Una Navidad con solidaridad por doquier. Familias, empresas, amigos y varios voluntarios volcaron su mirada hacia los más necesitados para ofrecerles alimentos, víveres, ropa, juguetes y juegos.
Desde muy temprano, las familias migrantes se organizaron en filas para recibir el aporte de la población en la ciudad. Madres de familia con más de dos niños y personas de la tercera edad fueron quienes lideraron la lista de beneficiados con los aportes desprendidos.
Uno de los gestos más conocidos es el que realiza la familia Téllez Ugarte, que comenzó con la tradición de entregar juguetes y víveres en 2001, en su domicilio de la calle Loa, cruzada que se trasladó al estadio Sucre, donde ahora recibe el apoyo de medio centenar de voluntarios para la entrega de donativos con quienes luego se reza el Padre Nuestro.
Mientras otros continuaban con la compra de regalos para sus hijos y conversaban acerca de las reuniones familiares, en el centro de la ciudad se replicaron actos similares, cada quien siguiendo su tradición familiar. Las plazas y plazuelas se aprovecharon muy bien para compartir con todo aquel que lo solicitaba.
La familia Torres Quisbert regaló dulces y galletas a los más pequeños, actividad que realiza desde hace dos años en la plazuela San Francisco.
Un grupo de amigos, desprendidamente, se dispuso a cocinar un plato de pollo al horno acompañado de una soda.
La familia Borda sigue la tradición de su madre entregando víveres para las familias. Como hermanos se organizaron para la entrega desde temprano.
En el barrio Tocopilla, los vecinos esperaron a la población con música, petardos, buñuelos y chocolate.
La fundación Ayudar me da Vida también se sumó a la causa con una chocolatada. Lo propio ocurrió con Vidrios Cristal, que decidió preparar api.
Las jugueterías Señor de Mayo y Mundo Mágico, de la familia Zambrana, regalaron parte de su stock, mientras las niñas bailaban chuntunquis y tomaban chocolate con buñuelos.
No todo fue alimentos, también hubo diversión con la Asociación Accidental Concepción, un grupo de empresas constructoras que instaló juegos y shows de entretenimiento para los niños, en el estadio Patria.
En general, el sentimiento navideño impulsó a la población a aportar con los necesitados. Muchos niños tocaban las puertas de algunas viviendas, buscando que se les pueda dar algún regalo. Varios respondían al llamado, otros no.
A lo largo de estos días, también se entregaron obsequios a los niños del área rural, como el caso de la carrera de Sociología de la Universidad San Francisco Xavier que fue a Ravelo.
El camino en busca de un regalo
La señora María (nombre convencional) y sus niñas, provenientes de La Barranca del Distrito 6, son una de las muchas familias que llegan a la ciudad en busca de apoyo porque lo que tienen no siempre es suficiente.
“A veces no alcanzamos porque tenemos hartos hijitos, por eso les traigo. A veces con suerte agarran también y me ayudan con alguito”, comenta algo tímida. Prefirió no revelar su nombre por miedo a que la critiquen sus conocidos.
Ella y sus seis niñas llegan a la ciudad también por la curiosidad de saber cuan diferente es la Navidad en Sucre y cómo otros niños regresan con juguetes que consiguieron en campañas que se realizan a lo largo del día.
Donde hay chuntunquis, las niñas bailan gustosas con la esperanza de recibir algo de manos voluntarias.
Tradición
Al margen de las cruzadas por los más necesitados, varias familias se reunieron al mediodía y compartieron picana, el plato tradicional de la Navidad.
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