Padres, entre la pasión por su oficio y sus hijos
Historias de dos hombres orgullosos de sus descendientes y su trabajo, que inspiran con su ejemplo en este día especial

El amor a sus hijos y la pasión por el trabajo caracterizan a Miguel Quispe y Richard Rosales, dos ciudadanos que aprendieron a combinar ambas facetas en su diario vivir. Hoy, en el Día del Padre, del carpintero y del radialista, nos comparten algunas de sus experiencias y aspiraciones.
La Herencia
Desde muy joven, Miguel se sintió atraído por la carpintería. “Me gustaba, otros se dedican por necesidad, pero en mi caso ha sido por lo que me encanta hacer mueblecitos, las cositas bien acabadas para que el cliente se vaya conforme”, afirma mientras atiende a sus ocasionales compradores en un puesto de la calle José Prudencio Bustillos.
El carpintero, que forma parte de un grupo cada vez más reducido de trabajadores, recuerda que antes no había centros de enseñanza de este oficio y en los talleres, los ayudantes trabajaban separados del maestro. “Desde mi infancia, en la escuela iba a ayudar a la carpintería”, comenta, al rememorar que aprendió lo básico en Surapata, en el taller de un maestro de nombre Favio Portugal y luego afinó su técnica con uno de sus tíos.
“El que tenía voluntad se hacía ver con el maestro, entonces ellos te enseñaban, porque otros decían es hora de descanso y se iban rápido, volando. En mi caso me quedaba a ayudar al maestro que me decía ‘alcanza esto, trae esto’; entonces, de a poco e ingresado al lugar donde trabajaba, he aprendido más rápido que mis compañeros”, cuenta Quispe, de 55 años, de los cuales 40 dedicó a este oficio.
Además de presumir sus muebles, que van desde mesas, estantes, sillas y bancos, entre otros, Miguel cuenta que tiene seis hijos, dos profesionales, dos en la universidad y dos aún en el colegio. “Cuando tengo necesidad, harto trabajito, me dan una mano pero mayormente se han dedicado al estudio, no se los puede obligar. El trabajo tiene que ser algo que les guste, que les encante”.
El hombre cuenta que tiempo atrás pensó en vender un pequeño taller artesanal de su propiedad en la zona de Alto Delicias, cerca de Horno Q’asa, pero aún lo mantiene para dejar en herencia a alguno de sus hijos que se sienta atraído por la carpintería. “Cuando apriete la necesidad, talvez, porque cuando uno sale profesional tampoco encuentra trabajo”, comenta.
“Es un oficio muy lindo y se ha facilitado con las herramientas industriales y eléctricas, antes el lijado era a mano, ahora ya han aparecido las lijadoras eléctricas y ya es más fácil”, dice, animando a los jóvenes a dedicarse a este rubro que sobrevive pese al auge de los muebles en melamínico y los trabajos en aluminio. Quienes quieran encargarle un trabajo pueden llamarlo al 78461300.
Tiempo y amor
Su característica voz es reconocida por grandes y chicos, acompaña en sus labores a conductores, oficinistas, amas de casa y universitarios, tanto en el día como en la noche. Richard Rosales lleva un cuarto de siglo detrás de los micrófonos, cerca de la mitad como padre de familia.
“Los periodistas no tenemos horario, pasamos pocas horas con nuestros hijos (…) Ser papá es asumir las responsabilidades de darles más allá del techo, pan y apellido; cariño, amor. Darles tiempo sobre todas las cosas”, manifiesta, al develar cómo logra equilibrar ambas facetas de su vida.
En días ordinarios, solo ve a su amada hija adolescente a la hora del almuerzo y la noche. “Muchas veces encuentro a mi hija ya dormidita (…) Pero el fin de semana le sacamos el jugo a las horas, nos cobramos la revancha, para disfrutar, dialogar, compartir, convivir”, señala, al enfatizar que lo más importante, en la radio y con los hijos, es el tiempo y el amor que se les dedica.
Rosales, que eligió la radio entre otros medios de comunicación, define su labor como una experiencia hermosa. “Si volviera a nacer, si me dieran la oportunidad, desde luego que estaría aquí frente a los micrófonos, porque es lindo servir a la gente”, manifiesta, pero confiesa que no recomienda a su hija optar por esta profesión. “No tenemos los mejores ingresos, no es fácil ser periodista”, sostiene.
Pese a ello, Rosales tuvo la suerte y oportunidad de trabajar en emisoras que respetan los derechos laborales de los radialistas, pocas en Sucre; actualmente reparte en igual proporción tiempo y amor entre su profesión y su hija.
Festejos
Con la suspensión de las actividades escolares por la emergencia sanitaria del coronavirus, se suspendieron también los festejos por el Día del Padre que se organizan dentro de los establecimientos.