Agua de lluvia arrastra a pareja de ancianos y mata a la mujer

La crecida del río los sorprendió cuando ya estaban saliendo a la orilla, en Villa Victoria

ACCIDENTE. Ubicación del río Quirpinchaca en el municipio de Yotala donde sucedió la tragedia. ACCIDENTE. Ubicación del río Quirpinchaca en el municipio de Yotala donde sucedió la tragedia. Foto: GOOGLE MAPS

Luis Alberto Guevara López/CORREO DEL SUR
Local / 05/01/2020 06:30

La crecida de aguas del río Quirpinchaca sorprendió a una pareja de adultos mayores en la comunidad de Villa Victoria del municipio de Yotala y ahogó a doña Luisa Llanqui, de 66 años de edad; su esposo, Daniel Pórcel, de 64, salvó la vida.

La tragedia enlutó a la familia Pórcel-Llanqui y sembró dolor en los cinco hijos y 13 nietos, dicen Javier y Juan, dos de los cinco hermanos que la tarde de ayer, sábado, acompañaban a su padre ingresado en Emergencias del hospital Santa Bárbara.

Cuentan que una noche antes, como casi todas las veces que Luisa traía sus productos de campo a vender a Sucre, Daniel transportó choclos y zapallitos desde su casa hasta la tranca de Yotala cruzando el río Quirpinchaca con poca agua.

La pareja se acostó temprano, pues como siempre, debía salir al otro día antes de que el sol despuntara para tomar un vehículo de la tranca de Yotala y los productos a Sucre. 

Juan cuenta, por el relato de su papá, que era la 5:00 de la madrugada de ayer, cuando junto a su esposo se puso a cruzar el río Quirpinchaca. No había mucha agua ni nada qué temer.

Cuando estaban a escasos metros de llegar a la orilla del río les sorprendió la crecida del agua. Daniel iba un poco adelantado y se dio cuenta de lo que venía. Regresó y tomó de la mano a su esposa para sacarla rápidamente.

La fuerza del agua les ganó. Los tumbó. Los arrastró. Las mansas aguas del Quirpinchaca se habían convertido en un torrente imparable, pero no les separó; ambos cayeron por una pequeña cascada de un metro y medio de altura, detalla Juan. 

Allí, el agua ya había formado una especie de remolino de donde no pudieron escapar. Ambos lucharon por unos escasos frenéticos minutos hasta que lograron salir a una orilla del río. ¡Estaban vivos!

Sin embargo, sus posibilidades de alegarse del peligro por tierra firme eran pocas. Frente a ellos estaba un lugar empinado, aunque no alto, difícil de superar. 

Según cuanta Javier, su padre le dijo a su madre que lo mejor sería quedarse en ese lugar hasta que las aguas bajaran. A esa hora no avistaron a ninguna persona. Pero Luisa no quiso. Su mayor temor era que las aguas del río crecieran más y les arrastrara irremediablemente.

Entonces caminaron por la orilla del río agarrándose de plantas y piedras, pisando un lodo resbaladizo rosando el torrente que a cada instante los amenazaba con tragárselos otra vez.

Sucedió lo inevitable. El Quirpinchaca los arrastró por segunda vez. Estaban tomados de la mano y en esa condición Daniel intentó mantener la calma. Le instruyó a Luisa que no respirara dentro del agua y que no se desprendiera de él.

Juan dice que su padre en varias ocasiones logró sacar a su madre a flote para que no se ahogara, pero la fuerza del agua fue inclemente. No fue suficiente aguantar el arrastre de unos 200 metros y el río se la quitó. Se llevó más de 40 años de matrimonio. Parte de su vida se perdió en el torbellino de las aguas turbias del Quirpinchaca que casi todos los días solían pisar sin mayor cuidado.

Daniel siguió luchando solo. El agua lo arrastró otros 200 metros hasta que lo arrojó a una orilla del río. Salió cansado pero la desesperación de encontrar a su mujer hizo que continuara con su búsqueda unos metros más, río abajo. No encontró nada e ingresó al pueblo de Yotala a pedir ayuda.

Estaba lleno de barro y descalzo. A la primera persona que avistó fue a su comadre. “Me ha quitado a tu comadre el agua”, atinó a decir, cuenta Juan.

Mientras la afligida comadre se contactaba con los hijos de los esposos, Daniel regresó a su casa a cambiarse luego de cruzar el pueblo y caminar en sentido contrario al río por un sendero de tierra.

Los pedidos de socorro se multiplicaron y uno de los que reaccionó inmediatamente fue Javier, el hijo de la pareja. Llamaron a la Policía y mientras esperaban la llegada del equipo especializado, Javier recorrió el río y aproximadamente a las 5:30 encontró a su madre a un costado del río tendida, boca arriba y con el agua aun rosándole la cara. Estaba muerta.

La transportaron hacia el hospital de Yotala donde el personal médico confirmó la muerte. Cuando llegó su esposo, la encontró envuelta en una frazada. Ya no había nada por hacer.

En compañía de sus hijos, Daniel fue sometido a una revisión médica pero aparentemente no tenía ninguna lesión, aunque sus expresiones denotaban lo contrario, señala Juan.

Por precaución, Juan convenció a su padre para que se sometiera a una revisión médica más exhaustiva y se transportaron en la ambulancia del hospital rumbo al Santa Bárbara de Sucre.

Los exámenes confirmaron que su cuerpo no presenta lesiones, pero ayer sí padecía dolores de espalda.

Doña Luisa será enterrada hoy, domingo, en el cementerio de la población de Yotala.

Es la primera víctima mortal de las lluvias en Chuquisaca, en 2020.

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