por la demanda, el precio de las rosas se incrementará.

    En el Mercado Central, las floristas también se dedican diligentes a la entrega de arreglos con rosas, claveles y una variedad de flores.

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