Sucre: Doña Fausta y sus hijos viven en una precaria casa sostenida con listones
El Grupo de Apoyo Civil a la Policía (Gacip) se percató de esta difícil situación y ahora emprende una campaña solidaria
Listones funcionan como columnas de hormigón armado y calaminas viejas sustituyen lo que debería ser una pared de ladrillo o adobe. Una lámina metálica oxidada sirve para tapar la puerta sin marco. El techo de calamina tiene muchos orificios. El piso es de tierra y con desniveles de piedra rocosa.
CORREO DEL SUR visitó la casa de doña Fausta Favian, una madre viuda que tiene cuatro hijos entre 11 y 18 años de edad (dos mujeres y dos varones). Está ubicada en la calle 26 de Mayo, zona de Aranjuez.
El gran consuelo de la familia es tener por lo menos un terreno “casi” propio, casi propio porque solo les falta concluir los trámites de transferencia, es decir, el cambio de nombre del propietario.
Este predio fue adquirido por el esposo de Fausta. “Mi papá Félix hacía ladrillos y trabajaba aquí abajo. Un día conoció a la dueña y se compró este terreno, que lo pagó poco a poco”, cuenta su hija mayor Claudia Quispe (18 años).
Años después el padre falleció. “A mí me dejó cuando estaba en quinto de primaria”, recuerda muy apenada por aquel fatídico suceso que los privó de tener un padre.
Allí ya viven diez años. Levantaron la casa con la ayuda de un tío que vino del campo. “Hemos construido como hemos podido como podrán ver, tuvimos que ir a conseguir maderas y puntales para sujetar el techo”, recuerda.
Cuando se trasladaron la vivienda era muy estrecha, apenas podían caber dos catres y algún mueble más. Ahora que hicieron una rústica ampliación pudieron acomodar un poco sus cosas e incluso la cocinilla con garrafa.
La familia de doña Fausta siempre trató de salir adelante por sus propios medios. Claudia trabajaba en una tienda, sus hermanos Daniel (17) y Efraín (15) en un lavado de autos y de ‘escaleritas’ en el Cementerio. La menor de todos, Yulisa (11), ayuda en casa. La pandemia les dejó sin trabajo.
Doña Fausta trabajó en un proyecto de la Iglesia, que brindaba ayuda social a personas necesitadas en la zona de Aranjuez. “Mi mamá es ama de casa pero también va al campo a trabajar y de ahí trae flores para vender en el mercado”, afirma Claudia.
En su casa de Aranjuez también tienen una pequeña huerta donde producen algunas frutas, hortalizas y tubérculos, que los destinan principalmente al autoconsumo. Sacan angolina, papa, tomate, haba, uva, manzana, higo, naranja, lechuga, perejil, y hasta rosas.
ESTUDIOS Y SERVICIOS
Los cuatro hermanos estudian. Claudia este año cursará la Carrera de Enfermería de San Francisco Xavier y sus hermanos estudian en la unidad educativa Domingo Savio de la zona de Aranjuez.
En casa no tienen agua potable pese a que recientemente extendieron la red primaria por su calle. Ellos no pudieron acceder al servicio por falta de recursos para la instalación interna. Se proveen del líquido elemento de un pozo que está cerca. Lo que sí tienen es energía eléctrica.
EL GACIP EN CAMPAÑA
El Grupo de Apoyo Civil a la Policía (Gacip) se percató de esta difícil situación por la que atraviesa la familia de doña Fauta gracias a los propios vecinos. Ahora emprenden una campaña solidaria. Para cualquier ayuda se deben comunicar con el número de celular 65268246 del Gacip o al 67615682 de la policía Dayra Verónica Partes.
“Hasta ahorita solo tenemos una persona que se nos ha contactado, indicó que nos iba a regalar un colchón. Se necesita víveres, cocina, garrafa, catres, colchones, muebles y frazadas. Para la construcción del cuarto: ladrillos, cemento, puertas, vigas y accesorios de baño”, detalló Partes.